RAZONANDO

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Texto bíblico tomado de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. ©1999 por la Sociedad Bíblica Internacional

Traducido por Carmen E. Álvarez


RAZONANDO

Confía en el SEÑOR de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. (Proverbios 3:5NVI)
Ellos se pusieron a discutir
[razonar] entre sí: “Si respondemos ‘Del cielo’, nos dirá: ‘Entonces, ¿por que no le creyeron?’” (Marcos 11:31—NVI)
Pero Jesús supo lo que estaban pensando y les dijo:—¿Por qué razonan así? (Lucas 5:22—NVI)

Uno de los mayores problemas que nosotros los humanos tenemos, con respecto a hacer la voluntad de Dios, es el de razonar. Razonamos, razonamos y razonamos. Los demonios también razonan, razonan y razonan. Dios y la verdad no se pueden encontrar razonando sino orando y siendo obedientes.

Tenemos a una joven en nuestra iglesia que está cursando el primer año de la universidad. Es una universidad secular pero ahí encontró a otros jóvenes Cristianos. Estos jóvenes Cristianos se están reuniendo para tratar de decidir si van a creer en la Biblia o no. Ellos crecieron como parte de una iglesia pero ahora la enseñanza que están experimentando en la universidad está retando sus creencias.

Nuestra joven me preguntó qué consejo podía yo darles. Yo le dije, “Ora. Si quieres averiguar si hay un Dios, ora. A Su tiempo Él se te manifestará si oras y haces lo que Él desea que hagas. Nunca encontrarás a Dios razonando biología, filosofía, psicología, arqueología, ni ninguna otra disciplina.”

Los Fariseos y Saduceos de la época de Jesús se la pasaban razonando. Ellos llegaron a la conclusión de que Cristo era el diablo. Si mejor se hubieran presentado ante Dios en oración ellos habrían descubierto al Hijo de Dios.

Nuestra mente natural es enemiga de Dios. No es compatible con Dios. El Espíritu de Dios libremente nos da entendimiento y sabiduría.

La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. (Romanos 8:6,7—NVI)

No estoy diciendo que no haya lugar para el buen juicio, para el consejo de los ancianos, o para el sentido común. Si no tenemos éstos, especialmente mientras somos jóvenes, pronto nos encontraremos sumergidos en la confusión.

Además, sabemos que Pablo razonó con los Judíos con respecto a Cristo.

Más bien me estoy refiriendo a nuestra búsqueda personal de Dios, y también a la dirección de nuestra vida.

El siguiente es un pasaje que habla sobre la decapitación:

Entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar. Vi también las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. No habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años. (Apocalipsis 20:4—NVI)

“Los que habían sido decapitados por causa del testimonio.”

Yo no creo que ser literalmente decapitados sea más precioso para Dios que arder en una hoguera, o que ser disparados, o que ser ahorcados por mantenernos firmes en el testimonio de Jesús.

El pasaje está enfatizando a quienes habían sufrido bajo el Anticristo, rehusándose a adorar al Anticristo o a su imagen (que yo creo es el dinero). La sabiduría del espíritu del mundo es la educación y su poder es el dinero.

El Anticristo es la adoración de uno mismo. Hoy en día el mundo nos aconseja que tengamos mucha educación y que confiemos en el dinero. De esta manera podremos controlar el tipo de vida que tendremos (o eso pensamos). Muchos Cristianos están adoptando el espíritu del Anticristo, creyendo que entre más educación tengan y entre más dinero posean más agradarán a Dios.

La única manera de escapar del espíritu del Anticristo es morir en el Señor. Esto significa que rechazamos el razonamiento del mundo y seguimos confiando en el Señor Jesús para cada una de las decisiones de nuestra vida. Yo creo que esto es lo que este pasaje significa al referirse a “los que habían sido decapitados por causa del testimonio.”

Ya he dejado de razonar con la gente. Pasaré tiempo indefinido contestando preguntas y explicando el camino del Señor al necesitado. Pero en el momento en que alguien comienza a razonar conmigo, discutiendo conmigo sobre este o aquel punto doctrinal, yo cambio el tema. No se arriba a la verdad razonando. La Verdad es una Personaes el Señor Jesucristo. Entre más de Cristo tengamos más de la Verdad tendremos.

El Apóstol Juan ha dicho que “el que está en nosotros es más poderoso que el Anticristo.” Nosotros los Cristianos hemos interpretado esto como que tenemos más poder que los malvados. Esta no es la interpretación. La interpretación es que Cristo, quien es la Verdad, está en nosotros y por medio de esta Verdad que reside en nosotros vencemos las mentiras del Anticristo, la gran mentira que es el espíritu del mundo.

Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan desde el punto de vista del mundo, y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño. (1 Juan 4:4-6—NVI)

Nosotros los Norteamericanos tenemos más educación que inteligencia. Vamos a la preparatoria y quizá a la Universidad. Aprendemos todo sobre la ciencia y la psicología. Luego observamos las estrellas en el universo y decimos “¡No hay Dios!”

El nativo de un lugar poco habitado que nunca ha aprendido a leer contempla las estrellas del universo. Luego cae de rodillas y adora a Dios.

El nativo casi no tiene dinero y su educación es limitada. Sin embargo percibe a Dios en la naturaleza. El Norteamericano educado y opulento ve la naturaleza y dice que llegó a existir por medio de la perpetuación de aquellos organismos que mejor se adaptaron a su medio ambiente.

No puede ver que hay un abismo en la diferencia entre el hombre más bajo y el animal más alto, en cuanto a que el hombre más bajo (según nuestra percepción de bajo) intuye sobre Dios mientras que ningún animal de ningún tipo intuye sobre Él.

No puede ver a Dios en la creación así que Dios lo considera un necio. ¡Y necio será!

Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa. A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios (Romanos 1:20-22—NVI)

No seamos necios. Vayamos a Jesús diariamente con todos los temas de nuestra vida, tanto los grandes como los pequeños. Él se acercará a nosotros y nos guiará para ayudarnos a salir ilesos del campo de minas en que estamos viviendo.

Dios nos ha dado un cerebro, no para que podamos planear nuestra vida sino para que podamos comprender Su amor y compasión (y también Su ira) y para que podamos darnos cuenta del valor que hay en rechazar nuestro propio entendimiento para lograr Su Reino y Su justicia.

(“Razonando”, 4163-1)

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