GUIA DE ESTUDIO PARA EL LIBRO DE GALATAS

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Texto bíblico tomado de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional, © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional.

Traducido por: Carmen Alvarez


El pacto nuevo no consiste en agregar a la Ley de Moisés la fe en Cristo.

El pacto nuevo es Cristo formado en nosotros.

El cumplimiento de actos religiosos no puede agregarle nada a la efectividad de la cruz.

Las obras de la Ley de Moisés, como la circuncisión, sólo pueden quitarle mérito a la sabiduría y al poder de la cruz de Cristo.

Dios es Dios.

He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí. (Gálatas 2:20—NVI)

Indice

PREGUNTAS
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis

RESPUESTAS
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis


GUIA DE ESTUDIO PARA EL LIBRO DE GALATAS

PREGUNTAS

Capítulo Uno

1. ¿Quién nombró a Pablo apóstol?

2. ¿Quienes estaban saludando a las iglesias Cristianas que se encontraban en la región de Galacia?

3. ¿Cuáles dos bendiciones les confiere el Apóstol Pablo a las iglesias de Galacia?

4. ¿Por qué se ofreció Cristo a Sí mismo para sufrir y morir?

5. ¿Qué puede lograr el Señor Jesucristo por medio de la autoridad y del poder de Su muerte expiatoria y de Su resurrección triunfante?

6. ¿Qué le ofrece Pablo al Padre?

7. ¿De qué se asombraba Pablo?

8. ¿Por qué llamó Dios a los creyentes de Galacia?

9. ¿A qué estaban cambiando los Gálatas?

10. ¿Acaso Pablo considera que el evangelio de los Judaizantes es realmente otras Buenas Nuevas Divinas?

11. ¿Cuál es la opinión de Pablo con respecto a los Judaizantes?

12. ¿Cuál es el veredicto de Pablo con respecto a cualquier persona que predique un evangelio distinto del Evangelio que él predicó?

13. ¿Qué es lo que Pablo repite?

14. ¿De quién quería Pablo ganarse la aprobación? ¿A quién buscaba agradar?

15. ¿Qué es verdad del predicador que busca agradar a sus oyentes?

16. ¿Qué es lo que Pablo les asegura a las iglesias de Galacia?

17. ¿De qué estaban enterados los Cristianos Gálatas acerca de Pablo?

18. ¿Qué es lo que Pablo dice con respecto a sus propios antecedentes en el Judaísmo?

19. ¿Qué tuvo Dios a bien hacer?

20. ¿Qué hizo Pablo poco después de su conversión mientras iba por el camino a Damasco?

21. Después de su comunión con el Señor en el desierto y de regresar a Damasco ¿a dónde fue Pablo?

22. ¿A quién visitó Pablo en Jerusalén?

23. ¿A dónde fue Pablo después de ir a Jerusalén?

24. ¿Qué era lo que los Cristianos de Judea sabían acerca de Pablo?

Capítulo Dos

1. ¿A dónde fue Pablo catorce años después de la fecha de su conversión en el camino a Damasco?

2. ¿Por qué el Apóstol Pablo dejó Antioquía para subir a Jerusalén?

3. ¿Qué deseaba Pablo explicarles a los Cristianos de Jerusalén?

4. ¿Por qué fue Pablo primero con Jacobo, con Pedro, con Juan y con otros líderes para explicar la doctrina que estaba predicando entre los Gentiles?

5. ¿Qué incidente surgió con respecto a Tito, el Griego?

6. ¿Cómo consideró Pablo la acción de estos Fariseos?

7. ¿Cedió Pablo a la presión de circuncidar a Tito?

8. ¿Cuál era la actitud de Pablo hacia los que eran reconocidos como personas importantes del concilio?

9. ¿Qué reconocieron los líderes del concilio?

10. ¿Qué reputación tenían Jacobo, Pedro y Juan en la iglesia de Jerusalén?

11. ¿Qué reconocieron las tres “columnas”?

12. ¿Qué le dieron los tres Apóstoles a Pablo y a Bernabé?

13. ¿Qué le pidieron los tres Apóstoles a Pablo, que además hizo con esmero?

14. ¿Por qué sentía Pablo que era necesario echar en cara algunas cosas que Pedro estaba haciendo?

15. ¿En qué área estaba teniendo problemas Pedro?

16. ¿Qué hizo Pablo cuando vio que Pedro y los otros Cristianos Judíos se retraían y separaban?

17. ¿Qué reconocen aquellos que son “Judíos de nacimiento” y no “pecadores de entre los Gentiles”?

18. ¿Cómo somos justificados (declarados justos) por el Señor?

19. ¿Qué hemos hecho nosotros (Pablo, Bernabé, nosotros mismos, y otros Cristianos)?

20. ¿Por qué hemos creído en, puesto nuestra fe en, el Señor Cristo Jesús?

21. ¿Qué es verdad de la Ley de Moisés, incluyendo los Diez Mandamientos, las reglas Levíticas, los sacrificios animales, y las regulaciones dietéticas?

22. ¿Qué es lo que un individuo está haciendo cuando intenta obtener la justicia mediante la observancia de toda o parte de la Ley de Moisés?

Capítulo Tres

1. ¿Cómo llama Pablo a los santos en Galacia?

2. ¿Qué han hecho los Judaizantes a los Cristianos en Galacia?

3. ¿Quién había sido presentado claramente a los Gálatas?

4. ¿En base a qué habían recibido los Gálatas al Espíritu Santo?

5. ¿Qué necedad estaban practicando los Gálatas?

6. ¿Qué pregunta les hace Pablo ahora?

7. ¿Cuál es la siguiente pregunta de Pablo?

8. ¿Cómo logró Abraham justicia ante los ojos de Dios?

9. ¿Quiénes son los descendientes de Abraham?

10. ¿Qué previeron las Escrituras?

11. ¿Cuál fue el mensaje del Evangelio que le fue predicado a Abraham?

12. ¿Qué es verdad de las personas que confían en el Evangelio de Cristo y que no le agregan la circuncisión ni ninguno de los aspectos de la Ley de Moisés?

13. ¿Qué es verdad de cada persona que está viviendo por las obras que demanda la Ley de Moisés?

14. ¿Cómo ha decretado Dios que debe vivir el justo?

15. ¿Cómo difiere la Ley de Moisés de vivir por la fe?

16. ¿Cómo nos rescató Cristo de la maldición de Dios que cae sobre toda persona que no cumple cada punto de la Ley de Moisés?

17. ¿Por qué se hizo maldición por nosotros Cristo?

18. ¿En base a qué recibe el Gentil al Espíritu Santo de Dios?

19. ¿Qué es verdad sobre un contrato legal?

20. ¿A quién se hicieron las promesas de bendición Divina de ser fructífero y someter la tierra?

21. ¿Acaso el contrato Divino fue hecho con Abraham y sus descendientes o con Abraham y su Descendencia?

22. ¿Quién es la Descendencia de Abraham?

23. ¿Cuántos años después de que Dios predicó el Evangelio de Cristo a Abraham fue dada la Ley de Moisés en el Monte Sinaí?

24. Entonces, ¿qué es verdad?

25. ¿Qué es verdad si la herencia Mesiánica, la herencia de ser fructífero y someter la tierra por medio del Espíritu de Dios, se pudiera lograr por las obras de la Ley de Moisés?

26. Entonces, si el Evangelio de Cristo fue predicado a Abraham mucho antes de que se diera la Ley de Moisés, y la herencia Divina le fue asignada a Abraham como promesa sin importar las obras de justicia que hiciera Abraham, ¿cuál fue el propósito de la Ley de Moisés?

27. ¿A quienes utilizó Dios para promulgar la Ley?

28. ¿Estará la Ley de Moisés en contra de las promesas de Dios?

29. ¿Qué es lo que las Escrituras han hecho, con la ayuda de la Ley de Moisés?

30. ¿Por qué ha declarado Dios que todo el mundo es prisionero del pecado?

31. ¿Qué era cierto de nosotros antes de que el Evangelio de la fe en Cristo nos fuera predicada?

32. Entonces, ¿qué era la Ley de Moisés?

33. ¿Qué es verdad ahora que el Evangelio de la fe en Cristo está siendo predicado?

34. ¿Qué declara Pablo que es cierto de todo miembro de las iglesias de Galacia?

35. ¿Qué sucede cuando somos bautizados en agua en la muerte y resurrección de Cristo?

36. ¿Qué se vuelve verdad en el momento en que nos revestimos de Cristo?

37. ¿Qué es verdad de toda persona que pertenece a Cristo?

Capítulo Cuatro

1. ¿Qué es verdad del heredero al reino mientras es menor de edad?

2. ¿Qué es verdad con respecto a los hijos de Dios?

3. ¿Cómo mostró Dios que se había cumplido el plazo para que los hijos de Dios maduraran?

4. ¿Por qué envió Dios a Su Hijo como humano gobernado por la Ley de Moisés?

5. ¿Qué es lo que cada “bebé” recibe por medio de Cristo?

6. ¿Qué es lo que Dios ha hecho, ahora que somos Sus hijos?

7. ¿Qué es verdad de cada persona en quien el Espíritu de Dios está habitando?

8. ¿Qué es cierto de cada hijo?

9. ¿Qué era verdad de nosotros mientras éramos “bebés”?

10. ¿De qué querían convencer los Judaizantes a los Cristianos de Galacia?

11. ¿A qué estaban regresando los santos de Galacia, después de haber recibido al Espíritu de Cristo?

12. ¿Qué temía Pablo?

13. ¿Qué es lo que Pablo suplicaba que hicieran las personas Cristianas de Galacia?

14. ¿En qué condición se encontraba Pablo cuando predicó por primera vez en la región de Galacia?

15. ¿Cómo reaccionó la gente de Galacia al hecho de que Pablo estuviera sufriendo de una enfermedad física?

16. ¿Qué es lo que Pablo les pregunta?

17. ¿Qué estaban dispuestos a hacer por Pablo los Gálatas?

18. ¿Qué les pregunta Pablo?

19. ¿Qué les estaban haciendo los Judaizantes a los Gálatas?

20. ¿Qué era de beneficio para los santos de Galacia?

21. ¿Cómo llama Pablo a los creyentes de Galacia?

22. ¿Qué es lo que Pablo tenía que volver a sufrir?

23. ¿Qué es lo que Pablo quería que fuera verdad, mientras estaba escribiendo esta carta?

24. ¿Qué les pregunta Pablo a los Gálatas que estaban listos para ponerse nuevamente bajo la Ley de Moisés?

25. ¿Quiénes eran los dos hijos de Abraham?

26. ¿Qué posición ocupaba Agar?

27. ¿Qué era verdad de Sarah?

28. ¿Cómo fue concebido Ismael?

29. ¿Cómo fue concebido Isaac?

30. ¿Cómo puede interpretarse el relato del nacimiento de Ismael y de Isaac?

31. ¿Qué representan los dos nacimientos?

32. ¿Qué representa Agar, la esclava de Sarah y madre de Ismael, en sentido figurado?

33. ¿Qué es verdad de la Jerusalén celestial?

34. Lee Isaías 54:1

35. ¿Qué es verdad de cada miembro del Cuerpo de Cristo, de cada Cristiano?

36. ¿Qué les sucederá a quienes no estén construyendo en su propia sabiduría y fuerza sino que están trabajando en y con el Señor, esperando en Él para el cumplimiento de Su Palabra?

37. Lee Génesis 21:10

38. ¿Cuál es la conclusión de Pablo?

Capítulo Cinco

1. ¿Qué les exhorta Pablo a los santos de Galacia que hagan?

2. ¿Qué será verdad de quienes escuchen a los Judaizantes y se circunciden?

3. ¿Qué se vuelve verdad del hombre que acepta ser circuncidado para cumplir la Ley de Moisés?

4. ¿Cuál es el estado espiritual de la persona que escoge ser justificada por la Ley de Moisés?

5. ¿Qué es verdad de nosotros que estamos siguiendo al Espíritu de Dios en lugar de intentar efectuar los requerimientos de la Ley de Moisés?

6. ¿Qué hay sobre estar o no circuncidados?

7. ¿Qué es lo que sí vale en el Reino de Dios?

8. ¿Qué era verdad de las iglesias de Galacia antes de que llegaran los Judaizantes?

9. ¿Qué estaban logrando los Judaizantes?

10. ¿Era Cristo el que estaba aconsejando a los Gálatas para que agregaran la Ley de Moisés al Evangelio de Cristo?

11. ¿Qué es verdad sobre “un poco de levadura”, como la doctrina que requiere que las personas Cristianas sean circuncidadas y obedezcan los días santos de la Ley de Moisés?

12. Pablo, ¿en qué confiaba en el Señor?

13. ¿Qué le iba a pasar al que los estaba perturbando para que regresaran a estar bajo la Ley de Moisés?

14. ¿Qué pasaría si Pablo continuara predicando la circuncisión?

15. ¿Cuál era el deseo de Pablo para los maestros que estaban instigando y confundiendo a los santos de Galacia?

16. ¿A qué han sido llamados los Cristianos?

17. ¿Cuál es el uso incorrecto de nuestra libertad?

18. ¿Cuál es el uso correcto de nuestra libertad?

19. ¿Cuál es el mandamiento en que se resume la Ley de Moisés?

20. ¿Qué les puede pasar a los creyentes que están mordiéndose y devorándose unos a otros?

21. ¿Cuál es el resultado de vivir por el Espíritu de Dios?

22. ¿Qué es verdad de los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa?

23. ¿Qué es verdad de los deseos del Espíritu Santo?

24. El Espíritu de Dios desea lo contrario a la naturaleza pecaminosa y la naturaleza pecaminosa desea lo contrario al Espíritu de Dios. Entonces, ¿qué es verdad de los discípulos Cristianos?

25. ¿Qué es verdad de la persona que está siendo guiada por el Espíritu de Dios?

26. ¿Qué tipos de comportamiento son practicados por las personas, incluyendo Cristianas, que están viviendo en su propia sabiduría y fuerza, en una existencia animal, en lugar de en la sabiduría y la fuerza del Espíritu Santo de Dios?

27. ¿Cuál es la postura de Dios ante cada persona que practica estos comportamientos?

28. ¿Cuáles son las actitudes y comportamientos de los creyentes en Cristo que están viviendo y andando en el Espíritu Santo de Dios?

29. ¿Qué relación tiene la ley con el fruto del Espíritu?

30. ¿Cómo podemos identificar a las personas que realmente le pertenecen a Cristo?

31. Si nosotros somos Cristianos, y la vida de resurrección eterna del Espíritu Santo está habitando en nosotros, ¿qué debemos estar haciendo?

32. ¿Qué debe evitar con diligencia todo santo?

Capítulo Seis

1. ¿Qué deben hacer los santos si un miembro de la asamblea es sorprendido en pecado?

2. ¿Cual es la ley de Cristo?

3. ¿Qué es verdad de la persona que cree ser un santo sobresaliente pero que en realidad es un creyente débil?

4. ¿Cual debe ser la actitud de cada uno de nosotros hacia nuestra propia conducta en el Reino de Dios?

5. ¿Qué es verdad de todo creyente en Cristo?

6. ¿Qué debe hacer el que recibe instrucción en la Palabra de Dios?

7. ¿Qué es verdad de nuestra relación con Dios?

8. ¿Qué cosechará el creyente que está sembrando para agradar a su naturaleza pecaminosa?

9. ¿Qué cosechará el creyente que está sembrando para agradar al Espíritu Santo?

10. ¿Qué será verdad de nosotros si no nos cansamos de hacer el bien cada día de nuestro discipulado Cristiano?

11. ¿Qué debe hacer cada santo cada vez que tiene la oportunidad?

12. ¿Qué motivo tenían los Judaizantes para poner énfasis en la circuncisión?

13. ¿Estaban obedeciendo la Ley de Moisés los mismos Judaizantes?

14. ¿Qué buscaban al promover la circuncisión?

15. ¿De qué se jactaba Pablo?

16. ¿Cuál es el logro más importante del Evangelio de Cristo?

17. ¿Qué les confiere el Apóstol Pablo a quienes ponen el desarrollo de la nueva creación por encima de los ritos religiosos?

18. ¿Qué nombre les da Pablo a quienes tienen la nueva creación surgiendo en ellos?

19. Los Judaizantes deseaban que la señal de la circuncisión fuera puesta en cada creyente en Cristo. ¿De qué “señal” hablaba Pablo?

20. ¿Qué bendición les confiere Pablo a los hermanos de Galacia?

RESPUESTAS

Capítulo Uno.

1. ¿Quién nombró a Pablo apóstol?

Jesucristo y Dios Padre, que lo levantó de entre los muertos.

2. ¿Quienes estaban saludando a las iglesias Cristianas que se encontraban en la región de Galacia?

Pablo y todos los hermanos que estaban con él.

3. ¿Cuáles dos bendiciones les confiere el Apóstol Pablo a las iglesias de Galacia?

Gracia—la virtud de Cristo por la que logramos vencer las tinieblas del mundo; y paz—la seguridad gozosa de que estamos bien porque estamos bajo el cuidado y la protección del Señor Dios del Cielo.

4. ¿Por qué se ofreció Cristo a Sí mismo para sufrir y morir?

Por la atadura que el pecado tiene sobre la gente.

5. ¿Qué puede lograr el Señor Jesucristo por medio de la autoridad y del poder de Su muerte expiatoria y de Su resurrección triunfante?

Él puede rescatarnos de este mundo malvado, del presente siglo malo.

Observa que la redención Cristiana incluye más que el perdón de nuestra conducta. Provee una liberación real de la maldad espiritual, de las tinieblas, y de la muerte al mundo en que estamos viviendo.

Nosotros los Cristianos debemos tener un firme entendimiento de que el mundo actual es malo y que la voluntad de Dios nuestro Padre es que seamos liberados de él.

Esto no significa que Dios nos quite de este mundo, más bien que Él nos protege de Satanás y de todas sus obras.

No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno [Satanás]. (Juan 17:15—NVI)

6. ¿Qué le ofrece Pablo al Padre?

La gloria por los siglos de los siglos.

7. ¿De qué se asombraba Pablo?

De que los Gálatas pudieran alejarse tan pronto de Pablo y de sus enseñanzas sobre la gracia de Cristo, para pasarse a otro evangelio que enfatizara las obras de la Ley.

8. ¿Por qué llamó Dios a los creyentes de Galacia?

Por la gracia de Cristo.

9. ¿A qué estaban cambiando los Gálatas?

A otro evangelio.

Pablo había predicado la gracia de Dios en Cristo a los Gálatas. Después de que Pablo dejó Galacia, los Judaizantes fueron con los Gálatas con su “evangelio” de guardar la Ley Judía. Los Judaizantes eran Judíos que habían sido convertidos al Cristianismo. Ellos creían que para volverse un Cristiano verdadero el Gentil tenía que convertirse al Judaísmo y obedecer la Ley de Moisés. Los hombres tenían que circuncidarse.

El Libro de Gálatas es la respuesta de Pablo a los maestros que intentan incluir toda la Ley de Moisés, o cualquier parte de ella, en el Evangelio de Cristo.

Mantengamos en mente que el pacto nuevo consiste en que se escriba el Torah, la Ley, en la mente y en el corazón del creyente; no las letras en sí de la Ley de Moisés sino la ley moral eterna de Dios. Esto no quiere decir que en algún momento renunciemos a la ley moral de Dios. Más bien, lo que quiere decir es que cambiamos de observar exteriormente la Ley (aquello que Pablo estaba discutiendo) a desarrollar la plenitud de la Ley, el Torah, en nuestro corazón. Cristo es el cumplimiento de la Ley y es la encarnación de la Ley. Conforme Cristo es formado en nosotros, la Ley es formada en nosotros. Este es el pacto nuevo.

Cuando nos estamos refiriendo a la Ley estamos hablando principalmente de los Diez Mandamientos pero también de los demás estatutos y preceptos.

Cada uno de los numerosos mandamientos de la Ley, incluyendo guardar el Sábado, se refiere a un universo de actitudes y comportamientos. Todas estas actitudes y todos estos comportamientos juntos componen la ley moral eterna de Dios. Cristo Jesús mismo es la plenitud de la ley moral eterna de Dios. En Él podemos observar todo lo que la Ley es y todo lo que la Ley desea y ordena. Él es la plenitud de las expectativas de Dios con respecto a Sus criaturas.

10. ¿Acaso Pablo considera que el evangelio de los Judaizantes es realmente otras Buenas Nuevas Divinas?

No.

11. ¿Cuál es la opinión de Pablo con respecto a los Judaizantes?

Ellos estaban sembrando confusión entre los Cristianos de Galacia y querían tergiversar el Evangelio de Cristo.

12. ¿Cuál es el veredicto de Pablo con respecto a cualquier persona que predique un evangelio distinto del Evangelio que él predicó?

Que caiga bajo maldición.

13. ¿Qué es lo que Pablo repite?

Que caiga bajo maldición.

Es obvio que Pablo tomaba muy en serio la verdad que le había sido confiada. El Evangelio de Cristo no debe ser cambiado ni alterado de ninguna manera (compara con Apocalipsis 22:18,19).

14. ¿De quién quería Pablo ganarse la aprobación? ¿A quién buscaba agradar?

A Dios.

15. ¿Qué es verdad del predicador que busca agradar a sus oyentes?

No es un siervo de Cristo.

16. ¿Qué es lo que Pablo les asegura a las iglesias de Galacia?

Que el Evangelio que él predica no es invención humana, no la recibió ni aprendió de ningún ser humano, sino que le llegó por el Espíritu de revelación directamente de Jesucristo (Efesios 1:17).

17. ¿De qué estaban enterados los Cristianos Gálatas acerca de Pablo?

Pablo anteriormente había sido un líder en el Judaísmo. En aquel tiempo él había perseguido con furia a la iglesia de Dios, tratando de destruirla.

Pablo le está escribiendo al pueblo Cristiano de Galacia quien estaba siendo convencido por Cristianos Judíos que debía convertirse al Judaísmo como parte de su experiencia Cristiana. Pablo les estaba recordando a los Gálatas que él mismo había pertenecido al Judaísmo. Él sabía tanto de la Ley de Moisés como cualquier otro de los “expertos” que los estaban alejando del verdadero Evangelio de Cristo.

18. ¿Qué es lo que Pablo dice con respecto a sus propios antecedentes en el Judaísmo?

En la práctica del Judaísmo, él aventajaba a muchos de sus contemporáneos, de sus hermanos Judíos, en su celo exagerado por las tradiciones de sus antepasados.

Pablo era un Hebreo de Hebreos—un Judío instruido y culto. Según lo que podemos recopilar del Nuevo Testamento, Pablo fue el único apóstol a quien Cristo le dio el entendimiento pleno de la diferencia entre el pacto antiguo y el pacto nuevo. Parece ser que ninguno de los otros autores se acercó en profundidad a la explicación que encontramos en las Epístolas de Pablo.

Es sorprendente que Cristo le confiara a una sola persona un aspecto tan importante del Reino de Dios; pero según el registro de las Escrituras, así es como Dios ha trabajado a través de la historia. Sólo debemos recordar a Abraham, a Moisés, a Nehemías, a Elías y a Juan el Bautista.

Evidentemente Dios sintió que era necesario confiarle tal conocimiento a un hombre que tuviera el mismo o quizá mayor conocimiento de la religión Judía que cualquier otro hombre. Pablo sí que podía hablar con plena autoridad con respecto a la Ley de Moisés. Él había sido entrenado en la Ley por uno de los eruditos más destacados de Israel—Rabbi Gamaliel.

Cuando Pablo estaba debatiendo con los maestros Judaizantes de Galacia, él estaba discutiendo con hombres que eran inferiores a él en su entendimiento de la Ley de Moisés. Pablo fácilmente era su maestro en las tradiciones del Judaísmo.

Aun el día de hoy no existe ninguna persona superior a Pablo en el conocimiento tanto del antiguo pacto como del nuevo. Cristo tenía a Su hombre indicado en el momento crucial de la historia de la Iglesia Cristiana.

19. ¿Qué tuvo Dios a bien hacer?

Dios tuvo a bien revelar a Su Hijo a Pablo, para que Pablo pudiera anunciar el Evangelio sobre Él a las naciones de la tierra.

Dios primero apartó a Pablo desde el vientre de su madre y luego lo llamó (en base sólo a la presciencia y a la elección Divina) para ser apóstol a los Gentiles, abriendo sus ojos para contemplar al Cordero de Dios que había sido sacrificado por los pecados del mundo.

20. ¿Qué hizo Pablo poco después de su conversión mientras iba por el camino a Damasco?

Aunque no se menciona en el Capítulo Nueve de Hechos, parece ser que Pablo fue a un desierto de Arabia por algún tiempo para pensar en lo que había pasado en el camino a Damasco.

Nosotros sólo podemos imaginarnos la confusión en la mente de Pablo. Primero, él había sido un líder en el Judaísmo, torturando y matando a los santos Cristianos. Luego, él es un Apóstol de Cristo a los Gentiles. ¿Puedes imaginarte los ajustes mentales y emocionales que Pablo tuvo que hacer?

Pablo no fue a ver a otras personas Cristianas para aprender el significado de la revelación que Cristo le había dado. Pablo se fue al desierto para estar solo. Ahí tuvo comunión con el Señor. Él estableció su relación personal con Cristo. Él no se dirigió inmediatamente a la iglesia central en Jerusalén para ofrecerse de aprendiz de los Apóstoles y ancianos.

Toda persona Cristiana debe tener su relación personal con Cristo. Somos fortalecidos en Cristo por los ministerios que el Espíritu Santo ha puesto en el Cuerpo de Cristo; pero debe llegar el momento en la vida de cada santo cuando éste llega a la Presencia del Señor él solo.

No es suficiente haber crecido en una familia Cristiana ni asistir a una iglesia ferviente. Nosotros debemos conocer al Señor por nosotros mismos.

Podemos ver esta relación de uno-a-uno en la vidas de Moisés, de Jeremías, de Abraham, de Daniel, de Pedro y de otros en las Escrituras. Existe un tiempo para aprender sobre Cristo de otras personas, y luego existe un tiempo para aprender de Cristo mismo. ¿ haz conocido al Señor?

Parece ser que los maestros Judaizantes en Galacia intentaban desacreditar a Pablo porque Pablo fue el único apóstol que se opuso rotundamente a la circuncisión. Aparentemente, el argumento principal en contra de Pablo era que él no había sido uno de los Doce, y que lo que él sabía lo había aprendido de Pedro y de los otros Apóstoles.

Pablo les dice a los Gálatas que él no es un estudiante de los Apóstoles originales del Cordero. Sino que había sido llamado a ser apóstol, “no por investidura ni mediación humana, sino por Jesucristo y por Dios Padre, que lo levantó de entre los muertos”.

Pablo no fue a Jerusalén para aprender ahí el Evangelio. Él se fue al desierto de Arabia para recibir el Evangelio del Señor Jesucristo mismo, y luego regresó a Damasco.

Frecuentemente es de mucha ayuda ser enseñado en un seminario o en una escuela Bíblica. También es de provecho meterse en las Escrituras y descubrir las promesas que contienen. Pero las iglesias de hoy en día necesitan hombres y mujeres, niños y niñas, que hayan conocido a Cristo mismo. Debemos escuchar del Señor qué es lo que Él quiere que anunciemos y que hagamos en los días en que estamos viviendo.

21. Después de su comunión con el Señor en el desierto y de regresar a Damasco ¿a dónde fue Pablo?

Después de tres años, Pablo subió a Jerusalén.

22. ¿A quién visitó Pablo en Jerusalén?

Al Apóstol Pedro, y a Jacobo, el hermano de Jesús. Se cree que Jacobo era el líder responsable de la gran iglesia en Jerusalén conformada por miles de Judíos que habían sido convertidos al Cristianismo y que observaban estrictamente la Ley de Moisés.

23. ¿A dónde fue Pablo después de ir a Jerusalén?

Pablo fue a Antioquía en la región de Siria y a Tarso en la región de Cilicia. Por esto, la gente Cristiana de la región de Judea no conocía a Pablo personalmente.

24. ¿Qué era lo que los Cristianos de Judea sabían acerca de Pablo?

Ellos habían oído la noticia que Saulo de Tarso, el que antes perseguía a las familias Cristianas, ahora predicaba la fe que antes procuraba destruir.

Los de Judea glorificaban a Dios por el maravilloso cambio en Saulo de Tarso.

Capítulo Dos.

1. ¿A dónde fue Pablo catorce años después de la fecha de su conversión en el camino a Damasco?

A Jerusalén, llevando consigo a Bernabé y a Tito—50 D.C. (ver también Hechos, Capítulo 15).

2. ¿Por qué el Apóstol Pablo dejó Antioquía para subir a Jerusalén?

En obediencia a una revelación.

Quizá el Señor Jesús le había mostrado a Pablo en una revelación que el asunto de la Ley, particularmente de la circuncisión (Hechos 15:5), surgiría para crear problemas en la iglesia central de Jerusalén. El tema de la Ley de Moisés, y su relación con el Evangelio, surgió debido a algunos Fariseos sinceros, pero mal aconsejados, que habían recibido a Jesucristo.

El Señor dirigió a Pablo para que asistiera a esta conferencia porque su testimonio y el de Bernabé eran importantes para la decisión que iba a tomarse por los dirigentes de la iglesia—todos los dirigentes eran Judíos (Hechos 15:12).

3. ¿Qué deseaba Pablo explicarles a los Cristianos de Jerusalén?

El Evangelio que él predicaba entre los Gentiles.

4. ¿Por qué fue Pablo primero con Jacobo, con Pedro, con Juan y con otros líderes para explicar la doctrina que estaba predicando entre los Gentiles?

“Para que todo mi esfuerzo no fuera en vano”, les explicó Pablo.

Parece ser que Pablo presentó a los Apóstoles y dirigentes la doctrina que él estaba predicando para que él pudiera escuchar y considerar sus reacciones a ella. Pablo era el único que estaba diciendo que la Ley de Moisés había quedado atrás porque el Señor Dios del Cielo había instituido una nueva forma de redención. Los demás Apóstoles y líderes estaban aferrándose a algunos aspectos de la Ley.

Pablo mantuvo su postura y finalmente recibió el apoyo de Jacobo, Pedro y Juan.

El concilio de líderes del Capítulo Quince de Hechos fue sorprendente por su pureza. Aunque hubo discusión sincera sobre el papel del Judaísmo en el Cristianismo, no parece que haya habido deseo por parte de ninguno de ellos de tener notoriedad.

El espíritu de notoriedad es tan fuerte en el Cristianismo de hoy en día que sería imposible conducir una conferencia similar, el resultado del cual pondría bajo obligación a las iglesias Cristianas. La organización de las iglesias Cristianas de hoy en día está en caos debido al espíritu de notoriedad.

Quizá sea cierto o quizá no lo sea que el Señor Jesús restaurará un liderazgo apostólico en las iglesias de hoy que preparará a la Iglesia y al mundo para el regreso de Cristo a la tierra.

Si el Señor decide restaurar el apostolado, por lo menos dos condiciones quizá sean necesarias para que tenga éxito: (1) los apóstoles nuevos deberán estar ungidos por el Espíritu Santo a tal grado que los prodigios y las señales que hagan lograrán que las iglesias le teman a Dios y a Sus apóstoles (Hechos 2:43); y (2) deberá haber tanta tribulación en el mundo que cada apóstol no lograría nada personalmente sino que viviría en una amenaza constante de ir a prisión, de ser torturado, y de ser asesinado (2 Corintios 11:23-33; 1 Corintios 15:31).

5. ¿Qué incidente surgió con respecto a Tito, el Griego?

Aparentemente, algunos de los Fariseos se hicieron amigos con Pablo, Bernabé y Tito para saber si Tito tuvo que circuncidarse o no para ser Cristiano.

6. ¿Cómo consideró Pablo la acción de estos Fariseos?

Como el intento de algunos falsos hermanos de llevar a los creyentes Cristianos nuevamente a estar bajo el yugo de la Ley de Moisés.

7. ¿Cedió Pablo a la presión de circuncidar a Tito?

Ni por un momento, pues no quería que la integridad del Evangelio se diluyera con la circuncisión ni con ninguna de las otras partes de la Ley de Moisés.

8. ¿Cuál era la actitud de Pablo hacia los que eran reconocidos como personas importantes del concilio?

A Pablo no le interesaba lo que fueran. Dios no se impresiona con la importancia de los hombres. Los hombres importantes no le impusieron nada nuevo a la gracia que le había sido dada a Pablo.

Aparentemente, el Señor Jesús no dispuso que Pablo fuera influenciado por otros líderes Cristianos. La contribución de Pablo al Cuerpo de Cristo era demasiado importante y crítica para ser influenciada por otras personas sin importar cuán santas o dotadas fueran.

9. ¿Qué reconocieron los líderes del concilio?

Que a Pablo se le había encomendado predicar el Evangelio a los Gentiles, a los incircuncisos, de la misma manera que se le había encomendado a Pedro predicarlo a los Judíos, a los circuncisos.

Los jefes y líderes de Jerusalén observaron que el mismo poder que se demostraba en Pedro cuando predicaba a los Judíos se demostraba en Pablo cuando predicaba a los Gentiles.

Existe aquí un principio importante, un principio que debe estar determinando nuestro entendimiento de lo que es la voluntad de Cristo para hoy. Debemos aprender a buscar el movimiento de la unción del Espíritu Santo, del poder de Dios. Debemos aprender a trabajar con el Espíritu y no con nuestro propio entendimiento—aun de nuestro entendimiento de las Escrituras.

Las Escrituras son infalibles. Ellas permanecerán intactas cuando los cielos y la tierra desaparezcan. Las promesas de Dios son fieles para toda persona que confía en ellas.

Sin embargo, los hijos de Dios son guiados por el Espíritu, no por las Escrituras (Romanos 8:14). El error cometido por los Fariseos era que ellos cegaban sus ojos con su entendimiento literal de las Escrituras mientras que el Señor Dios estaba obrando milagros en su presencia.

Lo mismo sucede hoy. Dios se está moviendo. Si lo deseamos, podemos pedirle al Señor que nos muestre lo que Él está haciendo. Si en ese momento abandonamos nuestros propios esquemas de construir el “Reino de Dios” (cuando en realidad estamos construyendo nuestro propio reino pequeño aunque quizá no nos hayamos dado cuenta) y volteamos para ver lo que Jesús está haciendo, podremos entrar al maravilloso gozo de trabajar al lado de Jesús en la construcción del verdadero Reino de Dios.

Los jefes y líderes de Jerusalén no estaban buscando su propia gloria. Por esto, ellos podían percibir que Dios estaba obrando por medio de Pablo aunque Pablo no les estuviera exigiendo a los Gentiles que se circuncidaran. Los jefes y dirigentes decretaron a favor de lo que Dios manifestado estaba logrando, no a favor de su propio entendimiento limitado del Evangelio del Reino de Dios. Ellos eran verdaderos hombres de Dios.

10. ¿Qué reputación tenían Jacobo, Pedro y Juan en la iglesia de Jerusalén?

Ellos eran considerados como “columnas”—hombres que apoyaban a la Iglesia por su conocimiento de Cristo y por su comportamiento santo.

11. ¿Qué reconocieron las tres “columnas”?

La gracia que Pablo había recibido del Señor Jesús.

12. ¿Qué le dieron los tres Apóstoles a Pablo y a Bernabé?

La mano en señal de compañerismo. Pablo y Bernabé debían llevar las Buenas Nuevas a las naciones Gentiles mientras que los tres Apóstoles seguirían predicando a los circuncisos.

13. ¿Qué le pidieron los tres Apóstoles a Pablo, que además hizo con esmero?

Que él y Bernabé se acordaran de los pobres.

La ciudad de Jerusalén estaba teniendo problemas económicos en ese tiempo. Sin duda los Judíos conversos estaban teniendo dificultades especiales. Pablo diligentemente recolectaba dinero para los santos pobres de Jerusalén. Su preocupación se manifiesta en la Segunda Carta a los Corintios, Capítulos Ocho y Nueve. Algunos eruditos creen que Lucas era el hermano que viajó con Pablo y que era el administrador de lo que probablemente ascendía a una gran cantidad de dinero (2 Corintios 8:19).

Dios se complace cuando asistimos a los pobres (Proverbios 19:17).

14. ¿Por qué sentía Pablo que era necesario echar en cara algunas cosas que Pedro estaba haciendo?

Pablo creía que Pedro no estaba obedeciendo el Evangelio del Señor Jesús.

15. ¿En qué área estaba teniendo problemas Pedro?

En el área de la relación entre la Ley de Moisés y la gracia de Dios en Cristo. Pedro había estado dispuesto a comer con los Cristianos Gentiles de Antioquía. El Espíritu Santo le había dado una visión especial a Pedro con respecto a los cambios que se habían hecho bajo el pacto nuevo (Hechos 10:15).

Luego, algunos líderes Judíos convertidos llegaron de parte de Jacobo, el pastor de la iglesia de Jerusalén, para visitar a la iglesia de Antioquía. Pedro, por temor a desagradar a estos Cristianos Judíos, comenzó a retraerse y a separarse de los Cristianos Gentiles.

Entonces los demás Cristianos Judíos que estaba presentes se unieron a Pedro, y hasta Bernabé se separó de la Iglesia Gentil de Antioquía.

16. ¿Qué hizo Pablo cuando vio que Pedro y los otros Cristianos Judíos se retraían y separaban?

Pablo se enfrentó a Pedro delante de todos y le señaló que su comportamiento era inconsistente. “Si tú, que eres Judío, vives como si no lo fueras, ¿por qué obligas a los Gentiles a practicar el Judaísmo?”

Los Cristianos Gentiles se han convertido en verdaderos Judíos en su hombre interior al recibir a Cristo. Ellos ya no son pecadores Gentiles. ¿Por qué habrían de regresar a la circuncisión exterior de la Ley de Moisés?

La lógica de Pablo y su franqueza no dio cabida a una respuesta. ¿Qué podía contestarle Pedro?

Pablo tenía razón. Debemos reconocer que Pedro, aunque no siempre vio tan claramente como Pablo el carácter verdadero del pacto nuevo, continuó apoyando a Pablo, reconociendo la unción Divina que posaba en Pablo (Hechos 15:7-11; 2 Pedro 3:15,16).

Es extraordinaria la aceptación que Pedro tuvo a la sabiduría de Pablo, considerando el papel que Pedro había tenido desde el principio del ministerio de Cristo. Que Dios nos conceda la humildad de los primeros Apóstoles—su deseo de aprender el uno del otro.

17. ¿Qué reconocen aquellos que son “Judíos de nacimiento” y no “pecadores de entre los Gentiles”?

Que nadie puede ser justificado por las obras que demanda la Ley de Moisés sino por la fe en Cristo.

En varios de nuestros escritos hemos puesto hincapié en lo que nosotros creemos que es un entendimiento importante del pacto nuevo con respecto a la relación de las obras con la gracia y la fe.

En muchas ocasiones, Pablo nos señaló que no podemos ser declarados justos por nuestras propias obras, sólo si ponemos nuestra fe en la justicia de Dios que se encuentra en el Señor Jesucristo.

Muchos maestros devotos y distinguidos de las Escrituras de los últimos cien años han predicado y enseñado que un individuo no puede salvarse a sí mismo comportándose según principios Cristianos. Sino que debe recibir la justicia de Dios por medio de la fe en el Señor Jesucristo.

No existe ningún ser humano que pueda pasar su vida sin pecar en numerosas ocasiones. Las Escrituras declaran que el alma que peque morirá. Si un ser humano peca una vez, morirá. La balanza Divina de la justicia marcará un desequilibrio. Se comete un pecado. La Palabra inviolable dice que la muerte debe ser el siguiente paso. No existe un desistimiento a esta ley.

Sólo mediante la sangre de Cristo pueden ser perdonados nuestros pecados y puede la justicia Divina regresar a su equilibrio. Esta es la razón por la que nadie puede agradar a Dios mas que recibiendo al Señor Jesucristo. Nosotros no podemos redimirnos a nosotros mismos. Sólo la sangre de Cristo puede cancelar la culpa que sentimos por los pecados que hemos cometido. Esta es la enseñanza de las santas Escrituras. Este es el cimiento del Evangelio de Cristo. Que Dios sea la verdad y que todo hombre sea un mentiroso.

Pero ha surgido un serio problema. Los maestros de las Escrituras han aplicado mal esta base fundamental verdadera al ponerle demasiado énfasis, al no equilibrarla con la mayor parte de los escritos del Nuevo Testamento. La gran mayoría de los escritos del Nuevo Testamento no pone énfasis en el perdón de los pecados que recibimos por medio de la sangre de nuestro Señor Jesús. Además, los reportes de los cuatro Evangelios tienen muy poco que decir sobre la salvación por la gracia.

Entonces, ¿cuál es la sustancia de lo que se relata en los cuatro Evangelios y en los escritos del Nuevo Testamento?

Uno de los temas principales—quizá el más importante—es la conducta justa y recta junto con la santidad hacia Dios. El Reino de Dios se manifiesta en comportamiento justo, santo, y obediente. Si no tenemos este comportamiento, no existe el Reino de Dios.

Nosotros somos de la opinión que una de las principales razones para la negligencia actual de los muchos pasajes del Nuevo Testamento que exponen el papel que tiene el comportamiento justo y recto en el discipulado Cristiano se debe a un mal entendido de ciertos versículos como Gálatas 2:16. Observa la cláusula de apertura:

Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley…

Existen varias declaraciones como éstas, especialmente en los primeros capítulos de Romanos. No se ha puesto suficiente atención al significado de estas declaraciones, es decir, a la manera en que están relacionadas con el énfasis que el Nuevo Testamento pone en la personalidad y el comportamiento santo y recto.

Como resultado de la interpretación simplificada, ha surgido un énfasis exagerado en la doctrina que “somos salvos no por las obras sino por la gracia”. Esta declaración es bíblicamente incorrecta. El problema está en lo que nosotros nos referimos con obras; ya que lo que nosotros queremos decir con obras es muy diferente de lo que Pablo quiso decir con obras. La diferencia está afectando adversamente la manera en que la gente Cristiana se está comportando en nuestros días.

El significado que Pablo le da—y en ninguna parte está expresado con mayor claridad que en el Libro de Gálatas—es que no podemos ser salvos por las obras de la Ley de Moisés. Ahora que Cristo ha sido sacrificado en la cruz, la Ley de Moisés se ha cumplido. No debemos añadir a nuestra redención la circuncisión, las reglas dietéticas, y la observancia de ciertos días. Hemos sido redimidos al recibir el sacrificio de Dios, el Señor Cristo Jesús.

También es verdad que un individuo de comportamiento virtuoso no puede hacer a un lado la cruz del Calvario en base a su propia bondad. La única justicia que Dios aceptará, ya sea imputada (asignada por fe) o demostrada por el comportamiento justo de nuestra parte, es la justicia que fluye directamente de la Virtud del Señor Jesucristo.

Toda nuestra justicia duradera viene de Cristo.

Esto es correcto hasta ahora.

Sin embargo, el entendimiento común en nuestro día se ha alejado más allá de la declaración anterior. El significado que hoy se le da a la frase “no somos salvos por las obras sino por la gracia” es que no tenemos la necesidad esencial de intentar servir al Señor. Se cree que las leyes del Reino, como las Bienaventuranzas, fueron dadas sólo para mostrarnos que no podemos salvarnos a nosotros mismos y que necesitamos un Salvador. (Ahora se dice que las Bienaventuranzas y los demás mandamientos del Señor fueron dirigidos sólo a los Judíos, ¡así de grande es la decepción actual!)

Pablo estaba hablando sobre ser libre de las obras de la Ley; pero nosotros le hemos añadido ser libres de practicar una conducta santa.

La enseñanza actual es que Cristo vino para perdonar nuestros pecados y llevarnos al Cielo. Debemos intentar conducirnos de manera santa “porque amamos a Jesús”, pero somos “salvos sólo por la gracia” y nuestra conducta no puede afectar nuestra posición ante Dios.

Esta es una interpretación incorrecta sobre el significado de la gracia Divina. Una abominación como ésta nunca entró en la imaginación de Pablo ni de ningún otro hombre de Dios. Nosotros creemos que este error de interpretación ha vuelto irrelevantes los escritos del Nuevo Testamento, incluyendo los cuatro Evangelios, así como los ha vuelto incomprensibles. Ha destruido el testimonio de la Iglesia Cristiana.

Rápidamente podemos mostrar en el Libro de Gálatas que Pablo nunca enseñó que el único propósito de las leyes de justicia presentes en las Escrituras, las reglas de comportamiento santo, es mostrarnos la necesidad que tenemos de un Salvador. Las leyes de justicia, del Reino de Dios, deben ser cumplidas. Si no las cumplimos, no entraremos al Reino de Dios. Cumplir esas leyes es el Reino de Dios.

Observa cuidadosamente:

Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. (Gálatas 5:19-21—NVI)

Considera el pasaje anterior.

El pasaje anterior ¿está dirigido a personas que no son salvas o a personas que sí lo son?

Obviamente está dirigido a personas salvas, a quienes han recibido al Señor Jesús. Las personas que no son salvas no pueden heredar el Reino de Dios absteniéndose de las obras de la naturaleza pecaminosa, así que el pasaje no tiene ningún significado para el que no es salvo. El que no es salvo sólo necesita escuchar sobre la redención que hay por la fe en la sangre del Señor Jesús.

Regresemos nuevamente al segundo versículo del primer capítulo para determinar a quién le está escribiendo Pablo. Descubrimos que Pablo le estaba escribiendo “a las iglesias de Galacia”.

Por esto, Gálatas 5:19-21 arriba mencionado, está dirigido a quienes han recibido a Cristo.

Los Gálatas no sólo habían recibido a Cristo sino que también habían recibido al Espíritu Santo.

Sólo quiero que me respondan a esto: ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? (Gálatas 3:2—NVI)

Considera las implicaciones de lo que Pablo ha dicho aquí. “Han recibido la salvación mediante Cristo. Han recibido el Espíritu de Dios. No deben retroceder a ponerse bajo la Ley de Moisés. Estoy sufriendo dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes para que comiencen a experimentar y a manifestar el poder y la gloria del pacto nuevo.”

Sin embargo, permíteme encaminarte hacia lo siguiente: “Tú debes, mediante el poder del Espíritu Santo, dejar de practicar la lujuria y la violencia que caracteriza al que no es salvo. Debes cesar tu adulterio, tu inmoralidad sexual, tu adoración de ídolos, tu ira. Si no lo haces, ¡nunca heredarás el Reino de Dios!

Se ve claramente en los escritos del Nuevo Testamento que si no comenzamos a mostrar la justicia de Cristo en nuestro comportamiento diario entonces no estamos siendo salvos en lo absoluto. Tenemos el boleto en la mano pero nos rehusamos a abordar el barco.

¿Qué significa ser salvo mediante la gracia por la fe en el Señor Jesucristo?

Quiere decir acudir a Cristo por el perdón de nuestros pecados. Luego, seguir yendo sin temor al Trono de Dios para que podamos obtener el poder Divino y la sabiduría Divina que necesitamos para vivir como un Cristiano debe vivir.

Si no nos ponemos al Señor Jesucristo y luego no hacemos ninguna provisión para que nuestra naturaleza pecaminosa no siga con sus lujurias, entonces no somos Cristianos. Estamos profesando a Cristo pero no estamos poseyendo a Cristo. Si el fruto de la justicia no está comenzando a surgir, si la nueva criatura no está surgiendo, entonces la salvación no está obrando en nuestra vida.

Si alguien le dice al Cristiano Gentil, “Debes obedecer los mandamientos del Señor si quieres entrar al Reino de Dios,” su contestación sería, “Yo no estoy bajo la Ley sino bajo la gracia”. Lo que él quiere decir con esto, aunque se ha tomado de las Escrituras, no es bíblico. Él quiere decir que no tiene que vivir con rectitud para ir al Cielo porque Dios le ha perdonado sus pecados “por la gracia”. Lo que debería decir es, “Yo no estoy bajo la Ley de Moisés sino bajo la ley del Espíritu de Dios, y la justicia de la Ley de Moisés se me adjudica conforme sigo al Espíritu Santo”. Entonces, lo que dice sí sería bíblicamente correcto (Romanos 8:4).

La formación de la imagen de Cristo en nosotros requiere de tiempo para ser lograda. Cada día debemos avanzar, por medio del Espíritu Santo, a un mayor comportamiento santo.

Sí podemos saber el día de hoy si estamos siendo salvos. Estamos siendo salvos si el Espíritu de Cristo está obrando en nosotros y si nosotros nos estamos alejando del mundo.

Si el Espíritu de Cristo no está produciendo en nosotros los aspectos del Reino de Dios, que son la justicia, la santidad y la obediencia al Padre, entonces no estamos siendo salvos en lo absoluto. Si este fuera el caso, tendríamos sólo un conocimiento mental de Cristo. Asentiríamos sólo mentalmente a los hechos de la salvación Cristiana.

¡Pero no estaríamos siendo salvos!

La salvación no está en la creencia. ¡La salvación está en la transformación!

Conforme continuamos nuestro estudio del Libro de Gálatas, comenzando en el versículo dieciséis del Capítulo Dos, mantengamos firmemente en mente que Pablo está hablando en contra de las enseñanzas de los Judaizantes que intentaban agregar elementos de la Ley de Moisés al Evangelio de Cristo. Cuando Pablo estaba contrastando las obras de la Ley y la fe en Cristo él no estaba queriendo decir que un comportamiento justo, santo y obediente no es un aspecto vital de la redención Cristiana, ya que eso contradiría las declaraciones mismas de Pablo en el Capítulo Cinco de esta misma epístola.

Pablo está enseñando que no podemos mezclar la Ley de Moisés y el Evangelio Cristiano. Si nos aferramos a este entendimiento no tendremos ninguna contradicción cuando lleguemos a las admoniciones para ser justos y santos que se encuentran en el Capítulo Cinco.

Es un hecho establecido que ni el Judío ni el Gentil pueden volverse justos ante Dios siguiendo las obras de la Ley de Moisés. La razón está en que Dios nos ha dado Su propia justicia en la muerte y resurrección del Señor Cristo Jesús. Ahora que esto es verdad, Dios no está interesado en nuestro intento de evitar Su provisión para que podamos llegar a Él mediante la Ley de Moisés. Esto es lo que Pablo discute en su Epístola a las iglesias de Galacia.

18. ¿Cómo somos justificados (declarados justos) por el Señor?

Por la fe en Jesucristo, por poner nuestra fe en las Buenas Nuevas de Su muerte expiatoria y triunfante resurrección, por confiar en Él para tener derecho a estar ante el Dios Todopoderoso.

19. ¿Qué hemos hecho nosotros (Pablo, Bernabé, nosotros mismos, y otros Cristianos)?

Hemos creído, hemos puesto nuestra fe en el Señor Cristo Jesús.

20. ¿Por qué hemos creído en, puesto nuestra fe en, el Señor Cristo Jesús?

Para ser justificados ante Dios, no en base a vivir cumpliendo todos los estatutos de la Ley de Moisés sino por la fe en Cristo.

21. ¿Qué es verdad de la Ley de Moisés, incluyendo los Diez Mandamientos, las reglas Levíticas, los sacrificios animales, y las regulaciones dietéticas?

Ya no es posible que una persona encuentre el favor de Dios obedeciendo todos los requisitos de la Ley.

A veces, maestros del Evangelio presentan la idea de que ninguna persona jamás encontró el favor de Dios obedeciendo los mandamientos del Señor bajo el pacto antiguo.

En primer lugar, comprendamos que la gente realmente recibió perdón por sus pecados y ofensas bajo el programa de los sacrificios animales. Maestros Cristianos, en su celo por hacer hincapié en la superioridad del sacrificio de Cristo (¡Y vaya que si es superior!), han enseñado que ningún perdón se obtuvo mediante los sacrificios animales. La sangre de toros y machos cabríos, dicen, sólo señalaba hacia el sacrificio de Cristo.

Esto no es verdad.

Toda la grasa del animal la quemará en el altar, tal como se hace con el sacrificio de comunión. Así el sacerdote hará expiación por el pecado del gobernante, y su pecado le será perdonado (Levítico 4:26—NVI)

Según las Escrituras, ¿le fueron perdonados sus pecados a ésta persona?

Quien hará expiación ante el Señor por esa persona, y cualquiera cosa por la que se haya hecho culpable le será perdonada (Levítico 6:7—NVI)

En tu opinión, ¿enseñan las Escrituras que los pecados eran perdonados bajo el programa Levítico de los sacrificios animales?

Los maestros que ponen demasiado énfasis en la gracia se han aferrado al concepto de que el único propósito de los mandamientos de Dios bajo el pacto antiguo era para que la gente viera su necesidad de un Salvador. Algunos hasta han dicho que cuando los Israelitas le respondieron a Dios que guardarían Sus Leyes (como le contestaron en varias ocasiones), el Señor se ofendía por esta respuesta y prefería que ellos dijeran que no podían hacer lo Él les había dicho y que necesitaban la salvación mediante la gracia.

Maestros devotos, hombres de Dios cuyas vidas y testimonios son irreprochables, ¡realmente han dado esta versión del Antiguo Testamento!

Ellos están equivocados en su punto de vista. Toda la historia de Israel contradice esta idea.

La historia de los Judíos revela que cuando ellos hacían lo que Dios les ordenaba ellos prosperaban. Cuando no hacían lo que Dios les ordenaba, caía juicio y destrucción sobre ellos.

Si esto es verdad (y todo estudiante de las Escrituras sabe varios ejemplos de las altas y bajas de Israel según su comportamiento), entonces Dios no estaba molesto, como algunos han enseñado, cuando los Judíos hablaban sobre su deseo de hacer la voluntad de Dios. Dios los bendijo cuando ellos hacían el esfuerzo por comportarse con rectitud.

Es difícil creer que una enseñanza tan pervertida de la gracia haya encontrado la audiencia que tiene. Sin embargo, los partidarios de la gracia extrema son muchos y su doctrina ha influenciado bastante la enseñanza Cristiana (y ha destruido la fuerza moral de las iglesias).

El concepto que prevalece (¡y no hay duda de que recibe apoyo entusiasta de Satanás!) es que a todas las personas bajo el pacto antiguo, y bajo el pacto nuevo también, se les requería y se les requiere que pequen continuamente mientras que estén en el mundo. El único propósito de los mandamientos del pacto antiguo y del pacto nuevo es para seguirnos recordando que debemos creer en Cristo si queremos ser salvos e ir al Cielo.

El mito de la salvación que se logra aparte del arrepentimiento y del comportamiento santo quizá suene agradable para los oídos de los evangélicos, pero es desastrosamente incorrecto.

La doctrina extremosa de la gracia (a la que algunos super-extremistas le agregan el error que una ves que asentimos verbalmente a la doctrina de la redención Cristiana nunca podemos volvernos a perder) es “otro evangelio”. Un maestro de hoy en día dice que cualquier pastor o maestro que ponga énfasis en la santidad y en la obediencia portadora de la cruz está promoviendo “obras”, y sus seguidores son Fariseos porque están intentando hacer lo que Jesús enseñó. Este maestro y sus discípulos se están dirigiendo hacia la destrucción.

La doctrina falsa del arrebato antes de la tribulación está asociada muy de cerca con la doctrina deformada de la gracia incondicional.

¿Cuál es tu opinión sobre los héroes de la fe del Antiguo Testamento?

¿Acaso a ellos se les pedía que vivieran de manera justa y recta ante el Señor o acaso Dios los reprendió por intentar vivir con justicia?

¿Qué hay de Abraham, de Noé, de Moisés, de Josué, de Job, de Daniel, de Isaías, de Jeremías, de David, de Elías, de Nehemías, de Ezra, del rey Josías? ¿Acaso no fueron ellos bendecidos por el Señor debido a sus obras de justicia y rectitud?

Según la enseñanza extremosa de la gracia, su vida y carácter no significaba nada. De hecho, su conducta era reprochable debido a que implicaba que ellos no necesitaban a un Salvador.

Pero, uno puede decir, las Escrituras hacen constar que tanto Moisés como David cometieron un pecado. Esto es cierto. Pero una cosa es decir que un ser humano tiene una naturaleza pecaminosa y que caerá por ella. Y otra cosa es enseñar, como se ha mantenido, que debemos olvidarnos de intentar hacer lo que Dios nos ha ordenado con respecto al comportamiento justo y recto y debemos ver sólo el perdón que nos llega por medio de Cristo como el medio para agradar a Dios.

Es hora de que los predicadores y maestros de la Iglesia Cristiana comprendan que el perdón que hay en Cristo no es la manera que Dios tiene para evitar cumplir las leyes de justicia. Si este fuera el caso, la mayoría de los escritos de los Apóstoles serían absurdos. No existiría tal cosa como una criatura nueva en Cristo. Sólo existiría la criatura anterior que está confiando en que su salvación consiste en un boleto que sostiene para que pueda permitírsele subir al avión cuando llegue el “arrebato”.

¡Vaya perversión del Evangelio del Reino! ¡Vaya espantoso y trillado malentendido de la gracia de Dios bajo el pacto nuevo!

No sólo se espera y se requiere comportamiento justo, santo y obediente bajo el pacto nuevo, sino que tal comportamiento era esperado y requerido bajo el pacto antiguo cuando el Espíritu Santo no moraba en nadie y cuando no existía la experiencia de volver a nacer para asistir a los santos en su comportamiento justo, santo y obediente.

Considera cuidadosamente lo siguiente:

Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. Así confirmaré mi pacto contigo, y multiplicaré tu Descendencia en gran manera (Génesis 17:1—NVI)

Según los maestros de la gracia, Abraham debió haber dicho, “Yo no puedo hacer eso. Necesito ser salvo por Tu gracia”.

¿Te parece esto absurdo o no?

Lo que Dios quiso decir es haz las cosas que sabes hacer. Vive tu vida tan intachable como puedas delante de Dios. Escucha tu conciencia. No hay duda de que los maestros de la gracia se quejarán angustiados por tal interpretación. Pero si regresan nuevamente al Nuevo Testamento descubrirán que los seguidores de Cristo no deben mentir, no deben cometer adulterio ni inmoralidades sexuales, no deben sentir ira cuando son provocados, no deben robar.

Bajo el pacto antiguo debíamos abstenernos de tales comportamientos al grado que pudiéramos, y cuando caíamos en pecado debíamos arrepentirnos y ofrecer nuestro sacrificio. Bajo el pacto nuevo debemos escoger no pecar, y orar y buscar al Señor hasta que Él venga y nos libere; mientras tanto debemos confesar los pecados que sí cometemos y pedirle al Señor que nos perdone y purifique.

Es posible, por la gracia de Dios en Cristo, actuar como Cristiano. Era posible bajo pactos anteriores agradar a Dios en esos términos, así como Abraham agradó a Dios por su justicia, su santidad, y su obediencia estricta a Dios.

Santiago, refiriéndose a Abraham, dijo que él era justificado (declarado justo) por su obediencia a Dios.

Como pueden ver, a una persona se le declara justa por las obras, y no sólo por la fe. (Santiago 2:24)

¡Esto dice el Señor!

Santiago no estaba diciendo que Abraham fuera justificado por las obras de la Ley, que es precisamente el punto de Pablo en Gálatas. Si Santiago hubiera dicho que cualquier persona es justificada por las obras de la Ley de Moisés habría una violación a las Sagradas Escrituras. No sería posible incluir el Libro de Santiago en el canon de las Escrituras.

El líder Santiago estaba equilibrando el énfasis que Pablo ponía en la fe, así como lo hizo Pablo, declarando que la fe y las obras van juntas. Si las obras justas, santas y obedientes no acompañan la fe, la fe está muerta. Las obras son la vida de la fe. Ningún ser humano será salvo por una fe muerta.

A estas alturas el estudiante serio quizá nos recuerde sobre el Capítulo Siete de Romanos. ¿No es verdad que las obras justas que queremos hacer no las hacemos, y la maldad que escogemos no hacer es la que hacemos?

¿No es verdad también que la Ley de Moisés, especialmente los Diez Mandamientos, nos mató mostrándonos la maldad que practicamos continuamente?

Esto es lo que el Espíritu de Dios dirigió a Pablo que escribiera.

Pero fijémonos más cuidadosamente en lo que se está enseñando.

En el capítulo anterior (Romanos, Capítulo Seis), Pablo nos había advertido firmemente que si continuaban practicando el pecado, los Cristianos bautizados morirían espiritualmente. El creyente debe escoger servir la justicia. Si escoge servir a Dios, el resultado final será una vida santa. Si logra una vida santa, el resultado será una vida eterna.

Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna. (Romanos 6:22—NVI)

Por esto, es obvio que Pablo no declararía en el siguiente capítulo de Romanos que es imposible para nosotros vivir una vida de justicia y rectitud. Esto sería inconsistente después de lo que enseñó en el Capítulo Seis.

Entonces, ¿qué es lo que Pablo está enseñando en el Capítulo Siete del Libro de Romanos?

Primero, recordemos que él se está dirigiendo a Cristianos Judíos en Roma quienes estaban siendo tentados, al igual que los Cristianos en Galacia, a combinar la Ley de Moisés con el Evangelio de Cristo.

Hermanos, les hablo como a quienes conocen la ley. ¿Acaso no saben que uno está sujeto a la ley solamente en vida? (Romanos 7:1—NVI)

El séptimo capítulo de Romanos está dirigido a Cristianos Judíos, o a quienes hayan sido influenciados por ellos, y les está explicando que la Ley de Moisés y el Evangelio de Cristo no deben ser mezclados. Agregar las obras de la Ley, como la circuncisión, al Evangelio no fortalecerá al creyente. Logrará que aleje su mirada de Cristo e intente salvarse a sí mismo por las obras de la Ley Judía.

La discusión del séptimo capítulo no está intentando persuadir a los Cristianos de que no tiene ningún caso el arrepentimiento, ni la vida justa y recta, ni el esforzarse por complacer a Dios y ser obedientes a Él. Pablo no está diciendo que el Cristiano está condenado a vivir en los pecados de su naturaleza pecaminosa. Esto negaría sus declaraciones de los capítulos sexto y octavo de Romanos, al igual que las de muchos otros pasajes.

Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificación. (2 Corintios 7:1—NVI)

En el Capítulo Siete de Romanos Pablo está razonando con los Judíos la efectividad del Evangelio comparado con la Ley de Moisés. Pablo está mostrando que la Ley de Moisés no provee una solución satisfactoria al problema del pecado.

La persona que es celosa por complacer a Dios en sus acciones, en su lenguaje, en sus motivos y en su imaginación descubrirá que existe una ley del pecado morando en su carne que lo engaña para conducirse en una manera contraria a los estándares del comportamiento requerido por la Ley—especialmente por los Diez Mandamientos.

Una cosa es reconocer que la personalidad humana tiene pecado que mora dentro de sí y que sólo el Evangelio del Señor Jesucristo es efectivo para liberarnos de ese pecado; y otra cosa muy diferente es interpretar la enseñanza de Pablo en Romanos, Capítulo Siete como que el creyente debe olvidar su conducta sobre la tierra porque es imposible que él complazca a Dios con su conducta. Que él sólo debe confiar en el perdón de Dios mediante Cristo. Que el ser humano está endeudado con la carne mientras viva. Que estamos obligados a continuar en nuestros pecados pero somos salvos por la gracia (definida como perdón incondicional).

Si esto es verdad, echemos fuera los Libros de Primera de Juan, Primera y Segunda de Pedro, Hebreos, Santiago, Apocalipsis, y la mayoría de los escritos de Pablo. Estos libros no hacen hincapié en la salvación mediante el perdón de Cristo, aunque el perdón de Cristo se sobreentiende en todos los escritos del pacto nuevo. Los libros que hemos mencionado ponen énfasis en el arrepentimiento y en la conducta recta.

Juan hasta dice que si no estamos obedeciendo los mandamientos de Dios entonces no somos parte del pacto nuevo.

El que afirma: “Lo conozco”, pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad. (1 Juan 2:4—NVI)

¿Acaso la justicia y la rectitud eran algo que se esperaba bajo el pacto antiguo, o debían los Israelitas continuar en sus pecados, esperando que fueran salvos por la gracia cuando Cristo viniera?

Si tú fueras un Israelita bajo el pacto antiguo, ¿cómo responderías a la Palabra de Dios?

Dichosos los que guardan sus estatutos y de todo corazón lo buscan. Jamás hacen nada malo, sino que siguen los caminos de Dios. (Salmo 119:2,3—NVI)

¿Acaso muchos Israelitas sirvieron a Dios obedeciendo Sus mandamientos y buscando Su Presencia?

Claro que sí.

¿Acaso lo buscaron “de todo corazón”?

Sí lo hicieron. Muchos de ellos lo hicieron.

¿Practicaron la justicia y siguieron Sus caminos?

Sí lo hicieron—¡miles de ellos!

¿Acaso estos Israelitas justos pecaron alguna vez?

Por supuesto que sí, y Dios les dio una provisión mediante los sacrificios para el pecado y la transgresión.

Observa el testimonio de Zacarías y Elisabet:

Ambos eran rectos e intachables delante de Dios; obedecían todos los mandamientos y preceptos del Señor (Lucas 1:6-NVI)

¿Zacarías y Elisabet lograron ser rectos e intachables?

Sí lo lograron.

¿Cómo lograron ser rectos e intachables?

Obedeciendo todos los mandamientos y preceptos de la Ley de Moisés.

¿Qué es lo que Lucas 1:6 le hace a las enseñanzas sobre la gracia que dicen que a ninguna persona se le aconseja, bajo el pacto antiguo ni bajo el pacto nuevo, intentar comportarse con rectitud porque esto sería un insulto a la gracia de Dios?

Lucas 1:6 revela el error de tal enseñanza. No está en las Escrituras y nunca entró en la mente de Pablo. Es el producto de maestros que llegaron después y que mal interpretaron a Pablo.

Entonces, ¿qué es lo que Pablo quiso decir con “nadie es justificado (logra ser considerado recto e intachable ante Dios) por las obras que demanda la ley”?

Pablo quiso decir que la justicia de Dios ha sido manifestada en la muerte y resurrección de Cristo, que nosotros ya no debemos regresar a un pacto inferior, a la Ley de Moisés, ya que volvería la cruz de Cristo un sacrificio innecesario de Dios.

Pablo no quiso decir que bajo el pacto antiguo nadie podía complacer a Dios, ya que eso estaría en contradicción con Lucas 1:6.

Les vamos a dar el siguiente parafraseado de los versículos diecisiete y dieciocho del segundo capítulo de Gálatas, a la luz del ataque de Pablo sobre la doctrina de los Judaizantes que intentaban persuadir a los Cristianos Gálatas para que se circuncidaran y adoptaran otros aspectos de la Ley de Moisés como parte de su salvación en Cristo:

“Si en el proceso de buscar ser justificado ante Dios mediante la fe en Cristo pecamos, ¿quiere esto decir que Cristo está al servicio del pecado?”

“¡De ninguna manera!”

“Si yo regreso a una vida de pecado, edificando nuevamente al hombre natural, pruebo ser un transgresor, una persona mala.”

“Lo que sí es verdad es que yo he muerto a la Ley de Moisés porque la Ley me mató. Mi muerte me libera para ser resucitado de entre los muertos en Cristo con el fin de vivir para Dios, sin estar obligado a intentar complacer a Dios por las leyes de las que ahora me considero muerto.”

“Por esto, Cristo no me está haciendo que peque. Más bien, Él me ha ayudado a poner a un lado los estatutos de Moisés para ponerle toda mi atención a Dios.”

Continuando con el versículo 20:

“La circuncisión, los Diez Mandamientos, las leyes de alimentos y observancias de los días, ya no se aplican a mí. Yo he sido crucificado con Cristo. En cuanto una persona muere, la Ley de Moisés ya no es aplicable. La circuncisión, los Diez Mandamientos, las leyes sobre los alimentos y de los días religiosos ya no tienen ninguna autoridad sobre una persona muerta.”

“La Ley gobierna a los vivos, no gobierna a los muertos. Después de la muerte sigue la resurrección y el juicio, no una continuación de los requisitos de la Ley de Moisés.”

“Yo no regresé a la vida, llevando mi cuerpo a estar bajo la Ley de Moisés. Es verdad que estoy vivo, pero de hecho no soy yo el que está viviendo. Es Cristo que está viviendo en mí. Él sí obedeció la Ley de Moisés perfectamente, y luego murió para que la justicia que Él obtuvo bajo la Ley pudiera aplicarse a mí, que no pude obedecer la Ley.”

“Ya que mi vida es Cristo, y Cristo obedeció la Ley a la perfección, entonces yo soy justo en Él.”

“Cristo me amó y dio Su vida por mí. Por ello, yo vivo por creer en Él, por confiar en Él, por depender de Él para cada detalle de mi existencia. Cristo es mi vida. Yo soy una parte integral de Él. El que yo viva es Cristo.”

“La Ley de Moisés ya no se aplica a mi vida, ya no tiene el poder para condenarme.”

22. ¿Qué es lo que un individuo está haciendo cuando intenta obtener la justicia mediante la observancia de toda o parte de la Ley de Moisés?

Está desechando la gracia de Dios. Si fuera posible tener una buena posición ante Dios observando la Ley de Moisés, entonces no hubiera sido necesario que Cristo soportara la agonía de Getsemaní y de la cruz del Calvario. Su sufrimiento no hubiera sido necesario.

Capítulo Tres.

1. ¿Cómo llama Pablo a los santos en Galacia?

Torpes, insensatos.

2. ¿Qué han hecho los Judaizantes a los Cristianos en Galacia?

Los Judaizantes los han hechizado de tal manera que ya no están obedeciendo la verdad del Evangelio.

El Evangelio no es un boleto para ir al Cielo. El Evangelio es un programa que dura toda la vida y que debemos obedecer diariamente. Conforme obedecemos el Evangelio, Cristo es formado en nosotros; la vida eterna es formada en nosotros; la resurrección de entre los muertos es formada en nosotros; somos transformados a la imagen de Cristo; nos volvemos una parte integral, inseparable de Cristo; Cristo se vuelve nuestra vida; el Padre y el Hijo comienzan a morar en nosotros por toda la eternidad.

Estas transformaciones están sucediendo en nosotros diariamente si estamos viviendo en la verdad y obedeciendo el Evangelio.

3. ¿Quién había sido presentado claramente a los Gálatas?

Jesucristo crucificado.

4. ¿En base a qué habían recibido los Gálatas al Espíritu Santo?

En base a haber recibido por fe al Señor Jesucristo, quien había sido revelado claramente a ellos.

Los santos de Galacia había recibido al Espíritu Santo creyendo en la muerte expiatoria y la triunfante resurrección del Señor Jesús, no por haber sido circuncidados ni por haber obedecido partes de la Ley de Moisés. Por esto, ellos debían obedecer el Evangelio de Cristo y no preocuparse por la Ley de Moisés.

5. ¿Qué necedad estaban practicando los Gálatas?

Después de haber recibido al Espíritu de Dios por fe, ellos estaban considerando perfeccionarse y completar su salvación regresando nuevamente a Moisés y a la observancia de las leyes del pacto antiguo.

6. ¿Qué pregunta les hace Pablo ahora?

¿Han salido del mundo y tomado su postura por Cristo en vano? ¿Han soportado el sufrimiento que acompaña al discipulado sólo para tirar todos los beneficios?

7. ¿Cuál es la siguiente pregunta de Pablo?

“Al darles Dios Su Espíritu y hacer milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras que demanda la ley o por la fe con que han aceptado el mensaje, el Evangelio de Cristo?”

8. ¿Cómo logró Abraham justicia ante los ojos de Dios?

Creyendo lo que Dios le había dicho con respecto a la Semilla que le sería dada a él (Génesis 15:5,6)

9. ¿Quiénes son los descendientes de Abraham?

Quienes logran la justicia creyendo en la promesa de Dios; quienes viven por la fe.

10. ¿Qué previeron las Escrituras?

Que Dios justificaría a las naciones Gentiles por creer en Sus promesas, no por completar exitosamente las obras de la Ley de Moisés.

11. ¿Cuál fue el mensaje del Evangelio que le fue predicado a Abraham?

…todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tu Descendencia. (Génesis 22:18—NVI)

Observa que el Evangelio de Cristo fue predicado a Abraham más de cuatrocientos años antes de que el Señor diera los Diez Mandamientos a Moisés en el Monte Sinaí.

12. ¿Qué es verdad de las personas que confían en el Evangelio de Cristo y que no le agregan la circuncisión ni ninguno de los aspectos de la Ley de Moisés?

Son bendecidos junto con Abraham, quien también logró la justicia por la fe en las promesas de Dios y no intentó lograr la justicia por la observación de actos religiosos.

13. ¿Qué es verdad de cada persona que está viviendo por las obras que demanda la Ley de Moisés?

Estará bajo maldición en cuanto deje de practicar fielmente cualquier punto de la Ley.

14. ¿Cómo ha decretado Dios que debe vivir el justo?

Por la fe en la Palabra de Dios, no por seguir la Ley de Moisés.

La expresión el justo vivirá por la fe está asociada con la Reformación Protestante. ¿Qué significa esta expresión?

El insolente no tiene el alma recta, pero el justo vivirá por su fe. (Habacuc 2:4—NVI)

¿Qué significa vivir por la fe?

Lo que no significa es que asentimos a una doctrina correcta con respecto a Cristo y este es nuestro boleto para ir al Cielo.

El verdadero significado de esta expresión es lo contrario de la primera mitad de Habacuc 2:4. La primera mitad de Habacuc 2:4 dice, “El insolente no tiene el alma recta”. Este es el individuo que piensa que no necesita a Dios. El que vive cada día de su vida en el orgullo de su propia habilidad para complacer a Dios y para resolver sus propios problemas. Tiene la confianza de que puede cumplir lo suficiente la Ley de Moisés como para complacer a Dios.

No medita de día y de noche en la Palabra de Dios. No ora con respecto a cada decisión que toma. Dios no está en todos sus pensamientos. Él está caminando en el orgullo de su propia sabiduría y fuerza.

Lo contrario de la primera mitad de Habacuc 2:4 es el individuo que se recarga completamente en el Señor. Vive cada día dependiendo de Dios. No confía en su propia sabiduría ni en su propia fuerza. Medita continuamente en la Palabra de Dios. No tiene ninguna confianza en que pueda complacer a Dios guardando la Ley de Moisés.

Ora con respecto a cada decisión que toma. Dios está en todos sus pensamientos. Está caminando en la sabiduría y en el poder del Espíritu Santo. Se considera a sí mismo crucificado al mundo y el mundo a él. Está aprendiendo a vivir por la vida del Señor Cristo Jesús y se está volviendo una parte inseparable de la resurrección de Cristo.

La persona a quien Dios considera que es justa es la que cree en las cosas que Dios ha dicho y que busca a Dios continuamente para cada decisión y cada aspecto de su vida. Esto es lo que significa vivir por la fe en Dios.

Así es como Abraham y los demás patriarcas y profetas vivieron ante el Señor. Los santos que estaban bajo la Ley de Moisés obedecieron sus estatutos. Pero su justicia ante los ojos de Dios no vino de su habilidad para vivir por las obras que demanda la Ley sino de la actitud de su corazón hacia Dios.

Los Fariseos de la época de Jesús tenían mucho cuidado de seguir la Ley. Pero ellos tenían un corazón orgulloso y no dependían humildemente del Señor. Por esto, ellos eran deplorablemente injustos delante de Dios aunque intentaban seguir cuidadosamente las obras que exigía la Ley.

Regresemos por un momento al concepto que enfatizamos en el Capítulo Dos. Vivir por la fe y no por las obras que demanda la Ley no significa que nos volvemos descuidados con respecto a nuestra vida justa, santa y obediente. Los muchos patriarcas del Antiguo Testamento, incluyendo Abraham, que fueron presentados en el Nuevo Testamento como ejemplos de los justos que viven por la fe, no eran personas que se comportaron de forma injusta, impura, ni de manera desobediente. Abraham, Moisés, Daniel y Noé fueron hombres justos, santos y obedientes.

La justicia de estos hombres ante los ojos de Dios no vino de su programa de observar actos religiosos sino de su amor por Dios.

El malentendido y la mala interpretación universal de la gracia Divina que está llenando la tierra hoy en día ha surgido porque vivir por fe ha sido definido como seguir comportándonos de forma injusta, impura y desobediente mientras que Dios continúa sobrepasando y siendo indulgente con nuestros pecados debido a la “gracia”. ¿Puedes percibir el error en esto?

La gracia no es un plan por el cual seguimos caminando en la carne y Dios nos recibe porque clamamos el nombre de Cristo. ¿Puedes ver lo pervertido y alejado que esto está de la doctrina de Pablo?

Pablo era un hombre irreprochable que vivía con rectitud, con santidad, con justicia y en obediencia estricta a Cristo. Pablo nos aconsejó que lo siguiéramos a él así como él siguió a Cristo.

¿Qué crees tú que Pablo pensaría de los maestros de hoy en día que están definiendo su doctrina de ser justificados por la fe como que los santos Cristianos pueden seguir viviendo en sus pecados y tener la seguridad en su corazón que una vez que han hecho una profesión de fe en Cristo, Dios está obligado a perdonarlos y a bendecirlos? ¿Que sin importar cómo vivan, ellos recibirán la corona de vida cuando sea el Tribunal de Justicia de Cristo?

¿Cómo consideraría Pablo esta interpretación de su doctrina sobre la gracia?

Métete en los escritos del Nuevo Testamento y descubrirás que tal enseñanza no tiene nada que ver con las Escrituras. Está muy alejado de las predicaciones y enseñanzas de los Apóstoles del Cordero.

15. ¿Cómo difiere la Ley de Moisés de vivir por la fe?

Cumplir las regulaciones de la Ley de Moisés es un acto de entendimiento y obediencia humana en el que el adorador determina lo que se espera de él e intenta observar los estatutos como mejor puede. La Ley no dirige nuestra atención hacia el Señor, sino hacia la Ley misma.

Vivir por la fe, por la dependencia en Dios, gira toda nuestra personalidad hacia Dios. Es una libertad en Cristo, un romance, una aventura. Cristo mismo es el objeto de atención y confianza, no unas cuantas reglas como en el caso de la Ley de Moisés. La fe se pone en Dios, en lo que Dios ha hecho, en lo que está haciendo, y en lo que hará en el futuro.

Creyentes Cristianos sinceros deben comenzar su discipulado intentando obedecer el pacto nuevo como si fuera el antiguo, observando cuidadosamente cada palabra de Jesús y las exhortaciones de los Apóstoles.

Esta adherencia a los escritos del Nuevo Testamento es necesaria hasta que el Día Estrella surja en nuestros corazones. Llegará el día, para el creyente que obedece las palabras del Señor, en que la Vida interior de Cristo comenzará a asistirlo y a guiarlo en sus intentos de vivir una vida agradable al Señor.

La meta del discípulo fiel es el reposo de Dios, esto es, la condición en la que el Padre y el Hijo, por medio del Espíritu Santo, están llenando toda su personalidad. La voluntad del creyente y la voluntad del Padre ahora son uno en lo que desean, en lo que proponen hacer y en el gozo. Esta es la expresión mas elevada de la ley de Dios.

No hay forma de que el creyente pueda mejorar sobre la redención Divina en Cristo agregando alguna observación de actos religiosos, como la circuncisión y el guardar los días santos.

16. ¿Cómo nos rescató Cristo de la maldición de Dios que cae sobre toda persona que no cumple cada punto de la Ley de Moisés?

Haciéndose maldición por nosotros.

17. ¿Por qué se hizo maldición por nosotros Cristo?

Para que la bendición Divina de justicia, de comunión con Dios, pudiera darse a los Gentiles.

Aquello que ningún Gentil pudo haber logrado por su propia conducta justa fue lograda para él por la obediencia de Cristo. Cuando el Gentil deja de intentar obtener una buena posición ante Dios y acepta la justicia que Cristo ha logrado para él, la maldición de Dios que hubiera caído sobre él cae sobre Jesús, y la justicia de Cristo se confiere sobre el creyente Gentil.

18. ¿En base a qué recibe el Gentil al Espíritu Santo de Dios?

Solamente en base a recibir lo que Dios ha hecho por él por medio de Cristo.

19. ¿Qué es verdad sobre un contrato legal?

Un contrato no puede ser anulado ni se le puede añadir nada una vez que ha sido ratificado. Un contrato legal compromete a ambas partes, y hay penalizaciones por cualquier cambio que se le haga excepto bajo condiciones legales apropiadas.

20. ¿A quién se hicieron las promesas de bendición Divina de ser fructífero y someter la tierra?

A Abraham y a su Descendencia.

21. ¿Acaso el contrato Divino fue hecho con Abraham y sus descendientes o con Abraham y su Descendencia?

Con su Descendencia.

22. ¿Quién es la Descendencia de Abraham?

Cristo.

23. ¿Cuántos años después de que Dios predicó el Evangelio de Cristo a Abraham fue dada la Ley de Moisés en el Monte Sinaí?

430 años.

24. Entonces, ¿qué es verdad?

La Ley de Moisés no anula el pacto, el contrato, que Dios había ratificado cientos de años antes.

Pablo les informa a los Gentiles de Galacia que no es el Evangelio de Cristo el que acaba de llegar sino la Ley de Moisés. El Evangelio llegó primero. La Ley, que llegó cientos de años después del Evangelio, no puede anular las promesas Divinas del Señor Dios del Cielo que se hicieron a Abraham y a su Descendencia. Las promesas a las que se refiere aquí son las que tienen que ver con Cristo y con las bendiciones que llegarán a la tierra por medio de Él.

25. ¿Qué es verdad si la herencia Mesiánica, la herencia de ser fructífero y someter la tierra por medio del Espíritu de Dios, se pudiera lograr por las obras de la Ley de Moisés?

La herencia ya no se basaría en la promesa. Originalmente, Dios le dio la herencia a Abraham como promesa sin importar las obras de justicia efectuadas por Abraham.

26. Entonces, si el Evangelio de Cristo fue predicado a Abraham mucho antes de que se diera la Ley de Moisés, y la herencia Divina le fue asignada a Abraham como promesa sin importar las obras de justicia que hiciera Abraham, ¿cuál fue el propósito de la Ley de Moisés?

La Ley fue añadida por causa de las ofensas hasta que viniera la Descendencia a quien se hizo la promesa.

El Evangelio de Cristo, el Evangelio de ser fructíferos y someter la tierra, y la bendición a todas las naciones de la tierra fueron predicados a Abraham. El Evangelio, la promesa, le fue dado por el Señor como un regalo, y Abraham creyó lo que se le dijo. Abraham le creyó a Dios a tal grado que estaba dispuesto a ofrecerle a Dios a su hijo, Isaac, en quien dependía el cumplimiento de la promesa.

Abraham creyó que Dios resucitaría de entre los muertos a Isaac para cumplir la promesa que Dios le había dado (Hebreos 11:19).

Abraham fue un hombre justo, santo y estrictamente obediente. Sin embargo, la promesa del Evangelio le fue ofrecido a él como un regalo, sin importar su comportamiento. La preservación de Noé, por el otro lado, parece habérsele otorgado debido a su justicia. Sin embargo, no se le otorgó por una justicia derivada de la observación de leyes ceremoniales, como los estatutos Judíos.

El Señor le dijo a Noé: “Entra en el arca con toda tu familia, porque tú eres el único hombre justo que he encontrado en esta generación. (Génesis 7:1—NVI)

Pero Noé fue salvado por la fe.

Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. (Hebreos 11:7—NVI)

Sin embargo, el Evangelio de la salvación por la fe en Cristo parece haber comenzado con el fiel Abraham. Abraham puso su fe en la promesa de Dios. Dios declaró que Abraham era justo en base a su creencia. Pero observa que la promesa fue confirmada en base a la obediencia de Abraham:

Y le dijo:—Como has hecho esto, y no me has negado a tu único hijo, juro por mi mismo—afirma el Señor—que te bendeciré en gran manera… (Génesis 22:16, 17—NVI)
¿No fue declarado justo nuestro padre Abraham por lo que hizo cuando ofreció sobre el altar a su hijo Isaac? (Santiago 2:21—NVI)

La promesa de justicia y bendición Divina fue dada, fue recibida por fe, y fue establecida en el patriarca Abraham.

La Ley de Moisés no entró en esta herencia de ser fructíferos. A Abraham no se le dieron los Diez Mandamientos, ni los estatutos Levíticos, ni las leyes para la lepra, ni las leyes de los alimentos puros e impuros, ni el lavado de trastes, ni el Tabernáculo de la Congregación, ni los sacrificios por el pecado y por las ofensas, ni el sacerdocio Levítico.

Ninguna de estas regulaciones, que son cimientos para la vida Judía, fueron conocidas por Abraham. Ninguna tenía conexión alguna con la herencia Mesiánica.

Entonces, ¿por qué el Señor, después de haber dado y establecido el Evangelio del Reino de Dios en base a la fe y a la gracia, agregó un difícil conjunto de reglas y regulaciones que no tenían nada que ver con la herencia?

Es obvio que la promesa, una vez dada en base a la fe, ya no puede ser lograda obedeciendo un conjunto de reglas. Además, los Diez Mandamientos no producen una justicia real y completa en el creyente ni una conciencia pura ante Dios.

Los Diez Mandamientos magnifican lo pecaminoso de nuestra naturaleza humana y nos condenan a morir. Los Diez Mandamientos nos hacen conscientes de nuestro pecado. Ellos nos revelan la muerte que se encuentra en nosotros, y nos llevan a Cristo para ser perdonados y purificados.

Por esto, no existe manera alguna para que un individuo se gane la herencia Mesiánica obedeciendo la Ley de Moisés. La herencia fue dada originalmente por una promesa y siempre será por promesa. Nunca fue el propósito de la Ley de Moisés hacer que el hombre tuviera una forma de ganarse una herencia que sólo puede ser dada por gracia obrando a través de creer en aquello que Dios prometió.

La herencia le fue dada a Abraham y a su Descendencia. ¿Qué hay del pueblo escogido, de Israel, que vivió después de Abraham y antes que Cristo? ¿Acaso la promesa les fue dada a ellos?

Sí.

¿Pudieron recibir la promesa por medio de la Ley?

No.

¿Tomó parte Israel de la promesa Mesiánica?

Sí. Pero, al igual que Abraham, los Judíos justos murieron teniendo fe en la Descendencia que vendría después.

Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. (Hebreos 11:13—NVI)

La promesa de Dios es el olivo, es la unción, es Cristo. Él es la única herencia verdadera de Abraham.

El olivo comenzó con Abraham y Sarah, y descendió por medio de Isaac, Jacob, y los hijos de Jacob. El Espíritu de Dios estaba sobre los patriarcas y sobre los hijos de Israel, así que profetizaron.

El olivo, la unción Mesiánica, continuó a través de los profetas de Israel. El Espíritu de Cristo, del olivo, habló por medio de los profetas, incluyendo por el Rey David. Los Salmos de David nos muestran qué tan parecida era su experiencia con la Presencia y unción de Dios y nuestra propia experiencia con la Presencia y unción de Dios.

Sentimos tanto consuelo y tanta edificación con los salmos porque el mismo olivo que estaba en David esta en nosotros.

Después de la resurrección del Señor, el olivo ya no era posesión de todos los Judíos por raza sino de un remanente de Judíos elegidos y de un remanente elegido de Gentiles. La posesión del olivo siempre es por promesa, y por fe en la promesa.

Dios prometió, por medio de Amos, que el olivo pasaría a Gentiles elegidos.

Para que ellos posean el remanente de Edom y todas las naciones que llevan mi nombre—afirma el Señor, que hará estas cosas –(Amos 9:12—NVI)

Para que busque al Señor el resto de la humanidad, todas las naciones que llevan mi nombre. (Hechos 15:17—NVI)

En cuanto el número completo de Gentiles elegidos haya sido llevado a Cristo, la promesa Divina es que el olivo regresará a la nación de Israel, y todos aquellos a quienes Dios ha llamado, todos Sus elegidos, serán redimidos.

La Descendencia a quien la promesa ha sido dada es Cristo, el Olivo de Dios. Toda la herencia está en Cristo. Él, y sólo Él, es la Descendencia, el único Olivo aceptable, el único Heredero de las promesas de Dios.

¿Qué hay de quienes son de raza Judía pero que no tienen a Cristo?

Los Judíos no son de la promesa, del olivo, sólo por tener padres Judíos. La salvación siempre es por promesa, por gracia Divina.

Los Judíos antes de la resurrección de Jesús tenían el olivo, y los Judíos después de que el número completo de Gentiles elegidos haya sido reunido también poseerá el olivo, la unción Mesiánica, la promesa de la redención. Pero no porque fueron, o son, Judíos de raza sino porque Dios ha prometido que esto será así.

El Judío de este momento puede volverse parte del olivo sólo recibiendo a Cristo, a la Descendencia a quien fue hecha la promesa.

Ningún Judío o Gentil puede ser heredero de la promesa hecha a Abraham hasta que haya recibido a Cristo. Cristo les perteneció a los Judíos antes de la resurrección de acuerdo con la unción profética que comenzó con Abraham y que pasó por la palabra profética por medio de Isaac a los hijos de Jacob, a las tribus de Israel.

Hoy en día, Cristo le pertenece a quienes sean Judíos o Gentiles, a quienes clamen el nombre de Jesús y que sean bautizados en Su muerte y resurrección.

Cristo le será restituido a los Judíos en los últimos días. El Cristo prometido vendrá a ellos para liberarlos de su incredulidad y dureza de corazón, eliminando el pecado y a las personas malas de su alrededor. Él derramará sobre ellos al Espíritu Santo. Ellos llorarán cuando reconozcan al que han rechazado durante dos mil años.

Cristo bendecirá y le dará vida eterna a las naciones de Gentiles que fueron amables con los hermanos de Cristo, con los miembros de Su Cuerpo. Los Gentiles justos serán aquellos que hayan asistido a los elegidos de Dios durante los periodos de tribulación—especialmente durante la gran tribulación de los últimos días.

Por esto, podemos apreciar que desde el tiempo de Abraham hacia adelante la salvación se ha dado como una promesa de Dios, por la gracia de Dios. Quienes crean en la promesa de Dios están sellados hasta el día de la redención, es decir, hasta el día en que Cristo regrese y restaure todo lo que había sido perdido por la desobediencia de Adán y Eva.

¿Por qué fue presentada la Ley?

La Ley de Moisés fue un artífice temporal, que se agregó debido al pecado que prevalecía.

Hubo varias generaciones de personas, incluyendo los descendientes de Abraham por medio de Isaac, que nacieron y murieron en los cientos de años después de que Dios habló con Abraham pero antes de que Cristo, la Descendencia a quien todas las promesas de Dios le fueron dadas, viniera al mundo.

Durante todos estos cientos de años, los descendientes de Abraham por medio de Isaac, los hijos de Israel, necesitaron de algún tipo de guía para su conducta, además de un entendimiento sobre que su Dios es el Santísimo de Israel que exige comportamiento justo de las personas sobre la tierra, sean llamadas o no por su nombre.

El pecado y la muerte están aferrados a la personalidad de cada ser humano sobre la tierra. La Ley de Moisés fue dada para revelar y enfatizar lo pecaminosa que es la conducta humana y la extensión de las ataduras humanas, y para mostrarles a las personas su necesidad de un Salvador. La Ley nos lleva a Cristo.

La Ley de Moisés fue añadida, no porque sea posible para cualquier ser humano sobre la tierra ganarse la herencia Mesiánica que le fue dada a Abraham como promesa, sino para poner una mano dura de disciplina sobre los hijos de Abraham hasta el día en que llegara la verdadera Descendencia.

Nuestro énfasis aquí con respecto a la gracia quizá parezca contradecir lo que hemos dicho anteriormente con respecto a que la persona Judía necesita obedecer la Ley. También dijimos anteriormente que los sacrificios animales realmente sirvieron para perdonar el pecado y que las personas fueron bendecidas cuando hicieron lo que Dios les decía. Miles de Israelitas fueron bendecidos porque se adhirieron a la Ley de Moisés.

No existe una contradicción en esto. Es tal y como lo hemos dicho. Los Israelitas estaban obligados a obedecer la Ley. Ellos fueron bendecidos cuando la obedecían. Fueron maldecidos cuando no.

Y luego dijimos “la Ley de Moisés fue añadida, no porque sea posible para cualquier ser humano sobre la tierra ganarse la herencia Mesiánica que le fue dada a Abraham como promesa, sino para poner una mano dura de disciplina sobre los hijos de Abraham hasta el día en que llegara la verdadera Descendencia.”

La resolución a esta aparente contradicción es la siguiente. La herencia Mesiánica es la vida eterna, es poseer el Espíritu de Dios, es la liberación del poder del pecado, es el cambio a la imagen moral de Cristo, es el reposo tranquilo en el Padre a través de Cristo. Nada de esto es posible obedeciendo la Ley de Moisés.

Pero si el Israelita no hacía todo lo que tenía a su alcance para obedecer la Ley de Moisés entonces caía bajo la maldición de Dios. Si sí obedecía la Ley entonces tenía comunión con Dios, tenía la alegría de la salvación, tenía el perdón del pecado y tenía numerosas bendiciones materiales.

Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga. (Salmo 51:12—NVI)

También esto es cierto del Cristiano. Si no hace todo lo que tiene a su alcance para obedecer los escritos de los Apóstoles y las Palabras del Señor Jesús, nunca heredará la salvación. Pero si sí obedece a Jesús y a los Apóstoles, el resultado será que Cristo será formado en él. Cuando Cristo esté formado en él, las bendiciones del pacto nuevo le seguirán.

La siguiente historia quizá ayude a aclarar la naturaleza temporal de la Ley de Moisés. El hijo de un hombre rico hizo un viaje a otro país. Mientras estaba ahí conoció a una joven con la que se comprometió. Después de estar de acuerdo con su prometida que ella regresaría al país de él y que ahí se casarían y harían su hogar, él regresó a su casa.

Después de regresar a casa, el joven seleccionó una área a unos cuantos kilómetros de la casa de su padre y comenzó la construcción de una linda mansión sobre una gran porción de terreno.

En el tiempo previsto la joven llegó a la casa del padre del joven. El padre la saludó y le dijo, “Hay una pequeña casa, parte de las habitaciones de los criados, atrás de la casa. Los sirvientes pondrán tu equipaje allí. Aunque es pequeño, es cómodo y tiene todos los servicios, y cubrirá todas tus necesidades hasta que tu nueva casa esté lista. Allí tendrás todo lo que necesites y tendrás la oportunidad para conocer a nuestra familia.”

En cuanto su mansión y el jardín fueron terminados, la pareja se casó y se mudó a su hogar permanente.

Lo mismo sucede con la Ley de Moisés y el Evangelio de Cristo. La Ley de Moisés fue una provisión temporal hasta que llegara el momento que Dios había previsto para que Cristo fuera revelado. Ahora que Cristo ha sido revelado, lo que es temporal se ha eliminado. Nunca fue la intención del padre que la prometida se quedara en el cuartel de los sirvientes. En cuanto un hogar apropiado estuvo preparado, las habitaciones de los sirvientes regresaron a su uso original y ella se fue a vivir con su esposo.

Por esto entendemos que no existe una “iglesia Judía” o una “iglesia Gentil”. No hubo ninguna obra permanente de redención hasta que Cristo vino. La Ley fue algo temporal añadida para mantener el control hasta que Dios estuviera listo para cumplir la promesa de Abraham.

Ninguna persona, ya sea Judía o Gentil, jamás entró al Reino de Dios hasta que Cristo resucitó de entre los muertos, porque no había ningún Reino de Dios hasta que Cristo resucitó de entre los muertos. El Reino de Dios es el resultado directo de la resurrección de Cristo.

Ahora que la promesa de Abraham ha sido cumplida en Cristo, tanto los Judíos como los Gentiles deben entrar a la “mansión” que Dios ha preparado. La Ley, las “habitaciones de los sirvientes”, ya no está disponible para ser usada por la “prometida”, por la Esposa del Cordero.

Por ello, como Pablo indicó varias veces, el Israel verdadero, la Descendencia de Abraham, es la Iglesia Cristiana. Un Judío o un Gentil, para volverse parte del Israel verdadero, debe recibir a Cristo. Aparte de Cristo no existe Israel, no existe la Descendencia de Abraham, no existe el cumplimiento de la promesa Mesiánica, no existe el olivo.

La promesa que se hizo a Abraham no comenzó hasta que Jesús resucitó de entre los muertos. El intervalo de tiempo entre Abraham y Cristo no fue de cumplimiento sino de espera y anticipación.

27. ¿A quienes utilizó Dios para promulgar la Ley?

La Ley de Moisés se promulgó por medio de ángeles, y Moisés la recibió de sus manos y se la dio al pueblo de Israel.

También encontramos en el Libro de Hebreos que los santos ángeles del Señor anunciaron la Ley:

Porque si el mensaje anunciado por los ángeles tuvo validez, y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, (Hebreos 2:2—NVI)

Observa también lo siguiente:

Date cuenta, Israel, que yo envío mi ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te lleve al lugar que te he preparado. Préstale atención y obedécelo. No te rebeles contra él, porque va en representación mía y no perdonará tu rebelión. (Éxodo 23:20, 21—NVI)

Para nosotros no está muy claro lo que Pablo quiso decir en el siguiente versículo:

Ahora bien, no hace falta mediador si hay una sola parte, y sin embargo Dios es uno solo. (Gálatas 3:20—NVI)

Después de referirse a Moisés como mediador, Pablo hace la observación de que deben haber dos o más personas involucradas para que alguien actúe como mediador, como intermediario.

Nos parece obvio que Moisés sirvió de mediador entre el Señor, quien habló por medio de ángeles, y los hijos de Israel a quienes les fue dada la Ley. Esta parte del versículo veintitrés está clara.

Pero la expresión “sin embargo Dios es uno solo” es lo que no queda claro. Algunos traductores que han intentado una explicación sugieren que mientras que ángeles y un mediador fueron los involucrados para que Dios y Su pueblo entraran en el contrato de la Ley de Moisés, la promesa dada a Abraham fue un acto de Dios y que Abraham sólo tuvo que recibirla. Ningún ángel ni mediador fue necesario.

La Ley requirió de la acción de tanto el Señor como de Israel, pero el Evangelio depende de la acción soberana de Dios, es la sugerencia. Sin embargo, esta interpretación no puede ser verdad porque el Reino de Dios depende de nuestras acciones así como de las de Dios. Además, existe un Mediador entre Dios y la gente—el Señor Jesús.

Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. (1 Timoteo 2:5—NVI)

Nosotros ofrecemos una interpretación diferente. Nosotros creemos que Pablo simplemente estaba diciendo que Dios era una Persona a quien el mediador (Moisés) representaba, e Israel era la otra persona.

28. ¿Estará la Ley de Moisés en contra de las promesas de Dios?

De ninguna manera. Si hubiera sido posible crear una ley que nos diera vida eterna y que le diera la aprobación de Dios a la gente, hubiera sido la Ley de Moisés.

29. ¿Qué es lo que las Escrituras han hecho, con la ayuda de la Ley de Moisés?

Las Escrituras han declarado que todo el mundo es prisionero del pecado.

30. ¿Por qué ha declarado Dios que todo el mundo es prisionero del pecado?

Para que en Cristo, Dios pueda crear un Reino nuevo. Ninguna persona jamás entró al Reino de Dios hasta que Cristo resucitó de entre los muertos. Cristo es el Primogénito del Reino, el Comienzo de la nueva creación.

Todas las cosas del Reino de Dios están en Cristo y son de Cristo. Si alguien pudiera lograr la aprobación de Dios cumpliendo a la perfección los requerimientos de la Ley de Moisés, Cristo no sería todo ni estaría en todo. Existiría otra persona compitiendo con Cristo en el área de la justicia.

Ningún ser humano puede obedecer la Ley de Moisés. Todos somos llevados ante la única Persona que puede obedecer la Ley a la perfección y que puede redimirnos del pecado—Cristo. Recibimos la justicia de Dios y los beneficios de la herencia de Abraham poniendo toda nuestra confianza en Cristo.

Han existido algunos rabinos Ortodoxos que han obedecido la Ley a tal perfección que sus seguidores se han preguntado si ellos no serían Cristo. Estos hombres Judíos ciertamente eran admirables en su observación de la Ley. Pero cuando son comparados con la majestuosidad de Jesús de Nazaret, con Su sabiduría, compasión y poder se puede observar que el mejor de los hombres no es más que polvo insignificante mientras que Jesús asciende en Gloria Divina hasta estar sentado en el trono más alto del universo.

¡Es blasfemo comparar aun al hombre más justo con el Señor Jesús! Jesús es más que el hijo de David. ¡Jesús es el Hijo de Dios!

31. ¿Qué era cierto de nosotros antes de que el Evangelio de la fe en Cristo nos fuera predicada?

La Ley de Moisés nos tenía presos, encerrados hasta ser guiados hacia la única y verdadera salvación de Dios cuando esta se revelara.

32. Entonces, ¿qué era la Ley de Moisés?

Nuestro guía encargado de conducirnos fielmente a Cristo para que por medio de la fe pudiéramos ser aprobados de Dios.

33. ¿Qué es verdad ahora que el Evangelio de la fe en Cristo está siendo predicado?

La guía ha cumplido con su cometido y ya no estamos sujetos a ella.

La guía, la Ley, ya no es necesaria después de que nos acercamos a Cristo. Ahora tenemos un Guía nuevo que nos conduce a Cristo—el Espíritu Santo de Dios.

Después de convertirnos en Cristianos, si no obedecemos al Espíritu Santo, acercándonos continuamente a Cristo, la Ley está ahí para recordarnos que la paga del pecado es la muerte. No nos estamos refiriendo a los aspectos ceremoniales de la Ley sino de la ley moral eterna de Dios representada por los Diez Mandamientos. Los Diez Mandamientos son un recordatorio constante para todos los pecadores, para tanto Cristianos como no Cristianos.

34. ¿Qué declara Pablo que es cierto de todo miembro de las iglesias de Galacia?

Toda persona en Galacia que haya puesto su confianza en Cristo es un hijo de Dios, ya sea o no que esta persona haya nacido Judía o Gentil. Nada se puede lograr, pero sí perder, si se regresa y recoge parte de la “guía”, de la Ley de Moisés.

35. ¿Qué sucede cuando somos bautizados en agua en la muerte y resurrección de Cristo?

Somos revestidos de Cristo.

36. ¿Qué se vuelve verdad en el momento en que nos revestimos de Cristo?

Nos volvemos uno con Cristo. Se forma una nueva creación, en la que todas las partes de nuestra personalidad se están transformando eternamente al ser forjadas en Cristo, por medio del contacto con Él (2 Corintios 3:18; 5:17,18).

La nueva personalidad, en la que todas las cosas se han vuelto nuevas en Cristo, es la misma en el esclavo como en el libre, es la misma en el hombre como en la mujer, es la misma en el Judío como en el Griego. Es una nueva creación porque la primera creación ha desaparecido en la cruz del Calvario.

Todo miembro del Reino de Dios es una personalidad claramente definida. Sin embargo, todos somos uno en Cristo en Dios—así como el Padre y el Hijo son Uno.

El Evangelio siempre es primero para el Judío, y Cristo se manifestará a Sí mismo a la nación de Israel durante el periodo de la gran tribulación, según entendemos nosotros las Escrituras proféticas.

El Libro de Isaías, así como todos los demás escritos proféticos, está dirigido a Cristo y a quienes están en Cristo. No existe ningún otro Templo de Dios, ningún otro olivo, ninguna otra Iglesia, ningún otro Reino de Dios, ningún otro pueblo escogido.

En cuanto somos revestidos con Cristo, entramos en la herencia Mesiánica, en la promesa hecha a Abraham, entramos en el Reino de Dios. No existe un Cristiano Judío ni un Cristiano Gentil. Todas estas distinciones dejan de existir en Cristo. Sólo existe el único Cuerpo de Cristo.

No habrá un “remanente Judío” en los últimos días (mientras los “Gentiles” se la pasan en el Cielo), como algunos están enseñando. Un revisión cuidadosa del Capítulo Once del Libro de Romanos (versículo 5) nos revelará que el “remanente” de quien Pablo estaba hablando eran los Judíos que se habían convertido en Cristianos por medio de la gracia. El “remanente” de Judíos eran los Cristianos originales, e incluían a los autores del Nuevo Testamento.

Si los primeros Cristianos (el remanente) eran Judíos y los Gentiles fueron agregados a esta única Iglesia de Cristo, ¿acaso en los últimos días Dios dividirá la única Iglesia de Cristo, llevándose a los Gentiles al Cielo y dejando a los Judíos sobre la tierra para sufrir tribulación?

¿Te parece esto razonable?

¿Acaso esta doctrina está de acuerdo con el tercer capítulo de Gálatas?

Nosotros pensamos que no. Pensamos que es hora de dejar de dividir a la única Iglesia de Cristo en Gentiles y Judíos, ya que esta división es contraria a las enseñanzas del Apóstol Pablo.

37. ¿Qué es verdad de toda persona que pertenece a Cristo?

Es la Descendencia de Abraham, siendo parte del Cuerpo de Cristo. Es heredera de la bendición según la promesa que el Señor hizo a Abraham.

La Descendencia de Abraham es una, no dos. Cuando el Judío recibe a Cristo se convierte en la única Descendencia de Abraham. Cuando el Gentil recibe a Cristo se convierte en la única Descendencia de Abraham. La Descendencia es el Heredero de todas las promesas de Dios, especialmente de la promesa del Espíritu Santo. La Descendencia es Israel. La Descendencia es el Reino de Dios. La Descendencia no es Judía ni Gentil. La Descendencia es Cristo y toda persona que está en Él, sin distinción de raza, género ni clase social.

Capítulo Cuatro.

1. ¿Qué es verdad del heredero al reino mientras es menor de edad?

Aunque algún día gobernará el reino, mientras es menor de edad está bajo el cuidado de tutores y administradores hasta la fecha fijada por su padre.

2. ¿Qué es verdad con respecto a los hijos de Dios?

Cuando eran menores, estaban esclavizados por los principios de este mundo.

3. ¿Cómo mostró Dios que se había cumplido el plazo para que los hijos de Dios maduraran?

Dios envió a Su Hijo, a Cristo. Jesús nació de una mujer y estaba bajo la Ley de Moisés.

4. ¿Por qué envió Dios a Su Hijo como humano gobernado por la Ley de Moisés?

Para que por Su vida y muerte expiatoria Él pudiera redimir a los “bebés” que estaban bajo la tutela de la Ley de Moisés.

5. ¿Qué es lo que cada “bebé” recibe por medio de Cristo?

Es adoptado como hijo de Dios y está siendo preparado para recibir sus derechos legales.

6. ¿Qué es lo que Dios ha hecho, ahora que somos Sus hijos?

Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de Su Hijo, que clama: ¡Abba! ¡Padre!

7. ¿Qué es verdad de cada persona en quien el Espíritu de Dios está habitando?

Ya no es esclavo, gobernado por los elementos del mundo, sino que es hijo.

8. ¿Qué es cierto de cada hijo?

Es heredero de Dios a través de Cristo.

9. ¿Qué era verdad de nosotros mientras éramos “bebés”?

Éramos esclavos de la Ley de Moisés y de los principios del mundo—de reglas u observancias que no se pueden comparar con el valor espiritual de la redención Divina que hay en Cristo. La Ley y los elementos del mundo no son “dioses” para que nosotros, habiendo sido hechos parte de la Descendencia, permanezcamos esclavos a ellos.

10. ¿De qué querían convencer los Judaizantes a los Cristianos de Galacia?

De que después de haber sido recibidos como hijos por el Padre, volvieran a ponerse bajo la esclavitud de los tutores y administradores, deseando ser esclavos de los principios ineficaces y sin valor de la vida vivida bajo la Ley de Moisés.

11. ¿A qué estaban regresando los santos de Galacia, después de haber recibido al Espíritu de Cristo?

A observar actos religiosos de guardar los días de fiestas, los meses, las estaciones y los años.

12. ¿Qué temía Pablo?

Que el tiempo y el esfuerzo que gastó llevándoles a Cristo hubiera sido en vano.

13. ¿Qué es lo que Pablo suplicaba que hicieran las personas Cristianas de Galacia?

Que se identificaran con él, es decir, que vivieran por la fe en Cristo en lugar de practicar los estatutos de la Ley de Moisés.

El versículo 12 incluye la expresión, “No es que me hayan ofendido en algo”. La idea del versículo 12 parece ser que Pablo les está suplicando a los Gálatas que fueran como él, un discípulo del Señor Jesús. El que ellos hubieran estado metiéndose en la Ley de Moisés no lo había ofendido a él. Él les estaba recordando que él—un Hebreo entre Hebreos—también había tenido que hacer cambios dramáticos en su propia vida para volverse una criatura nueva en Cristo.

Pablo parece estar haciendo una lista de su amistad, mostrando que son uno con él en Cristo y que él es uno con ellos en Cristo. Recuerda la ocasión en que les llevó el Evangelio por primera vez y que lo recibieron bien, a pesar de que aparentemente estaba sufriendo una enfermedad física muy notoria. Ellos no lo habían tratado con desprecio ni desdén, no lo habían “ofendido”, sino que habían recibido el mensaje del Evangelio de Cristo.

Desde esos días, los Judaizantes llegaron con sus enseñanzas contradictorias diciendo que la Ley de Moisés debía ser incluida en el Evangelio de Cristo. Ellos buscaban la manera de destruir el lazo entre Pablo y los Gálatas.

14. ¿En qué condición se encontraba Pablo cuando predicó por primera vez en la región de Galacia?

Se encontraba enfermo con algún tipo de enfermedad física.

15. ¿Cómo reaccionó la gente de Galacia al hecho de que Pablo estuviera sufriendo de una enfermedad física?

Recibieron a Pablo como a un ángel de Dios, como si se tratara de Cristo Jesús. Ellos no lo trataron con desprecio ni con desdén debido a su enfermedad.

Cualquiera que haya sido la aflicción física que Pablo estaba sufriendo, tuvo que haber sido notoria y repugnante en apariencia. Algunos eruditos han sugerido una infección en los ojos que resultaba en una apariencia repulsiva.

Este versículo nos provee de una buena balanza para aquellos que están enseñando que si no recibimos sanidad Divina inmediatamente es porque estamos pecando y quedando cortos de la Gloria de Dios. Los justos sufren muchas aflicciones. El profeta Elías murió de una enfermedad. Cuando es el tiempo apropiado del Señor, Él libera a los justos de toda aflicción. Mientras tanto, debemos continuar buscando el Reino de Dios, y debemos seguir con nuestro ministerio, conforme Dios nos ayude.

16. ¿Qué es lo que Pablo les pregunta?

“¿Qué pasó con todo ese entusiasmo que tenían por el Evangelio y por mí?”

17. ¿Qué estaban dispuestos a hacer por Pablo los Gálatas?

De haberles sido posible, se habrían sacado los ojos para dárselos. Esto nos sugiere que Pablo tenía algún tipo de infección en los ojos.

18. ¿Qué les pregunta Pablo?

“¿Y ahora resulta que por decirles la verdad me he vuelto su enemigo?”

19. ¿Qué les estaban haciendo los Judaizantes a los Gálatas?

Los Judaizantes mostraban mucho interés por el bienestar espiritual de los Gálatas. No era un interés honorable. Ellos intentaban alejar a los Gálatas de Pablo para que los Gálatas los buscaran a ellos como líderes espirituales en lugar de a Pablo.

20. ¿Qué era de beneficio para los santos de Galacia?

Mostrar interés, con tal de que ese interés fuera bien intencionado y constante, y que no se manifestara sólo cuando Pablo estuviera con ellos.

21. ¿Cómo llama Pablo a los creyentes de Galacia?

Hijos queridos.

22. ¿Qué es lo que Pablo tenía que volver a sufrir?

Pablo tenía que volver a sufrir dolores de parto hasta que Cristo fuera formado en los creyentes de la región de Galacia.

Pablo fue el Apóstol de Cristo quien llevó el Evangelio a Galacia. Después de que Pablo se fue, los Judaizantes llegaron a Galacia enseñando que la Ley de Moisés debía ser observada por los creyentes en Cristo. Muchas de las prácticas debían mantenerse, como la circuncisión, las reglas con respecto a los días santos, y los alimentos que se podían comer.

Ahora, Pablo regresaba nuevamente a Galacia por medio de esta carta. Pablo les explica que el pacto nuevo no es la adición de fe a la Ley de Moisés. El pacto nuevo es Cristo formado en nosotros. El pacto nuevo es Cristo en nosotros, y cualquier otra cosa que se agregue es un estorbo al pacto nuevo.

El pacto nuevo es, “Cristo vive en mí” (Gálatas 2:20). El pacto nuevo es Cristo viviendo en nosotros. Observa que los Gálatas habían recibido a Cristo y habían creído en Su nombre. Ellos eran Cristianos. Ellos tenían al Espíritu Santo de Dios. Ahora Pablo estaba sufriendo dolores de parto hasta que Cristo estuviera formado en ellos.

El pacto nuevo es más que una profesión de fe en Cristo. El pacto nuevo es la Vida de Cristo siendo formada en nosotros.

Mientras la Vida de Cristo no esté formada en nosotros, nosotros podemos ser alejados de Cristo por las doctrinas de hombres que vienen e intentan desviar nuestras mentes y dirigirnos hacia su propio conjunto de enseñanzas religiosas. Conforme Cristo está siendo formado en nosotros, nosotros nos estamos volviendo inmunes a estos venenos y estas enfermedades espirituales. La Vida de Cristo en nosotros vence y evita las ideas de hombres y demonios (1 Juan 4:4).

La Vida de Cristo nos está guiando hacia la unidad con el Padre. La unidad con Dios es el clamor del corazón del santo. La unidad con Dios es la verdadera salvación, la única y verdadera justicia, paz y alegría eterna que puede ser experimentada por cualquier ser humano.

23. ¿Qué es lo que Pablo quería que fuera verdad, mientras estaba escribiendo esta carta?

Que él hubiera podido estar personalmente en Galacia hablando con ellos. Si él hubiera podido estar ahí en persona no hubiera tenido que regañarlos por carta sino que hubiera podido razonar con ellos y consolarlos. Pero como estaba ausente, él estaba perplejo en cuanto a cómo proceder para liberarlos del peso de la Ley de Moisés que les estaban imponiendo los Judaizantes.

24. ¿Qué les pregunta Pablo a los Gálatas que estaban listos para ponerse nuevamente bajo la Ley de Moisés?

“¿Por qué no le prestan atención a lo que la ley misma dice?”

25. ¿Quiénes eran los dos hijos de Abraham?

Ismael e Isaac.

26. ¿Qué posición ocupaba Agar?

Agar era la esclava de Sarah.

27. ¿Qué era verdad de Sarah?

Sarah era una mujer libre.

28. ¿Cómo fue concebido Ismael?

Por decisión humana.

29. ¿Cómo fue concebido Isaac?

En cumplimiento sobrenatural a una promesa hecha por el Señor.

30. ¿Cómo puede interpretarse el relato del nacimiento de Ismael y de Isaac?

Puede interpretarse en sentido figurado. Ismael e Isaac eran niños cuyos nacimientos en el mundo físico nos dan una imagen de cómo Dios opera en Su Reino.

31. ¿Qué representan los dos nacimientos?

El pacto antiguo y el pacto nuevo; la Ley de Moisés y el Evangelio de Cristo.

32. ¿Qué representa Agar, la esclava de Sarah y madre de Ismael, en sentido figurado?

Agar procede del Monte Sinaí, es decir, de la Ley de Moisés. El hecho que ella era esclava nos muestra que la Ley de Moisés nos lleva a sentirnos atados y no libres.

Agar representa el Monte Sinaí (la Ley) en Arabia, y habla sobre Israel físico. El pueblo Judío que vive en Jerusalén y por todo el territorio de Israel continúa bajo la Ley de Moisés. Por ello son como Agar e Ismael. Ellos están tratando de obtener la herencia por medio de las obras de la Ley, no por la promesa de Dios; no por la gracia sobrenatural de Dios de donde surgió Isaac. Israel físico sigue bajo el yugo de la Ley de Moisés y de él nacen “esclavos”.

“Isaac” es la Iglesia Cristiana. Los Judíos deben recibir a Cristo, poniendo toda su confianza en Cristo. El único Israel verdadero hoy en día es Cristo y quienes son parte de Él. No existe ningún otro Israel de Dios (Romanos 9:7,8; Gálatas 6:16).

Cristo habló por medio de los Profetas Hebreos, y los Judíos devotos murieron esperando la redención que hay en Él. Ahora tenemos a Cristo y nuestra esperanza de redención continúa estando en Él.

Esto no significa que la Iglesia Cristiana haya reemplazado a la nación de Israel en el plan de Dios. La nación de Israel era la Iglesia bajo el pacto antiguo. La Iglesia Cristiana es la Iglesia de Dios bajo el pacto nuevo. Sólo hay una familia, una nación santa y apartada, una Esposa del Cordero, un Cuerpo de Cristo, un hombre nuevo, una nueva Jerusalén.

En los últimos días, Cristo aparecerá y alejará la maldad de Israel. Nuevamente la nación de Judíos será la ungida del Señor, y Jerusalén gobernará a las naciones de la tierra.

33. ¿Qué es verdad de la Jerusalén celestial?

Es libre así como Sarah es libre. No está bajo la Ley de Moisés. La Jerusalén celestial es la madre de todo creyente que ha vuelto a nacer.

34. Lee Isaías 54:1

Tú, mujer estéril que nunca has dado a luz, ¡grita de alegría! Tú, que nunca tuviste dolores de parte, ¡prorrumpe en canciones y grita con júbilo! Porque más hijos que la casada tendrá la desamparada –dice el Señor–.

Sarah, la que representa la Jerusalén celestial, era estéril. Agar, la que representa a quienes intentan lograr la herencia Divina por las obras de la Ley, pudo dar a luz un hijo inmediatamente. Pero los hijos de Sarah serán infinitamente más grande en número que los hijos de Agar, porque los hijos de Sarah incluyen a Cristo y a todos los que son parte de Cristo.

Este es un principio del Reino de Dios. Quienes intentan trabajar para Dios quizá logren una gran obra. Quienes esperan en el Señor quizá tengan resultados estériles durante muchos años. Pero al final, quienes esperan en el Señor tendrán un fruto inconcebiblemente mayor que los que intentaron construir el Reino de Dios buscando usar las promesas de las Escrituras en su propia sabiduría y fuerza.

La madre de Samuel, la madre de Sansón, la madre de Juan el Bautista, son otros ejemplos de mujeres estériles que dieron a luz según la promesa de Dios.

Cuando pensamos en la diferencia en el fruto producido por Sarah, por Hanah, por Elisabet, y el fruto producido por Agar, comenzamos a comprender la enorme diferencia entre los resultados de esperar en Dios, y salir y lograr las cosas a nuestra propia manera.

Quienes intentan construir el Reino de Dios por su propia sabiduría y fuerza pueden producir rápidamente resultados visibles. Parecen tener éxito, y lo que han producido se burla y menosprecia los “modestos comienzos” del santo que está esperando pacientemente para que el Señor cumpla Sus promesas, para que construya Su Iglesia, Su Reino, a Su propio tiempo y a Su propia manera (Génesis 21:9; Zacarías 4:10).

Cuando el Señor Dios del Cielo comienza a trabajar según Sus promesas, los resultados son mucho mayores que cualquier cosa que la carne pudiera lograr. La Gloria del Señor se manifiesta para que todos puedan contemplarla. Sólo el Señor es exaltado y la carne despreciada.

En el caso de la “estéril”, de la “atormentada y sin consuelo”, del capítulo cincuenta y cuatro de Isaías, sus “hijos” son la ciudad santa, la nueva Jerusalén, el Tabernáculo de Dios, la Esposa del Cordero (Isaías 54:11-17; Apocalipsis 21:2,39).

35. ¿Qué es verdad de cada miembro del Cuerpo de Cristo, de cada Cristiano?

Es el cumplimiento de la promesa hecha a Abraham. Ha sido predestinado, llamado, y declarado justo—todo por la promesa de Dios. Su respuesta debe ser aferrarse con fe vigorosa a la herencia a la que ha sido llamado por el Señor (Romanos 8:30; Filipenses 3:12).

36. ¿Qué les sucederá a quienes no estén construyendo en su propia sabiduría y fuerza sino que están trabajando en y con el Señor, esperando en Él para el cumplimiento de Su Palabra?

Serán perseguidos por quienes están intentando alcanzar el favor del Señor por sus propios programas, por sus propios esfuerzos (Génesis 21:9).

El concepto de la fe en lugar de las obras llega hasta el corazón de la fe Cristiana. El argumento de Pablo que somos salvos por la fe y no por las obras ha sido gravemente malentendido.

En nuestros días, muchos creyentes han comprendido que la salvación por la fe es como un “boleto para ir al Cielo”. El individuo pronuncia verbalmente creer en Cristo y luego espera para que el Señor lo lleve al Cielo. El comportamiento justo y santo no es necesario porque él o ella es salvo por la “fe” y no por las “obras”.

Esta interpretación es errónea. Éstos son los que son los hijos de la carne. Revelan que son hijos de la carne por su énfasis en el dinero, en grandes edificios y en una gran cantidad de gente. Gente como esta siempre perseguirá al justo porque no comprenden ni al Señor ni a Sus hijos.

Los hijos de la promesa de Dios son justamente lo contrario. Ellos están muy preocupados con la justicia, la santidad y la obediencia a Dios. Ellos saben por la Biblia que solo los puros de corazón verán a Dios. Ellos comprenden que cualquier doctrina que le asegure un lugar en el Reino de los Cielos al que no es recto, ni puro ni obediente es errónea.

Con respecto a la construcción de edificios y a atraer a un grupo grande de personas, los elegidos son lentos para moverse. Ellos se dan cuenta de que en el área de los esfuerzos religiosos—el intento de hacer que surja el Reino de Dios—los santos deben esperar cuidadosamente en el Señor, asegurándose de que todo lo que se hace sea por el Espíritu de Dios. Al levantar “tres albergues”, es probable que surja un “Ismael” (Mateo 17:4).

Por esto, podemos observar que los hijos de la carne, aquellos que han sido añadidos a las iglesias por esfuerzo humano, no están demasiado preocupados con el comportamiento justo, santo y obediente. Ellos están muy preocupados con la magnificencia de sus edificios. Ellos han malentendido la enseñanza de Pablo sobre la salvación por la gracia mediante la fe.

Aquellos a quienes el Señor ha agregado a la Iglesia piensan en otros términos. Ellos comprenden que el programa de salvación, aunque le ofrece al peor de los pecadores acceso inmediato al Trono de Misericordia en el Cielo, es el plan divino para producir por medio de Cristo comportamiento justo, santo y obediente en el creyente; ya que tal comportamiento, efectuado en Cristo, es el fruto del Reino de Dios.

Con respecto a las promesas de ser fructífero y someter la tierra, incluyendo la rectitud en comportamiento del propio creyente, además de la propagación del Evangelio y llevar al mundo a que esté sujeto a Cristo, el verdadero hijo de Dios espera, espera y espera en el Señor (Isaías 40:29-31).

Los santos saben que Cristo, por medio de la sabiduría y del poder del Espíritu Santo, está construyendo Su propia Iglesia (Mateo 16:18).

Quienes están “sirviendo a Cristo” en la carne se burlarán y perseguirán a quienes están sirviendo a Cristo en el Espíritu (Génesis 21:9).

37. Lee Génesis 21:1

Por eso le dijo a Abraham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac (Génesis 21:10).

38. ¿Cuál es la conclusión de Pablo?

La Ley de Moisés, aquello que los Judaizantes intentaban agregar al Evangelio de Cristo, corresponde a la esclava, a Agar. El Evangelio de Cristo corresponde a la libre, a Sarah. La Ley de Moisés “jamás tendrá parte en la herencia” junto con Cristo.

Los que somos Cristianos somos de Sarah, no de Agar. Por ello, somos libres. No debemos intentar agregar a nuestra libertad en Cristo la esclavitud de las obras de la Ley de Moisés.

Capítulo Cinco.

1. ¿Qué les exhorta Pablo a los santos de Galacia que hagan

Que vivan en la libertad en que Cristo nos ha hecho libres y a no someterse nuevamente al yugo de la esclavitud de la Ley de Moisés.

2. ¿Qué será verdad de quienes escuchen a los Judaizantes y se circunciden?

Cristo no les servirá de nada.

3. ¿Qué se vuelve verdad del hombre que acepta ser circuncidado para cumplir la Ley de Moisés

Está obligado a practicar toda la Ley de Moisés.

4. ¿Cuál es el estado espiritual de la persona que escoge ser justificada por la Ley de Moisés

Ha roto con Cristo. Ha caído de la gracia.

5. ¿Qué es verdad de nosotros que estamos siguiendo al Espíritu de Dios en lugar de intentar efectuar los requerimientos de la Ley de Moisés

Nosotros, por medio del Espíritu, tenemos esperanza en la justicia prometida.

La expresión “mediante la fe, aguardamos con ansias la justicia que es nuestra esperanza” merece cuidadosa consideración.

Sabemos que ahora ya no tenemos ninguna condenación (Romanos 8:1). Sin embargo, la expresión “la justicia que es nuestra esperanza” nos señala hacia el futuro.

El Evangelio del Reino de Dios es una visión del futuro. Necesitamos ser recordados de esto de vez en cuando. Cuando veamos las tremendas dificultades que se aproximan al mundo, nosotros debemos mirar hacia arriba, ya que nuestra redención se está acercando. La redención está en el futuro cercano. Lo que tenemos ahora es una “prenda”, un enganche, una garantía de la plenitud que falta por llegar.

El Reino de Dios está cerca. Pronto llegará a la tierra. Es una nueva era de justicia, paz y gozo en el Espíritu de Dios. Nuestra respuesta a las Buenas Nuevas de la venida del Reino es creer en Cristo, arrepentirnos de nuestros pecados y de nuestra desobediencia, y ser bautizados con agua como señal de nuestra aceptación de Cristo como Señor y Salvador.

Cuando Jesús venga en Su Reino o seremos salvos para participar en el mundo nuevo de justicia, o se requerirá que vayamos a las tinieblas de afuera, evitando que entremos al gozo de la nueva era.

Esto es lo que Pablo quiso decir con “aguardamos con ansias la justicia que es nuestra esperanza”. Nuestra esperanza es que si recibimos a Cristo, si nos arrepentimos, y si somos bautizados en agua, y luego seguimos al Espíritu Santo cada día de nuestro peregrinaje, el Señor Dios nos recibirá al Reino de justicia cuando Él regrese. Entonces, nosotros tendremos un espíritu, una alma y un cuerpo justo. Sólo Cristo puede darnos estos.

Quienes sean circuncidados y regresen a la Ley de Moisés están confiando que Dios los aceptará en el Día del Señor. Nosotros que no tenemos nada de confianza en la Ley de Moisés estamos confiando que nuestra fe en Cristo logrará que seamos aceptados por el Señor en el Día que está por llegar.

6. ¿Qué hay sobre estar o no circuncidados

En Cristo Jesús de nada vale estar o no circuncidados. Esto no tiene importancia en el Reino de Dios.

7. ¿Qué es lo que sí vale en el Reino de Dios

La fe que actúa mediante el amor.

8. ¿Qué era verdad de las iglesias de Galacia antes de que llegaran los Judaizantes

Ellas estaban creciendo en Cristo, estaban corriendo bien.

9. ¿Qué estaban logrando los Judaizantes

Estaban estorbando el progreso espiritual de los santos, haciendo que dejaran de obedecer a la verdad.

10. ¿Era Cristo el que estaba aconsejando a los Gálatas para que agregaran la Ley de Moisés al Evangelio de Cristo

No.

Quizá nos preguntemos por qué Dios permite que engañadores entren en contacto con jóvenes Cristianos, arruinando y contaminando una obra de gracia que había estado floreciendo. Dios sí posee el poder para evitar el engaño y la tentación.

Quizá la respuesta esté en el propósito que Dios tiene para la tierra en este momento. El propósito de Dios es que surjan hijos en la imagen de Su Hijo amado. Los hijos de Dios deben estar expuestos a toda tentación y dificultad concebible. Del gran grupo de los llamados surgirá un electo, un elegido. Si los elegidos permanecen fieles a Cristo, aprobarán exitosamente todas las pruebas Divinas. Ellos son los santos victoriosos, los conquistadores de quienes se habla en los capítulos dos y tres del Libro de Apocalipsis.

El mundo es un difícil campo de entrenamiento para los oficiales del Reino de Dios.

Cristo regresará y reunirá hacia Sí mismo a Sus conquistadores. Entonces, Él junto con ellos llevarán justicia, paz y gozo a los creyentes más débiles y a las naciones de la tierra.

Al decir “creyentes más débiles” no nos estamos refiriendo a Cristianos descuidados o tibios. Los que sean descuidados sufrirán mucho en las manos del Señor en el Día de Su aparición. Más bien, nos referimos a quienes son débiles en el Señor debido a circunstancias fuera de su control. A ellos se les ha dado poco, y poco les será requerido.

Quienes desperdicien los talentos y las oportunidades que les hayan sido dados por el Señor se enfrentarán con un Cristo enojado.

11. ¿Qué es verdad sobre “un poco de levadura”, como la doctrina que requiere que las personas Cristianas sean circuncidadas y obedezcan los días santos de la Ley de Moisés

Es como la levadura que fermenta toda la masa.

12. Pablo, ¿en qué confiaba en el Señor

En que los santos de Galacia no regresarían a ponerse bajo la Ley de Moisés sino que seguirían en la fe en Cristo.

13. ¿Qué le iba a pasar al que los estaba perturbando para que regresaran a estar bajo la Ley de Moisés

Iba a ser castigado por el Señor Jesús.

14. ¿Qué pasaría si Pablo continuara predicando la circuncisión

Ya no sería perseguido por causa del Evangelio. Ya no sufriría la ofensa que logra la cruz de Cristo.

Siempre hay una ofensa, una vergüenza, asociada con Dios y con quienes están asociados con Dios. La circuncisión era aceptada por la mayoría de los Judíos, hasta por los Judíos malos llenos del espíritu de Satanás. En la mente Judía no había ninguna ofensa, ninguna vergüenza relacionada con la circuncisión. Quizá los Romanos se hayan sentido ofendidos por la circuncisión, pero no los Judíos.

Hoy en día, la gracia es aceptada por la mayoría de los Cristianos, incluyendo los malvados que asisten a las reuniones de los santos. Ahora, el sufrimiento, el juicio y la cruz personal del creyente son los que ofenden a la gente. Esto se debe a que el arrepentimiento y la obediencia y paciencia portadora de la cruz son los aspectos de la redención que están siendo enfatizados por el Espíritu Santo.

Hoy en día, el mensaje más popular es la gracia y las bendiciones materiales y espirituales que se suponen están asociadas con el Evangelio. Cualquiera que ponga énfasis en el don de la salvación incondicional, junto con toda bendición material y espiritual, se volverá bastante popular. No es la fe la que es importante, sino el siempre decir cosas que sean “positivas”.

Cualquier maestro o predicador que plante la cruz personal del creyente en frente de las personas quizá pierda su popularidad. La cruz es una ofensa, un reproche, un escándalo. El mundo y las iglesias mundanas no desean escuchar sobre la cruz personal, sobre el juicio, sobre negarnos a nosotros mismos, ni sobre vivir una vida recta y santa. El concepto de que debemos compartir con Cristo sus sufrimientos es totalmente ofensivo para las personas mundanas. Ellos taparán sus ojos. Ellos odiarán a cualquier hombre o mujer que esté poniendo énfasis en el sacrificio personal del creyente.

Sin embargo, la cruz personal es el corazón del Evangelio del Reino de Dios. Si quitas la cruz personal, quitas lo que hace que el Reino de Dios sea perfecto para Dios y perfecto para las personas. El poder de resurrección del Señor fluye solamente desde el santo que está viviendo una vida crucificada. La cruz personal del creyente es la que lo protege del engaño.

La sabiduría de Dios se puede apreciar en la cruz. El santo verdadero se gloría en la cruz porque ha aprendido que Dios siempre se encuentra con el hombre en la cruz. El mundo está crucificado para nosotros. Nosotros estamos crucificados para el mundo. Cuando la cruz se ha vuelto nuestro centro, entonces nos encontramos en el centro de la voluntad y de las bendiciones de Dios.

El creyente que regresa a la Ley de Moisés se escapa de la ofensa que le ocasiona la cruz; ya que al hacerlo está practicando lo que la mente humana puede apreciar y endosar.

Hoy en día, en muchos casos, no hay ofensa asociada con la cruz de Cristo. Creyentes que no son sinceros o que son mundanos usan la cruz como un prendedor o un collar.

Pero hay un gran reproche para cualquiera que enseñe que el verdadero Cristiano debe tomar su cruz, negarse a sí mismo y seguir a Jesús. ¡Las iglesias no quieren escuchar esto! Mientras se hable de la cruz en términos generales, los “creyentes” consentidos de hoy en día sonreirán y darán su aprobación. Pero el predicador que pone énfasis en lo que la cruz personal significa hasta que la congregación se da cuenta de que va en serio lo de sufrir y negarse a sí mismo, en muchos casos, es condenado al ostracismo.

Ni el ministerio ni los miembros tendrán algo que ver con él. Se le considera un anacronismo, una plaga, una persona negativa que no tiene nada que ver con Jesús ni con el Evangelio.

Los creyentes de hoy en día se encuentran engañados en este asunto. Ellos están esperando que un “arrebato” los libere del dolor, pero una tribulación sin precedente se acerca.

Dios está juzgando el pecado en Su casa. Los verdaderos creyentes se están arrepintiendo y están confesando sus pecados. La mayoría de los llamados “Cristianos” nunca se arrepentirán de sus pecados, y rechazarán y perseguirán a cualquiera que intente reprenderlos.

Este es el estado del Cristianismo hoy en día y el juicio ronda sobre las iglesias. Multitudes de Cristianos están en el valle de la decisión. El Día del Señor está cerca, en el valle de la decisión. ¿Buscaré al Señor con todo mi corazón hasta encontrar Su voluntad para mí, o confiaré en los predicadores que están clamando arrebato, arrebato, arrebato?

15. ¿Cuál era el deseo de Pablo para los maestros que estaban instigando y confundiendo a los santos de Galacia

Que se mutilaran del todo, queriendo decir con esto que se cortaran a sí mismos o que se cortaran del Israel de Dios.

16. ¿A qué han sido llamados los Cristianos

A ser libres de la Ley de Moisés.

17. ¿Cuál es el uso incorrecto de nuestra libertad

Que nos valgamos de esa libertad de la Ley para dar rienda suelta a nuestras pasiones.

Hemos muerto a la Ley de Moisés para estar legalmente libres para casarnos con Cristo, no para estar legalmente libres para actuar como nos plazca. El matrimonio con Cristo es la disciplina más estricta que pueda ser imaginada, pero esta disciplina que es la más estricta de todas conduce a la única libertad verdadera.

18. ¿Cuál es el uso correcto de nuestra libertad

Servir unos a otros con amor.

19. ¿Cuál es el mandamiento en que se resume la Ley de Moisés?

“Amar a tu prójimo como a ti mismo.”

20. ¿Qué les puede pasar a los creyentes que están mordiéndose y devorándose unos a otros?

Pueden destruirse unos a otros.

Los discípulos Cristianos deben conocerse por el amor que se tienen unos a otros. Cuando la amargura y el odio entran a una asamblea de creyentes, no tarda en entrar la muerte espiritual. Una iglesia llena de discordias es de poco o ningún valor en el Reino de Dios. La Ley de Dios es cumplida conforme nos servimos unos a otros en amor.

21. ¿Cuál es el resultado de vivir por el Espíritu de Dios?

No seguiremos los deseos de la naturaleza pecaminosa.

El pacto nuevo de nuestro Señor y Salvador Cristo Jesús incluye el poder para vencer las exigencias de nuestra naturaleza pecaminosa. El creyente en Cristo que vive por el Espíritu Santo puede andar por lugares espirituales y no estar atado por su naturaleza pecaminosa.

El Cristiano que sigue “los deseos de su naturaleza pecaminosa” se rendirá a las exigencias de su carnalidad. Seguir los deseos de la naturaleza pecaminosa significa dar la mayoría de nuestro tiempo y atención a comer, dormir, jugar, trabajar y reproducirnos. La persona que está preocupada sólo por las cinco funciones animales está viviendo en la naturaleza pecaminosa.

El Cristiano que vive “en el Espíritu” no cederá a las exigencias de su naturaleza pecaminosa. Vivir por el Espíritu significa dar constantemente una adecuada cantidad de nuestro tiempo y atención a la oración, a la adoración, a la meditación de las Escrituras, a reunirnos con creyentes fervientes, a ser servidos por y a servir al Cuerpo de Cristo, a confesar nuestros pecados y a presentar nuestro cuerpo como sacrificio vivo para aprender a hacer la voluntad de Dios cada día.

El Cristiano que realmente está viviendo por el Espíritu será enseñado por el Señor a darle suficiente tiempo y atención a las exigencias del mundo actual. Si es parte de una familia, cumplirá diligentemente sus responsabilidades. Tendrá una buena reputación entre gente Cristiana, además de tenerla, en la mayoría de los casos, entre personas del mundo. El Señor Jesús se asegurará de que las necesidades materiales de Sus seguidores sinceros sean provistos.

El Cristiano que está siguiendo su naturaleza pecaminosa no le dará adecuado tiempo y adecuada atención al crecimiento espiritual. Cosechará una túnica de corrupción con la que cubrirá su cuerpo mortal en el día de la resurrección. Morirá espiritualmente (Romanos 8:13).

22. ¿Qué es verdad de los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa?

Desea lo que es contrario al Espíritu Santo de Dios.

23. ¿Qué es verdad de los deseos del Espíritu Santo?

Desea lo que es contrario a la naturaleza pecaminosa.

24. El Espíritu de Dios desea lo contrario a la naturaleza pecaminosa y la naturaleza pecaminosa desea lo contrario al Espíritu de Dios. Entonces, ¿qué es verdad de los discípulos Cristianos?

Tenemos el deseo de vivir de manera justa, santa y obediente, pero para lograrlo debemos negarnos a nuestros propios impulsos carnales.

Sí es posible para el Cristiano vencer los deseos de su naturaleza pecaminosa, como observamos en el versículo 16. Para poder vencer los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa, los cuales pueden ser muy poderosos en ocasiones, debemos aferrarnos a la gracia de Dios.

La persona que quiere volverse una nueva creación en Cristo debe ser diligente cada momento de cada día en su búsqueda de la voluntad del Señor. No hay lugar para ser descuidados en el Reino de Dios. Nuestra carnalidad siempre está deseosa de cumplir sus lujurias. Nuestra naturaleza pecaminosa está separada de Dios debido al pecado que mora en ella (Romanos 8:10).

Nuestro cuerpo está muerto debido al pecado, pero nuestra naturaleza interior que ha vuelto a nacer está viva en Dios porque es de la justicia de Cristo. La justicia de Cristo por medio del Espíritu mora en todo Cristiano, y esa justicia nos ayudará a vencer nuestra naturaleza pecaminosa si oramos y buscamos al Señor a cada instante.

Ningún Cristiano puede ser obligado a pecar en contra de su voluntad. Si clama en el nombre de Cristo, resistiendo a Satanás con la fuerza que el Señor le provea, el diablo huirá a la desbandada.

Satanás obra en cooperación con nuestra naturaleza pecaminosa engañándonos para hacer cosas en contra de la voluntad de Dios y destructivas para nuestra personalidad. Dios provee un método de escape para cada tentación cuando miramos hacia Él con sinceridad.

Mientras tanto, Cristo está siendo formado en nosotros. Cuando Cristo llega a la estatura suficiente en nosotros, comenzaremos a servir a Dios por naturaleza, haciendo más sencillo que resistamos las lujurias de nuestro cuerpo espiritualmente muerto.

25. ¿Qué es verdad de la persona que está siendo guiada por el Espíritu de Dios?

No está obligada a obedecer los estatutos ceremoniales de la Ley de Moisés.

El Espíritu Santo mismo es la Ley del pacto nuevo. Cuando estamos viviendo y caminando en el Espíritu de Dios, estamos viviendo y caminando en “la ley del Espíritu de vida” (Romanos 8:2; 2 Corintios 3:6).

Entonces, ¿qué es verdad de la persona, ya sea que profese o no creer en Cristo, que ni está obedeciendo la Ley de Moisés ni siguiendo el Espíritu de Dios?

Es un pecador que está bajo el juicio de Dios. Si ha puesto su confianza en Cristo, Dios juzgará su conducta. Sufrirá castigo debido a sus pecados (1 Corintios 11:32) para salvarlo de la ira que caerá sobre el mundo.

Si la persona será salva al final de cuentas dependerá de su respuesta a las aflicciones que el Señor envíe sobre él. Cualquier “Cristiano” que viva descuidadamente, esperando que Dios lo perdonará de todas maneras, está jugando un juego muy arriesgado. Está apostando su alma eterna. Está jugando con el castigo eterno.

¿Quién sabe qué estará enfrentando después de la muerte?

Sólo Dios el Padre, quien vio a Su único Hijo caer de boca sobre la tierra por el peso de Su cruz conforme cargó nuestro pecados hasta el Calvario, sabrá lo que el creyente descuidado enfrentará cuando muera. Dios no está complacido con aquellos que le están agregando a eso el peso de su actitud frívola hacia la salvación.

Ningún sacrificio ha sido provisto para aquellos que están pecando a propósito (Hebreos 10:26).

26. ¿Qué tipos de comportamiento son practicados por las personas, incluyendo Cristianas, que están viviendo en su propia sabiduría y fuerza, en una existencia animal, en lugar de en la sabiduría y la fuerza del Espíritu Santo de Dios?

  • Inmoralidad sexual.
  • Impureza.
  • Libertinaje
  • Idolatría
  • Brujería
  • Odio
  • Discordia
  • Celos
  • Arrebatos de ira
  • Rivalidades
  • Disensiones
  • Sectarismos
  • Envidia
  • Borracheras
  • Orgías
  • Y otras cosas parecidas

27. ¿Cuál es la postura de Dios ante cada persona que practica estos comportamientos?

No heredará el Reino de Dios.

Es obvio, desde el punto de vista de Gálatas 5:19-21, que Pablo no creía que una persona que estuviera pecando entraría al Reino de Dios en base a su profesión de fe en Cristo. Si Pablo creyera eso, se estaría contradiciendo a sí mismo en estos versículos y en muchos otros versículos de sus escritos.

La epístola a los Gálatas fue escrito a “las iglesias de Galacia”, así que los versículos antes mencionados están dirigidos a los santos, no a los que no son creyentes.

Entonces, ¿dónde entra en la salvación Cristiana el comportamiento santo?

¿Somos salvos en base a nuestra conducta?

No.

¿Podemos ganarnos nuestra salvación viviendo una vida buena?

No. La salvación es un regalo que Dios nos da por medio de nuestra fe en Cristo.

¿Qué quiso decir Pablo con “los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”?

La respuesta es la siguiente:

Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! (2 Corintios 5:17—NVI)

Nosotros no podemos ganarnos la salvación con obras de justicia y rectitud ni obedeciendo la Ley de Moisés.

Una conducta justa, recta, santa y obediente es el fruto de que Cristo esté morando en nosotros.

Si alguna persona está en Cristo, nueva creación es. El adulterio, la inmoralidad sexual, la impureza, el odio y otros comportamientos similares, están alejándose de nuestra vida. Comenzamos a practicar la justicia y la santidad.

Si una persona se convierte al Cristianismo y al pasar algunos años no existe una transformación de comportamiento, los comportamientos sucios de la naturaleza pecaminosa siguen evidentes, todavía hay inmoralidad sexual, borrachera, arrebatos de ira, entonces el creyente no está viviendo en Cristo. No existe ninguna evidencia de que esté en Cristo. No existe ninguna evidencia de que está siendo salvado al Reino de Dios.

Los Cristianos son identificados por el fruto del comportamiento santo. Si no existe fruto por el comportamiento santo, entonces Cristo no está en su personalidad. Si Cristo está viviendo en un individuo, el comportamiento justo y santo lo seguirá. Es imposible que Cristo esté viviendo en una persona, y que todavía siga practicando la inmoralidad sexual, la ira, la borrachera, la idolatría, la brujería y la discordia.

Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios. (1 Juan 3:9—NVI)

28. ¿Cuáles son las actitudes y comportamientos de los creyentes en Cristo que están viviendo y andando en el Espíritu Santo de Dios?

  • Amor
  • Alegría
  • Paz
  • Paciencia
  • Amabilidad
  • Bondad
  • Fidelidad
  • Humildad
  • Dominio propio

Observa que estas características son “el fruto del Espíritu”. Estas no son producidas por el esfuerzo humano de los Cristianos. Tales comportamientos son contrarios a nuestra carne y alma.

El amor, la alegría, la paz, la paciencia son la Naturaleza de Dios, del Espíritu Santo, de Cristo. No es natural que un ser humano esté lleno de amor, alegría, paz, paciencia, bondad y dominio propio. El mundo, Satanás y nuestra naturaleza humana insiste en el adulterio, en la inmoralidad sexual, en el odio, y en la codicia.

Para poder ser un santo victorioso debemos estar llenos con el Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios por Su naturaleza nos revela amor, gozo y paz.

¿Cómo podemos saber si una persona es Cristiana y está morando en Cristo?

¿Por su declaración de fe?

No.

¿Por ser miembro de un grupo?

No.

Una persona que está morando en Cristo está manifestando amor, alegría, paz, paciencia, bondad, amabilidad y fidelidad en su personalidad. Una persona que no está morando en Cristo está manifestando odio, amargura, confusión, impaciencia, hostilidad y traición en su personalidad.

El odio, la amargura y la confusión se manifiestan en el mundo y en iglesias mundanas. El amor, el gozo y la paz se manifiestan en el Cuerpo de Cristo.

Si el amor, la alegría, la paz, la paciencia y la bondad no se vuelven aparentes en nuestra personalidad después de algún tiempo, entonces estamos en el camino equivocado. Quizá tengamos una religión pero no tenemos a Cristo.

29. ¿Qué relación tiene la ley con el fruto del Espíritu?

No hay ley que condene el amor, la alegría, la paz, la paciencia y el dominio propio.

Pablo les está mostrando a los santos en Galacia cómo el Evangelio de Cristo difiere de la Ley de Moisés. La Ley de Moisés consiste de reglas que deben ser obedecidas por quienes están bajo la autoridad de la Ley.

El Evangelio de Cristo consiste en el Espíritu Santo que está morando en nosotros. El Espíritu Santo está formando a Cristo en nosotros. La formación de Cristo en nosotros se manifiesta en nuestra personalidad conforme el amor, la alegría, la paz, la amabilidad y la fidelidad comienzan a demostrarse en nuestras acciones, nuestras palabras y nuestros motivos e imaginaciones.

La única “ley” que está en contra del amor, la alegría y la paz es la ley del pecado que habita en nuestra naturaleza humana.

30. ¿Cómo podemos identificar a las personas que realmente le pertenecen a Cristo?

Han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos.

Crucificar la naturaleza pecaminosa significa obedecer al Espíritu y a las Escrituras en lugar de ceder a los deseos de nuestra naturaleza humana. Dios nos ayuda llevándonos por varias experiencias que son dolorosas para nuestros deseos humanos.

La naturaleza humana desea que se cumplan sus lujurias pero el Espíritu Santo desea pureza.

La naturaleza humana desea adorar ídolos pero el Espíritu Santo hace que adoremos al único Dios verdadero.

La naturaleza humana desea que practiquemos brujería pero el Espíritu Santo disciplina nuestra sed de experiencias sobrenaturales.

La naturaleza humana se regocija con el odio y la discordia pero el Espíritu Santo nos llena de amor, alegría y paz.

La naturaleza humana rápidamente siente celos de otros pero el Espíritu Santo tiene confianza y no busca Su propia ventaja.

La naturaleza humana es contenciosa y argumentativa pero el Espíritu Santo se regocija en la armonía y el estar de acuerdo.

La naturaleza humana disfruta de los sectarismos, presumiendo del partido al que pertenece, pero el Espíritu Santo busca la unidad del Cuerpo de Cristo.

La naturaleza humana envidia el éxito de otros pero el Espíritu Santo espera a que el Padre satisfaga los deseos de su corazón.

La naturaleza humana comerá y beberá hasta enfermarse o morir pero el Espíritu Santo vive por cada palabra que procede de la boca de Dios.

La naturaleza humana disfruta estar de parranda y feliz pero el Espíritu Santo siente profunda alegría en la alabanza y la suplicación.

La vida que se vive en los deseos de la naturaleza humana llevan la muerte a nuestra naturaleza espiritual.

La vida vivida en los deseos del Espíritu Santo llevan alegría y salud a nuestro cuerpo, a nuestra alma y a nuestro espíritu en este mundo y nos prepara para la resurrección en el Día del Señor.

31. Si nosotros somos Cristianos, y la vida de resurrección eterna del Espíritu Santo está habitando en nosotros, ¿qué debemos estar haciendo?

Debemos estar atendiendo los deseos del Espíritu Santo que está habitando en nosotros.

Como es cierto de todo ser humano, cada creyente en Cristo está tomando decisiones durante todo el día. Si está tomando sus decisiones conforme a los deseos de su naturaleza humana, está cosechando muerte espiritual. Si está tomando decisiones conforme a los deseos del Espíritu Santo que está en él, está cosechando vida eterna.

La venida de Cristo será un tiempo de cosechar lo que hemos sembrado. Si hemos estado sembrando las lujurias de nuestra naturaleza humana, cosecharemos corrupción y destrucción en el Día de Cristo. Si hemos estado sembrando el fruto del Espíritu Santo, cosecharemos salvación, justicia y vida eterna indestructibles en el Día de Cristo.

La cosecha llegará en la forma del cuerpo que revestirá nuestro cuerpo mortal resucitado. Si hemos estado viviendo en el Espíritu Santo, seremos revestidos con un glorioso cuerpo de vida eterna. Si nosotros, siendo Cristianos, hemos escogido vivir según los deseos de nuestra naturaleza humana, seremos revestidos con un manto corrupto que reflejará la corrupción de nuestra personalidad.

La recompensa por sembrar al Espíritu de Dios es la liberación del pecado en el Día del Señor. La liberación del pecado hace posible que pensemos, hablemos y actuemos en justicia y rectitud. Entonces, recibiremos todas las recompensas en las Escrituras que le son prometidas al justo, incluyendo vida eterna.

La penalización por vivir en la naturaleza humana en la vida actual es que no seremos liberados del pecado en el Día del Señor. Todavía estaremos atados a esos comportamientos que nos han ocasionado tanto dolor en el mundo actual. Recibiremos todas las maldiciones y todos los castigos presentados en las Escrituras asignados al pecador, incluyendo la separación de Dios. Hemos sembrado a nuestra naturaleza pecaminosa así que como consecuencia cosecharemos las ataduras y consecuencias del pecado.

32. ¿Qué debe evitar con diligencia todo santo?

Ser vanidoso, vanaglorioso, envidioso de otros creyentes, cediendo a un espíritu de competencia y rivalidad, buscando obligar a que se haga su propia voluntad.

Capítulo Seis.

1. ¿Qué deben hacer los santos si un miembro de la asamblea es sorprendido en pecado?

Nosotros, con actitud humilde, debemos restaurarlo a su posición ante Cristo, al mismo tiempo que protegemos cuidadosamente nuestro propio comportamiento para que nosotros también no cedamos a la tentación.

2. ¿Cual es la ley de Cristo?

Ayudarnos unos a otros a vivir una vida victoriosa en Cristo, llevando las cargas unos de otros.

3. ¿Qué es verdad de la persona que cree ser un santo sobresaliente pero que en realidad es un creyente débil?

Se engaña a sí mismo.

4. ¿Cual debe ser la actitud de cada uno de nosotros hacia nuestra propia conducta en el Reino de Dios?

Debemos examinar el valor de nuestra propia conducta y regocijarnos sobre los éxitos que tengamos. No debemos compararnos con los demás, intentando competir con ellos.

5. ¿Qué es verdad de todo creyente en Cristo?

Debe cargar con su propia responsabilidad, con su propia carga, con su propia cruz.

6. ¿Qué debe hacer el que recibe instrucción en la Palabra de Dios?

Debe compartir todo lo bueno (aun lo económico) con quien le enseña.

7. ¿Qué es verdad de nuestra relación con Dios?

No podemos engañar a Dios ni burlarnos de Él. Lo que estamos sembrando en vida ciertamente cosecharemos en el Día de Cristo.

El principio del Reino de cosechar lo que se siembra necesita ser enfatizado en nuestros días. A veces, el Evangelio de Cristo es predicado como si fuera un método divinamente ordenado de evadir la ley universal e incambiable de cosechar lo que se siembra. Esta doctrina contradice las Escrituras.

Si un agricultor siembra maíz, cosechará maíz. Si un agricultor siembra trigo, cosechará trigo. Si siembra centeno, cosechará centeno. Si siembra árboles de manzanas, cosechará manzanas.

¿Qué pensaríamos del agricultor que siembra semillas de hierba y que confiara en la gracia de Dios en Cristo para cosechar maíz?

Lo consideraríamos un individuo tonto e ignorante que no entiende el propósito de la gracia de Dios.

Le aconsejaríamos que plantara maíz y que confiara que por la gracia de Dios tendría buen clima. Si sembrara hierba, ¡ciertamente cosecharía hierba!

¿Cuántos creyentes están haciendo precisamente esto?

Están sembrando lujuria, idolatría, brujería, odio, celos, contenciones, sectarismos, envidia, asesinatos y borracheras. Ellos están confiando que por la gracia de Dios en Cristo cosecharán la justicia, paz y alegría del Reino de Dios. Tales personas son tontas e ignorantes. Ellos no comprenden el propósito de la gracia de Dios.

Debemos aconsejar a cada creyente que siembre pureza moral, adoración al Dios verdadero, alegría, paz, confianza, amor a los hermanos, dominio propio y aceptación de la voluntad de Dios. Mientras tanto, la gracia de Dios en Cristo cubrirá sus defectos y lo llenará con alegría y paz conforme siembra los aspectos y las bendiciones del Reino de Dios.

La ley de cosechar lo que se siembra no se puede evadir. El creyente que está sembrando las lujurias de su naturaleza humana pero que tiene su esperanza en cosechar vida eterna se está dirigiendo directamente al desastre en el Día del Señor.

8. ¿Qué cosechará el creyente que está sembrando para agradar a su naturaleza pecaminosa?

Destrucción en la forma de un manto manchado en el día de la resurrección.

9. ¿Qué cosechará el creyente que está sembrando para agradar al Espíritu Santo?

Vida eterna en la forma de un cuerpo semejante al de Cristo.

La Esposa de Cristo estará revestida con sus propias obras justas. Ella está tejiendo su propio manto ahora conforme vive en el Espíritu de Dios (Apocalipsis 19:8—NVI)

Los Cristianos carnales también serán revestidos con sus propias obras. Ellos también están tejiendo su propio manto ahora conforme continúan agradando a sus cuerpos.

Observa lo siguiente:

¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho. (Apocalipsis 22:12—NVI)

No hay manera de evadir la ley de cosechar lo que se siembra. Cuando Jesús regrese seremos tratados con justicia y recibiremos exactamente según nuestras obras de acuerdo a como vivimos sobre la tierra.

La relación que existe entre nuestra conducta en la tierra y nuestra condición a la venida de Cristo debe ser enfatizada en los días que estamos viviendo. La gente Cristiana parece estar bajo la impresión que todos los creyentes serán tratados igual mientras hayan hecho una profesión de fe en Cristo. Esta creencia no es bíblica. Se nos dará lo que nuestras acciones hayan creado.

Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. (2 Corintios 4:17—NVI)

10. ¿Qué será verdad de nosotros si no nos cansamos de hacer el bien cada día de nuestro discipulado Cristiano?

Cosecharemos una gloriosa cosecha de justicia, paz y gozo cuando el Señor regrese del Cielo.

11. ¿Qué debe hacer cada santo cada vez que tiene la oportunidad?

Debe ejercitar el ayudar y ser generoso hacia todas las personas, especialmente hacia los de la familia de la fe.

Del versículo 11 hasta el final del capítulo pudo haber sido escrito por Pablo mismo, mientras que el resto del Libro de Gálatas pudo haber sido escrito por un escriba a quien Pablo le estaba dictando. O, quizá Pablo haya escrito toda la epístola él mismo.

De cualquier manera, en el versículo 11 él parece estar haciendo notar el hecho de que estaba escribiendo con letras grandes. Es posible que Pablo haya estado sufriendo de una aflicción en sus ojos que hacía que tuviera que hacer sus letras lo suficientemente grandes para que él mismo las pudiera ver.

12. ¿Qué motivo tenían los Judaizantes para poner énfasis en la circuncisión?

Para dar una buena impresión ante el pueblo Judío. Además, intentaban evadir la persecución y el reproche que cae sobre toda persona que hace que la cruz de Cristo sea el centro de su vida y su única esperanza de justicia.

13. ¿Estaban obedeciendo la Ley de Moisés los mismos Judaizantes?

No.

14. ¿Qué buscaban al promover la circuncisión?

Querían jactarse de que habían llevado a la gente de Galacia a la similitud de la religión Judía.

15. ¿De qué se jactaba Pablo?

De la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

Como dijimos anteriormente, el mundo y los Cristianos mundanos no quieren escuchar nada sobre la cruz. Ellos prefieren tener los ojos cubiertos. La cruz no tiene sentido para ellos. La circuncisión es una observación religiosa que las personas pueden practicar, algo que pueden hacer para demostrar su adherencia a su religión.

¿Qué puede hacer uno con la cruz?

Creer en ella. Entrar en ella. Abrazarla. Cargarla. Vivir en ella. Jactarse de ella.

Todo ministro verdadero del Evangelio de Cristo sirve desde su postura en la cruz.

Dios siempre se reúne con el hombre en la cruz. La cruz es representada por el Altar de los Holocaustos, que se encontraba a la entrada de la puerta de la Tienda de Reunión.

Las generaciones futuras deberán ofrecer siempre este holocausto al Señor. Lo harán a la entrada de la Tienda de reunión, donde yo me reuniré contigo y te hablaré. (Éxodo 29:42—NVI)

Por fe asignamos toda nuestra personalidad para que muera en la cruz con Jesús.

Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado. (Romanos 6:6—NVI)

Nosotros los Cristianos nos jactamos de la cruz porque la cruz es el poder de Dios hacia la salvación.

Pues Cristo no me envió a bautizar sino a predicar el evangelio, y eso sin discursos de sabiduría humana, para que la cruz de Cristo no perdiera su eficacia. Me explico: El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios. (1 Corintios 1:17, 18—NVI)

La cruz como camino a la salvación es ofensivo para los Judíos y locura para los Gentiles.

Mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado. Este mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para los gentiles, pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. (1 Corintios 1:23, 24—NVI)

La cruz nos hace débiles para que el poder de Dios pueda fluir desde nuestra vida hacia los demás.

Es cierto que fue crucificado, en debilidad, pero ahora vive por el poder de Dios. De igual manera, nosotros participamos de su debilidad, pero por el poder de Dios viviremos con Cristo para ustedes. (2 Corintios 13:4—NVI)

La cruz es el centro, el corazón del Reino de Dios. Cada miembro del Reino de Dios ve la creación desde la cruz. No busca su propia voluntad sino la voluntad de Dios.

La cruz se cerciora de que la voluntad de Dios se haga en el Reino de Dios. Ser crucificados purifica al creyente de la voluntad propia. Vivir una vida crucificada significa que siempre hay un punto de dolor en nuestra conciencia.

Nunca podemos relajarnos, ni establecernos, ni estar completamente tranquilos en Sión.

La cruz personal del creyente destruye la voluntad propia, la ambición personal, el entusiasmo carnal, el egocentrismo, el amor a uno mismo. Tomamos nuestra cruz y hacemos la voluntad del Padre, y el dolor quita la motivación personal. Perdemos los deseos de tener preeminencia en el Reino debido a lo que nos cuesta.

La observación de actos religiosos no puede agregarle nada a la efectividad de la cruz. Actos religiosos, como la circuncisión, sólo pueden disminuir la sabiduría y el poder de la cruz de Cristo. Esta es la razón por la que Pablo, al escribirle a los Gálatas, señalaba hacia la cruz.

He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí. (Gálatas 2:20—NVI)

¡Gálatas torpes! ¿Quién los ha hechizado a ustedes, ante quienes Jesucristo crucificado ha sido presentado tan claramente? (Gálatas 3:1—NVI)

Hermanos, si es verdad que yo todavía predico la circuncisión, ¿por qué se me sigue persiguiendo? Si tal fuera mi predicación, la cruz no ofendería tanto. (Gálatas 5:11—NVI)

Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. (Gálatas 5:24—NVI)

En cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme de otra cosa sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo. (Gálatas 6:14—NVI)

Nuestra postura común en la cruz hace que el creyente Judío y le creyente Gentil sean un solo Cuerpo de Cristo.

Para reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo mediante la cruz, por la que dio muerte a la enemistad. (Efesios 2:16—NVI)

Nuestra muerte con Cristo sobre la cruz nos libera de los requerimiento legales de la Ley de Moisés.

Así mismo, hermanos míos, ustedes murieron a la ley mediante el cuerpo crucificado de Cristo, a fin de pertenecer al que fue levantado de entre los muertos. De este modo daremos fruto para Dios. (Romanos 7:4—NVI)

La muerte en la cruz es un acto de obediencia a Dios nuestro Padre.

Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! (Filipenses 2:8—NVI)

Los “Cristianos” que viven en la carne, sirviéndose a sí mismos usando las cosas de Cristo para su propio provecho, son los enemigos de la cruz.

Como les he dicho a menudo, y ahora lo repito hasta con lágrimas, muchos se comportan como enemigos de la cruz de Cristo. (Filipenses 3:18—NVI)

El santo verdadero de Dios fija su atención en Jesús, soporta la muerte de la cruz, y comienza su peregrinaje hacia la derecha de Dios.

Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. (Hebreos 12:2—NVI)

Los santos aman la cruz. La cruz es dolorosa, humillante y despreciada por el mundo. Es compartir en los sufrimientos de Cristo. Pero la cruz es el único camino hacia la alegría, hacia la paz, hacia la victoria sobre el mundo, sobre Satanás, y sobre nuestra carne y voluntad propia, y hacia ser fructífero y tener dominio sobre la tierra. La cruz es la sabiduría de Dios y el poder de Dios. La cruz puede ser vista y sentida en la personalidad y el ministerio del hombre o la mujer de Dios.

Existe una vergüenza, un escándalo asociado con la cruz de Cristo. La persona que gustosa soporta la vergüenza de la cruz se está dirigiendo directamente hacia el trono del Padre en el Cielo.

La cruz es la manera, y la única manera, para destruir el egocentrismo de la personalidad humana. El ministerio sin la cruz es obstinado, egoísta, vanaglorioso y egocéntrico.

La cruz es tanto la sabiduría como el poder de Dios Todopoderoso.

La cruz es la respuesta de Dios para el egocentrismo del hombre. La gente religiosa construye estructuras elegantes para “glorificar a Dios”. Pero Dios es glorificado en la cruz de Cristo. El Templo de Herodes era precisamente eso—el Templo de Herodes, no era el Templo de Dios. Lo mismo es cierto de todos los esfuerzos del hombre.

Los hombres construyen tabernáculos pero Dios construye la cruz.

¡Qué sabio es Dios! ¡Qué superior en todo!

El santo verdadero, como lo hizo Pablo, considera el mundo entero colgado sobre la cruz. La primera creación murió con Cristo. Ha terminado.

El santo verdadero está en la cruz con Cristo y ve al mundo desde esta posición de impotencia en la cruz. El santo crucificado ve constante al Señor para recibir el poder eterno del Espíritu de Dios. Esta sabiduría y poder incorruptibles son los que dan vida al santo y los que fluyen en abundancia desde él para que la humanidad sea liberada de las cadenas de Satanás.

La cruz es nuestra protección contra el engaño. El creyente que intenta evadir la cruz será engañado por Satanás (Mateo 16:23). Dios mismo le enviará el engaño (2 Tesalonicenses 2:11).

No existe manera de evitar la cruz. Quienquiera que no esté dispuesto a renunciar a todo, a tomar su cruz y seguir a Jesús, no es digno del Reino de Dios. No puede ser un discípulo.

La cruz es una prisión de la cual no podemos escapar sin romper las leyes de Dios, ya que es Dios quien nos ha encerrado.

La cruz es una cima. No debemos saltar de ella debido a que “tenemos fe en la Palabra de Dios”. Es un lugar de espera, de restricciones, de sufrimiento, de paciencia.

es la voluntad de Dios que suframos en este confinamiento, en esta prisión. es la voluntad de Dios que nuestros deseos más intensos sean retenidos. es la voluntad de Dios que tengamos que seguir sirviéndolo en situaciones que nos están frustrando y que nos mantienen orando a cada momento, de día y de noche.

El creyente que forcejea su salida de la prisión de Dios quizá satisfaga su carne por una temporada pero cuando llegue su final habrá pena, desilusión, angustia, decepción, pérdida de fructificación, pérdida de autoridad, pérdida del Reino de Dios.

Aquel que salve su vida, ciertamente la perderá.

Aquel que pierda su vida por Cristo y por el Evangelio ciertamente encontrará nuevamente su vida, y fructificación eterna junto con ella. Su vida será transformada, habiendo sido mezclada eternamente con la vida de Cristo. Su fruto será igual al del obediente Abraham—será multiplicado por siempre.

La cruz es la gloria, el alarde del Cristiano. La cruz lo lleva hasta la impotencia. Desde la cruz misma se levanta en Cristo renovado, transformado, totalmente justificado, gobernador sobre todo.

¿Qué hay de ti, querido lector?

¿Irás a la cruz?

¿O intentarás servir a Cristo a tu propia manera?

La cruz es el camino, el único camino, hacia los deseos de tu corazón.

16. ¿Cuál es el logro más importante del Evangelio de Cristo?

Una nueva creación.

Si alguno está en Cristo, es una nueva creación (2 Corintios 5:17). El hacer o no la circuncisión en el cuerpo físico no cuenta para nada.

La nueva creación es el Reino de Dios.

Cuando una persona vuelve a nacer, la nueva creación da inicio. Poco a poco, mandamiento tras mandamiento, regla tras regla, la personalidad humana es llevada a una unión eterna con Dios por medio de Cristo.

¿Qué es lo que nace cuando el pacto nuevo ha hecho su obra perfecta?

Usemos al Apóstol Pablo como ejemplo. ¿Qué nacerá de la vida de Pablo cuando el Reino de Dios haya llegado a su plenitud en él?

¿Será acaso sólo un Pablo que es salvo? No.

¿Será Cristo mismo? No.

Ninguno de estos es la nueva creación que nace de Pablo.

Entonces, ¿qué o quién es la nueva creación?

La nueva creación es una unión eterna de Pablo con Cristo. Pablo está presente e intacto en la nueva creación. Cristo está presente e intacto en la nueva creación. Hay una nueva creación—la mezcla eterna, incorruptible e inseparable de Cristo y Pablo.

Qué insignificante, qué inútil y qué intrascendente parece la circuncisión y la observación de los días santos cuando se comparan con la radiante gloria de la majestuosidad de la nueva creación.

El Reino de Dios es el engrandecimiento de Dios mismo por medio de Cristo a través de la gente. ¿Agregaríamos la circuncisión y otras observaciones religiosas a Dios?

Todas las observancias religiosas son andamios. Son ayudas para llevarnos a la unión con Dios por medio del Señor Jesucristo.

El Reino de Dios comienza en nosotros como una pequeña semilla. Si cuidamos de la semilla, sin ahorcarla con el pecado o los cuidados del mundo actual, esa pequeña semilla crecerá en nosotros hasta que nuestro espíritu, nuestra alma, nuestra mente, nuestras emociones, nuestros huesos, nuestros motivos, nuestra imaginación, nuestras alegrías, nuestras esperanzas y nuestra voluntad sean todas partes de Cristo.

Esta es una nueva creación.

¿Acaso es Pablo el nombre de la nueva creación? No.

¿Acaso es Cristo el nombre de la nueva creación? No.

Es una nueva creación.

¿Cómo llamaremos a la nueva persona?

Cristo le dará un nombre nuevo. Esta persona ha nacido de la unión eterna de un ser humano y de Cristo. Es uno con Cristo así como Cristo es uno con el Padre. Él vive por Cristo así como Cristo vive por Dios Padre (Juan 6:57).

Dios se volvió hombre. Dios se volvió carne y huesos y habitó entre nosotros en la Persona de Cristo. Este es un cambio eterno en la Persona de Dios, ya que nunca antes Dios se había vuelto hombre.

Cuando Cristo resucitó de entre los muertos, un hombre (pero no Dios) resucitó de entre los muertos y ascendió al trono más alto del universo. Ahora Dios se manifiesta a Sí mismo como Hombre, como Cristo.

¿Puedes imaginarte el asombro de los ángeles electos por esta nueva expresión de Dios?

El Reino de Dios surgió cuando Cristo resucitó de entre los muertos.

Cada vez que un ser humano vuelve a nacer, es Cristo el que está naciendo en él y que se está formando en él. Esta es una nueva encarnación, una nueva revelación del Señor Dios del Cielo. Dios en Cristo puede ser apreciado en el santo que está crucificado con Cristo. Dios está eternamente engrandeciendo Su Ser en santos que se han vuelto una expresión única de Su Persona.

Cristo murió para que nosotros podamos vivir. Ahora es nuestro turno. Nosotros debemos morir para que Cristo pueda ser engrandecido. Si nos aferramos a nuestra vida, Cristo no puede manifestarse en nosotros.

Si nos aferramos a nuestra vida y a nuestras posesiones, si nos aferramos a personas y suponemos tener ventajas, sin permitirle al Espíritu Santo que haga Su voluntad en, y con, nosotros perderemos nuestra vida. Además, Cristo perderá la oportunidad de aparecer al mundo de una manera maravillosamente única. Nosotros debemos morir para que Él pueda vivir.

Cuando nos damos sin reservas a Dios, permitiendo que Cristo llene cada elemento de nuestra personalidad, consintiendo con la transformación de todo lo que somos, nuestra personalidad se vuelve todo lo que Dios quiere que sea.

Un cambio en lo que somos básicamente es muy amenazador, muy difícil para las personas. Los creyentes quizá estén dispuestos a lograr la victoria sobre un pecado u otro. Pero cuando hay que cambiar lo que somos, entonces sí nos resistimos al Señor. Parece ser que cada uno de nosotros tiene alguna parte importante de su personalidad, algún aspecto de Adán, que lo caracteriza, que lo hace lo que es.

Nuestra vida Cristiana puede entretenerse mayormente con una lucha en contra de los síntomas de nuestro tipo de personalidad en particular, que quizá pueda ser del tipo romántico, o lleno con un deseo de tener poder o una posición, o listo para juzgar a los demás, o apto para guardar amargura y venganza, o reservado, o coqueto, o caprichoso, o violento, o temeroso, o arrebatador y codicioso, o que necesita de lujos, o una manifestación de algún otro rasgo de Adán.

Aunque quizá estemos dispuestos a tratar con varios pecados y defectos, cuando el Espíritu Santo comienza a requerir un cambio en lo que somos básicamente quizá rechacemos proceder con la obra de la transformación. El ejército de Dios formado por hijos vencedores incluirá sólo a aquellos que han estado dispuestos a permitirle a Dios que crucifique y resucite su personalidad según Su voluntad.

Sólo en Cristo podemos alcanzar nuestro potencial. Sólo en Cristo la originalidad de nuestra personalidad es desarrollada y aclarada. Si no tenemos a Cristo somos un “caos total”.

Cuando el Espíritu de Dios se mueve sobre el “abismo” de nuestro ser, el orden aparece. Hay una separación entre nuestra naturaleza espiritual y nuestra naturaleza humana. La “tierra” aparece. La “vegetación” (vida espiritual) se produce.

Entonces, el Creador Todopoderoso comienza a crear Su imagen en nosotros, comienza a llevarnos a una unión Consigo mismo y unos con otros, y a guiarnos por el camino que resulta en gran fructificación, y en dominio sobre todas las obras de las manos de Dios.

Sin Cristo permanecemos sin forma. Conforme la Vida de Cristo se va formando en nosotros, la imagen de Dios en nosotros se va manifestando para que todos puedan ser testigos.

¿Qué es el Reino de Dios?

El Reino de Dios es la formación de la Vida de Cristo en un ser humano. El Reino de Dios consiste de seres humanos en quienes Cristo ha emergido. Para que el Reino de Dios pueda existir deben haber dos nacimientos. Debe haber el nacimiento de una mujer, y luego Cristo debe nacer en nosotros.

El Reino de Dios es la unión de un ser humano con Dios por medio de Cristo.

Cuando Jesús aparezca, aquellos cuya vida sea Cristo aparecerán con Él. La aparición de Cristo y de aquellos en quienes Él ha sido formado y en quienes está morando es la venida del Reino de Dios a la tierra.

En este momento, el Reino de Dios está a la derecha del Padre. Toda persona en quien Cristo está viviendo está allí a la derecha de Dios—en, y con, Cristo (Colosenses 3:1-4).

En el Día de Cristo, el Reino de Dios, que es Cristo y aquellos en quienes Cristo está habitando, será manifestado en la plenitud del poder de Dios para que todas las naciones lo puedan contemplar (Juan 17:21-23).

El mundo debe arrepentirse porque el Reino de Dios está cerca y pronto será una realidad visible sobre la tierra. Cuando el Reino de Dios llegue a la tierra, todo pecado será destruido.

17. ¿Qué les confiere el Apóstol Pablo a quienes ponen el desarrollo de la nueva creación por encima de los ritos religiosos?

Paz y misericordia.

18. ¿Qué nombre les da Pablo a quienes tienen la nueva creación surgiendo en ellos?

El Israel de Dios.

19. Los Judaizantes deseaban que la señal de la circuncisión fuera puesta en cada creyente en Cristo. ¿De qué “señal” hablaba Pablo?

De la señal que tiene un esclavo para identificar al dueño del esclavo. Las cicatrices ocasionadas por los golpes repetidos por causa del Evangelio significaban que Pablo era esclavo de Cristo.

20. ¿Qué bendición les confiere Pablo a los hermanos de Galacia?

“Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con el espíritu de cada uno de ustedes.”

(“Guia de Estudio Para Ellibro de Galatas”, 4168-1)

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