ALIMENTOS SACRIFICADOS A LOS ÍDOLOS

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Texto bíblico tomado de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional

Traducción de Carmen Alvarez


El Señor Jesús regañó a la iglesia de Pérgamo porque tenía algunos miembros en su congregación que se aferraban a la doctrina de Balaam, incluyendo el comer alimentos sacrificados a los ídolos. Hay mucha gente hoy en día que come “alimentos” sacrificados a los ídolos. No todos estos ídolos son considerados pecado, pero cada uno de ellos es fuente de gratificación para los demonios.


Indice

Introducción
Alimentos Sacrificados a los Idolos
La Violencia
El Entretenimiento
Estar de Fiesta
Usar malas palabras
El Alcohol, las drogas, el tabaco
La adquisición de dinero
El amor a los lujos
La sed de conocimiento
El deseo de poder y prestigio
La glotonería
La fascinación con los eventos deportivos
La hechicería
El mejoramiento en las técnicas de comunicación
Buscando la excelencia en la música y en otras formas de arte
El amor a la emoción y al estremecimiento
La adoración de nuestros hijos
La lujuria y las perversiones
Interés excesivo en la salud y el físico, el exhibicionismo, el narcisismo
El feminismo, el trasvestismo
El Valle de Acor


ALIMENTOS SACRIFICADOS A LOS ÍDOLOS

Introducción

No obstante, tengo unas cuantas cosas en tu contra: que toleras ahí a los que se aferran a la doctrina de Balaam, el que enseñó a Balac a poner tropiezos a los israelitas, incitándolos a comer alimentos sacrificados a los ídolos y a cometer inmoralidades sexuales. (Apocalipsis 2:14-NVI)

“Alimentos sacrificados a los ídolos.”

Durante la época de los Apóstoles, los templos paganos contenían cafeterías públicas donde uno podía comer alimentos que habían sido sacrificados a dioses-demonio.

De modo que, en cuanto a comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es absolutamente nada, y que hay un solo Dios. (1 Corintios 8:4—NVI)
Porque si alguien de conciencia débil te ve a ti, que tienes este conocimiento, comer en el templo de un ídolo, ¿no se sentirá animado a comer lo que ha sido sacrificado a los ídolos? (1 Corintios 8:10—NVI)

Hemos estado en la India y hemos visto los ídolos que se encuentran a lo largo de la orilla de los ríos. Sabemos muy poco sobre los ídolos de la India. Estamos mucho más familiarizados con los ídolos de la civilización occidental. Así que discutiremos los diversos ídolos del mundo occidental.

Comer algo significa incorporarlo a nuestra personalidad de tal manera que se vuelve parte de nosotros. A continuación presentaremos áreas de la personalidad y del comportamiento que son parte de la personalidad y del comportamiento de numerosas personas de la cultura occidental. Sin embargo, frecuentemente estos son dañinos y realmente son, en muchas ocasiones, parte del mundo de los demonios.

A los creyentes se les ha ordenado que usen su tiempo sabiamente porque los días son malos (Efesios 5:16). Participar en las áreas de comportamiento que estaremos discutiendo, a menudo son una pérdida de tiempo para el creyente—tiempo que debería ser usado en la búsqueda del Señor y en servirle.

Esta lista de ídolos no está en orden de importancia.

La violencia. La violencia es uno de los dioses principales de nuestros días. Una gran parte de la programación de la televisión está dedicada a los acontecimientos actuales en donde se muestran peleas entre naciones, asesinatos, robos, violaciones en las grandes ciudades y novelas con la violencia como su tema central. El asesinato y las peleas siempre están ante nosotros.

Se hace hincapié en que portemos un arma para defensa personal, o en que se aprendan diferentes tipos de luchas para que el individuo pueda protegerse a sí mismo. Algunas personas Cristianas entrenan a sus hijos en varias formas de defensa personal. Quizá sería mejor para el niño o la niña si se le enseñara a confiar en el Señor a que se le enseñara cómo dañar a un oponente. ¿Por que debemos enseñar a nuestros niños a ser violentos cuando este no es el camino del Señor?

En los Estados Unidos, así como en otros países, el hombre violento es glorificado. Se trata del héroe macho que trae una ametralladora en cada mano o que es experto en karate. Este no es el héroe de Dios.

El héroe de Dios es el Señor Cristo Jesús. De todos los hombres que han vivido sobre la tierra el Señor Jesús era el más fuerte en carácter, el más valiente. Nosotros debemos imitarlo a Él en todos los aspectos de Su Persona y no al hombre Adámico violento, descuidado, salvaje y lujurioso.

Quienquiera que admire y busque imitar al hombre Adámico violento está comiendo alimentos sacrificados a los ídolos. Los demonios sienten gratificación cuando los seres humanos se dañan y matan entre sí.

Quienes vivan por la violencia morirán por la violencia.

Los santos de Dios no son personas violentas y no admiran ni practican la violencia.

El entretenimiento. Solía ser que las personas iban a algún tipo de entretenimiento una vez al mes, o a veces una vez a la semana. Ahora la gente es entretenida por la televisión varias horas al día. Esto no es saludable ni es de Dios.

¡Nosotros no necesitamos tanto entretenimiento! El creyente nunca tendrá éxito en el discipulado Cristiano hasta que se acostumbre a pasar cada día tiempo en oración, en esperar al Señor, en meditar en las Escrituras. Una devoción religiosa de esta naturaleza deja poco tiempo para observar que Satanás y sus demonios hagan de las suyas.

El tiempo que se pasa frente a un televisor no sólo no es provechoso, sino que es dañino—destructivo al desarrollo espiritual. Nosotros hemos sido ordenados a que no nos conformemos a este mundo actual. El televisor nos hace conformarnos a este mundo actual. Hemos sido exhortados a hacer buen uso de nuestro tiempo. Ver la televisión no es un tiempo asignado a la construcción del Reino de Dios.

Los cinco dioses del demonio: la lujuria, la violencia, la embriaguez y las juergas, la codicia, y la hechicería componen la mayor parte de la programación televisiva. Quienes ocupan una parte de cada día viendo la televisión están participando de estos cinco dioses y sufrirán de acorde.

La familia Cristiana nunca debe permitir que sus hijos vean la televisión mundana. La programación es de Satanás. Existen alternativas a la televisión, como juegos de mesa, juegos al aire libre, lecturas, rompecabezas, películas, y vídeo casetes. Existe una multitud de videos religiosos que son útiles para que los niños vayan conociendo los valores Cristianos.

No hay duda que pronto habrá en el mercado varios programas interactivos de computación que mejoren la enseñanza Cristiana.

Sentar al niño frente a la programación televisiva mundana es llenarlo con los valores de Satanás. ¿Es esto lo que queremos?

Si le entregamos nuestros hijos a Satanás de esta manera, ellos se pondrán en contra de nosotros cuando sean mayores y nos entregarán a las autoridades por ser fanáticos religiosos. ¡Se acerca el día de la persecución!

Ver la programación televisiva mundana, incluyendo las noticias, puede considerarse tomar de los alimentos sacrificados a los demonios si no nos mantenemos diligentemente en oración. Sabemos que las noticias son parciales a favor de los valores que no son Cristianos y debemos mantener esto siempre en mente.

Si queremos saber lo que realmente está sucediendo en el mundo necesitamos pasar una hora en oración cada día.

Estar de fiesta. Estar de fiesta es abandonarse uno mismo a la “diversión”. Es normal para los niños que se diviertan y que jueguen. Los niños crecen y aprenden sobre la vida y sobre sus medios ambientes mientras están jugando.

El creyente Adámico, aunque sea un adulto en edad, todavía es un niño en cuanto a que de vez en cuando él quiere “divertirse”. Debe bajar su guardia espiritual, despreocuparse, y “divertirse”. Este es un momento excelente para que el enemigo de su alma lo haga decir o hacer algo dañino para el Reino de Dios.

Uno de los problemas es que los Cristianos no entienden la diferencia entre la diversión y la alegría. La diversión es como un ejercicio frenético de la naturaleza carnal. La diversión es posible sólo mientras las circunstancias son agradables. Uno no se está divirtiendo mientras está enfermo o en prisión.

Por otro lado, la alegría es un fruto del Espíritu de Dios. La alegría es una paz establecida profundamente y una sensación de bienestar. El santo tiene alegría profunda que florece en tiempos buenos y en malos, cuando está en libertad o en prisión, cuando está sano o enfermo, cuando los prospectos son buenos o pésimos. Entre mas lejos andemos con el Señor, más fuerte y más consistente se vuelve nuestra alegría.

El Señor dijo que Él nos da de Su alegría.

Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. (Juan 15:11—NVI)

¿Puedes imaginarte al Señor diciendo, “para que tengan mi diversión”? ¿Acaso crees que el Señor Jesús se divirtió mientras estuvo sobre la tierra? Por esto vemos que existe una diferencia importante entre la diversión y la alegría. La diversión es de la carne. La alegría es del Señor.

El Reino de Dios es justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo de Dios.

A los Cristianos que les gusta “estar de fiesta”, a los que creen que a menos que estén divirtiéndose no están experimentando la vida como debe ser, todavía son del primer hombre, de Adán. Dios, en Su amor, pronto los reprenderá severamente para que Adán sea crucificado y que la nueva creación, la creación gozosa, surja.

Cuando pensamos en el Pastor Richard Wurmbrand en una camisa de fuerza, en confinamiento solitario treinta pies bajo el suelo en una prisión Comunista en Bucarest, esbozado para que no se oigan sus gritos alocados, en una celda tan fría que su araña mascota se congeló de frío, se nos hace difícil compadecer a los Cristianos adultos o a los jóvenes que no se divirtieron durante su fiesta del Sábado por la noche (Richard Wurmbrand, With God in Solitary Confinement, (Con Dios en Confinamiento Solitario) Living Sacrifice Book Company, P.O. Box 2273, Bartlesville, Oklahoma, 1993).

Otro problema es que la gente Cristiana no comprende la diferencia entre estar de fiesta y estar en comunión Cristiana. Es muy sencillo saber la diferencia. Si es fácil y compatible con lo que está sucediendo que se ore, que se hable sobre el Señor, que se profetice, que se animen unos a otros en la fe, entonces uno está teniendo comunión. Estos comportamientos están fuera de lugar en una fiesta. Es mucho más probable que en una fiesta se escuchen bromas y chismes que palabras que nos animen en la fe.

Los demonios son un grupo feliz y les gusta bailar y cantar, como podemos notar en las cenefas de los templos de la India. A ellos les encantan las fiestas porque es cuando ellos pueden infiltrarse y hacer de las suyas en los creyentes que no están a la defensiva.

Amar las fiestas es amar alimentos sacrificados a los ídolos.

Usar malas palabras. Usar malas palabras es muy común en nuestros días. La influencia de los Puritanos y de otros Cristianos han evitado, en tiempos pasados, el uso desmesurado de las malas palabras y de las obscenidades en los periódicos y en la programación de la televisión. Ahora está aumentando rápidamente el uso del lenguaje soez—especialmente en las presentaciones de Hollywood.

Las personas, especialmente los Cristianos, nunca usarían malas palabras ni lenguaje obsceno si pudieran ver el demonio que está en sus bocas. El mundo de los demonios siempre habla con malas palabras y con obscenidades—toda forma de lenguaje soez disponible. ¡Y en todos los idiomas!

Cuando las personas están llenas de ira o de temor frecuentemente juran en el nombre del Señor o dicen obscenidades. Los demonios sienten gratificación en tales comportamientos ya que son ellos mismos, morando en la boca y controlándola, los que están hablando.

Ningún Cristiano, en ningún momento, debe usar malas palabras ni hablar de manera obscena. Hacerlo es comer en la mesa de los demonios.

El alcohol, las drogas, el tabaco. El mundo es un lugar de dolor y pavor. Dios nos ha dado Su Espíritu Santo para alentarnos y fortalecernos para que podamos abrirnos paso por el mundo sin sucumbir en la preocupación y el desaliento.

Las personas toman alcohol para escapar momentáneamente del dolor y del pavor a la vida—y sin duda también por otros motivos. El creyente Cristiano nunca debe beber alcohol porque entra en conflicto con los ministerios, dones y movimientos del Espíritu Santo. Hemos estado en una reunión de grupo en un hogar donde las personas habían bebido un poco de vino con sus alimentos. La interferencia con el Espíritu Santo fue notoria.

Estamos conscientes de que en muchos países el uso de vino y de cerveza no tiene el mismo estigma entre Cristianos como es verdad en los Estados Unidos.

El voto Nazareo, como el que reposaba sobre Sansón (Jueces 13:5), sugiere que la separación a Dios incluye la abstinencia al alcohol. Los Israelitas podían disfrutar de todos los frutos de la vid, pero no el Nazareo. El Nazareo se consideraba consagrado a Dios para los propósitos especiales de Dios.

Todo Cristiano que desea vivir una vida victoriosa debe considerarse un “Nazareno”. El Cristiano conquistador no busca actividades carnales que pueda practicar y todavía seguir siendo Cristiano. Mas bien, está continuamente buscando descubrir lo que puede hacer para mejorar su relación con el Señor.

El Cristiano es un soldado, un guerrero espiritual. Su adversario el diablo nunca descansa. El Cristiano debe mantener todas sus facultades finamente afiladas, perpetuamente listas para enfrentar el ingenio de Satanás. El Cristiano conquistador no se pone a considerar lo que otros Cristianos quizá estén haciendo sino que se propone servir al Señor a su máxima habilidad.

Se dice que el alcohol destruye células del cerebro. El Cristiano nunca, nunca hace ninguna cosa que pueda profanar su cuerpo porque es el templo del Espíritu Santo.

La embriaguez, el impedimento de las facultades debido al uso del alcohol, es una de las manifestaciones de gratificación de los demonios más común en el mundo de hoy. Es alimento ofrecido a los ídolos.

Las drogas también son alimento ofrecido a los ídolos. Como el alcohol, las personas usan drogas para lograr algún tipo de alivio sobre el dolor y el pavor de la vida sobre la tierra. Las drogas han sido utilizadas históricamente en muchos—quizá todos—los países. El uso de drogas es una preocupación social importante de nuestros días.

Las personas usan drogas para lograr entrar al reino espiritual, el reino de los demonios. El materialismo no satisface a la personalidad humana así que los ciudadanos “científicos”, “educados” y “sofisticados” de las grandes naciones están viendo hacia el ocultismo para sentir satisfacción. Las drogas son una manera de pasar del mundo material al espiritual.

Existe evidencia de que las drogas hacen daño permanente al cerebro. Algunas autoridades han declarado que la esquizofrenia, por ejemplo, quizá resulte del uso de drogas. Es obvio que el individuo está discapacitado mentalmente, aunque sea temporalmente.

Es difícil imaginarse al Señor Cristo Jesús, al Hijo de Dios, fumando una pipa, un puro o un cigarrillo. Sin importar la cultura, al Señor Jesús nunca se le ve con una pipa, un puro o un cigarrillo.

El santo obediente y victorioso siempre busca ser como su Señor. No está intentando, como dijimos anteriormente, descifrar lo que puede hacer y todavía ser un “Cristiano”. El Cristiano no está viendo qué tan cerca del Lago de Fuego puede acercarse sin caer dentro.

Las personas fuman o mastican tabaco porque no están contentas con sus cuerpos o con sus circunstancias. Ellas deben agregarle algo a sus personalidades para ser aprobadas, para tranquilizar sus nervios, o por alguna otra razón.

¿Puedes imaginarte al Señor Jesús masticando tabaco?

Las investigaciones científicas que se han hecho con relación a fumar cigarrillos han comprobado sin lugar a duda que fumar produce un gran numero de enfermedades serias y debilitantes. Además, fumar pipa ha sido asociada con cáncer de la boca.

Las Escrituras nos informan que Dios destruirá a la persona que dañe a propósito su cuerpo con alcohol, con drogas, o con cigarrillos.

¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, él mismo será destruido por Dios; porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo. (1 Corintios 3:16, 17—NVI)

El alcohol, las drogas y los cigarrillos profanan el templo de Dios. Son alimentos ofrecidos a los ídolos. Los demonios derivan satisfacción cuando pueden convencer a un ser humano para que tome de ellos.

La adquisición de dinero. Las Escrituras revelan claramente, desde Balaam hasta Ananías y Safira, que el amor al dinero es la raíz de toda clase de males.

Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores. (1 Timoteo 6:10—NVI)

Los numerosos pecados y excesos de las diversas naciones “civilizadas” de nuestros días tienen su raíz en el amor al dinero. La mayoría de los crímenes se deben al deseo de adquirir dinero. Las profesiones, desde la docencia y la abogacía hasta la medicina, frecuentemente no son estudiadas con la idea de ayudar a la gente sino de obtener dinero de ella.

El dinero es el dios de la civilización occidental. Los ciudadanos de las grandes naciones no podrían concebir un mundo sin dinero. Todo lo que se hace se lleva a cabo en términos monetarios, con muy pocas excepciones.

Se pelean guerras debido al dinero. Gran parte del mundo está desnudo y muriendo de hambre debido a quienes tienen exceso de dinero. Los gobiernos gobiernan injustamente debido al amor al dinero. Las personas buscan en el dinero el amor, la felicidad y la paz cuando estos tesoros sólo pueden provenir de Dios.

Ninguna persona puede servir a Dios y al dinero. Estamos obligados a escoger entre uno de los dos. Podemos obtener nuestra seguridad, nuestro placer, y nuestros logros mediante el uso del dinero o mediante la oración y la obediencia a Dios. Esta es una de las decisiones básicas que tomamos en nuestras vidas.

La obtención de más dinero del que necesitamos para nuestro bienestar y el bienestar de las personas de quienes somos responsables es un alimento ofrecido a los ídolos. El creyente sabio le pedirá a Dios que quite de él a este dios-demonio. Será infinitamente más feliz en cuanto sea totalmente liberado del amor y la adoración del dinero.

El amor a los lujos. La vida de una persona no consiste en la abundancia de las cosas que posee, nos informa el Señor. Sin embargo, en las grandes naciones de la civilización occidental, la abundancia de comodidades materiales es considerada no sólo como algo deseado sino como algo esencial para el cuidado adecuado del creyente.

De hecho, últimamente se nos ha dicho que la prosperidad material es signo de la bendición de Dios.

Sin embargo, las Escrituras testifican que el Evangelio ha sido dado a los pobres.

Escuchen, mis queridos hermanos: ¿No ha escogido Dios a los que son pobres según el mundo para que sean ricos en la fe y hereden el reino que prometió a quienes lo aman? (Santiago 2:5—NVI)
Conozco tus sufrimientos y tu pobreza. ¡Sin embargo, eres rico! Sé cómo te calumnian los que dicen ser judíos pero que, en realidad, no son más que sinagoga de Satanás. (Apocalipsis 2:9—NVI)

No estamos alentando un espíritu de pobreza. Si el Señor hace posible que un hermano o una hermana mejore su posición económica, qué bendición. Pero cada posesión material que obtenemos hace tanto más difícil atender al Señor. Sólo nosotros podemos decidir si gobernamos nuestras posesiones o si nuestras posesiones nos gobiernan a nosotros.

Es extremadamente difícil, si no es que imposible, que el rico entre al Reino de Dios.

La manera más rápida y segura para matar nuestra vida espiritual es ocuparnos con bienes materiales. Los Cristianos de las naciones occidentales, en su mayoría, son espiritualmente débiles. Esto se debe a que son inundados con prosperidad material. Ellos han intercambiado las riquezas de Cristo por la bisutería plástica del sistema de este mundo.

El Anticristo se asegurará que los ciudadanos del mundo tengan cosas en abundancia, sabiendo por su sabiduría satánica que los lujos materiales matarán la Vida de Dios en las personas.

Decir que debemos estar rodeados de “cosas bonitas” es revelar que estamos tomando de alimentos ofrecidos a los ídolos.

La sed de conocimiento. Nosotros los del mundo occidental tenemos gran conocimiento—¡o por lo menos así lo creemos! El conocimiento produce orgullo. El orgullo ocasionado por el conocimiento evita que se obren milagros de Dios en nuestro entorno.

La búsqueda de conocimiento mundano es altamente valuado en la cultura occidental. Sin embargo, Dios no está impresionado con este valor ni lo promueve. El conocimiento por el bien del conocimiento no tiene ningún valor. Las cosas importantes del Reino son el amor, el gozo, la paz, la obediencia a Dios, la paciencia y la fidelidad. Cuando estos son cultivados, estamos agradando a Dios. El conocimiento es importante sólo cuando es esencial al papel que desempeñamos y a nuestras responsabilidades.

Dios ha hecho al hombre derecho, pero éste ha buscado muchos inventos. Temerle a Dios y guardar Sus mandamientos es todo lo que se requiere de nosotros. No existe limite a la edición de libros. En Cristo Jesús están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Cuando estamos morando en Él, Él nos provee con todo lo que necesitamos saber para complacer a Dios.

El énfasis occidental que se hace sobre la adquisición de conocimiento por el bien del conocimiento es un alimento ofrecido a los ídolos. Aquel que desea bendecir a sus hijos pondrá un mayor valor a sus conocimientos del Señor que a sus conocimientos sobre los hechos del universo. Si ellos le temen al Señor y obedecen Sus mandamientos cumplirán todas las obligaciones que tiene la vida.

El deseo de poder y prestigio. El deseo de poder y prestigio es la motivación principal de muchos creyentes, tanto de hombres como de mujeres. Es realmente un impulso satánico. ¿Por qué buscar gobernar o ser más importante que nuestros hermanos y hermanas en el Señor?

Podemos notar en los gobiernos del mundo las mentiras, los robos y otros pecados que ocurren conforme las personas buscan dominar a otras personas, buscan ser los más poderosos o los más importantes. Esto también es verdad entre Cristianos, especialmente dentro del marco de las denominaciones. Existen creyentes que son excelentes en las maniobras políticas. Se esfuerzan hasta obtener una oficina importante en la denominación.

Muchos de estos funcionarios y administradores son muy trabajadores y hacen un excelente trabajo de mantener andando suavemente una organización. El problema no está en que algunas personas sean administradoras, sino en su deseo de poder y prestigio. En lugar de que el trabajo sea servir al Señor y a otras personas con alegría, el papel del administrador comienza a asociarse con maniobrar una posición para ser importante y para dominar a sus asociados.

Jesús los llamó y les dijo:—Como ustedes saben, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos. (Mateo 20:25-27—NVI)

Que un hermano busque ser superior, o más importante, o dominar a otro hermano en el Señor no es del Reino de Dios. Es alimento ofrecido a un ídolo, a un dios-demonio.

Todo lo que se requiere de cada uno de nosotros es encontrar nuestro papel asignado en el Reino, efectuarlo fielmente, y estar satisfecho.

La glotonería. La glotonería es comer más alimento del que es necesario para tener buena salud.

Es deseable tener un apetito saludable. En las civilizaciones occidentales el apetito de las personas frecuentemente sobrepasa su hambre corporal.

Debido a la abundancia de alimentos muchos de los ciudadanos tienen sobrepeso. Tener sobrepeso ocasiona un gran numero de problemas de salud. Comer demasiado quizá tenga su raíz en causas psicológicas y no es fácil para algunos creyentes restringir su consumo de alimentos para lograr un peso normal.

No queremos agregarle una carga a algún creyente que está comiendo demasiado debido a su inseguridad, a su falta de auto control o a algún otro problema psicológico. Él mismo desearía poder dejar de comer tanto. Él recuperaría su peso normal si pudieran hacerlo.

Seria bueno que un creyente obeso consultara a un medico para saber si requiere de asistencia medica antes de comenzar una dieta.

En algunos casos, quizá sea suficiente hacer una fuerte resolución para dejar de comer tanto, y luego orar y pedirle al Señor su ayuda para reducir el consumo de alimento, especialmente de alimentos que son altos en calorías. En ningún caso debemos darnos a comer en exceso si podemos evitarlo. La glotonería es un alimento ofrecido a un ídolo.

La fascinación con los eventos deportivos. Algunas de las naciones occidentales están muy involucradas con el deporte amateur y el profesional. Mucho tiempo es gastado pensando y hablando sobre las hazañas de los diversos equipos e individuos.

Mientras que los juegos y el ejercicio físico son beneficiosos para las personas, las enormes cantidades de dinero y tiempo que se asignan a los deportes en el mundo occidental es idolátrico. La Biblia nos ordena que redimamos el tiempo, esto es, que usemos sabiamente nuestro tiempo y nuestra energía en términos de las enormes necesidades de las naciones de la tierra para aprender sobre el Reino de Dios y de las provisiones que Dios ha hecho para nuestra salvación.

El Apóstol Pablo nos informa que el soldado de Cristo no se enreda con los asuntos de esta vida. Que el Cristiano pase sus preciadas horas involucrado en los deportes lo hace candidato para un fuerte regaño del Señor y, posiblemente, para ser puesto en las tinieblas de afuera.

¿Puedes imaginarte al Señor Jesús hablando sobre quién ganó tal o cual partido de fútbol? El Señor Jesús estaba atendiendo los asuntos de Su Padre desde la edad de doce años. Nosotros también debemos estar atendiendo los asuntos de nuestro Padre, sin participar en la adoración idolátrica de los eventos deportivos.

La fascinación con los deportes es alimento ofrecido a los ídolos. ¡Que el santo victorioso escape de él!

La hechicería. Los que somos más viejos nunca hubiéramos creído que veríamos el día en que Satanás fuera adorado abiertamente en los Estados Unidos de Norteamérica. Pero ese día está aquí ahora.

En los últimos doscientos años se ha visto un aumento en el énfasis que se pone en el materialismo y en la psicología de comportamiento. El rechazo de la dualidad, que hace hincapié en que el individuo no tiene un alma invisible sino que consiste solamente de lo que el individuo practica en su cuerpo, es característico del pensamiento materialista. Lo mismo es el concepto de que el ser humano nace como un pizarrón en blanco que se convierte en lo que sus circunstancias escriben sobre él.

El materialismo es un compañero frío. Los seres humanos sí tienen un alma y un espíritu, y son parte material y parte espiritual. La gente desea experimentar lo sobrenatural, el mundo espiritual. Ellos anhelan conocer lo metafísico. Debido a que las iglesias Cristianas no han estado suficientemente cercanas al Señor para proveer de experiencias sobrenaturales a sus congregaciones, la gente está buscando otros recursos para satisfacer sus deseos por obtener experiencias fuera del mundo material.

Las experiencias espirituales fuera de Cristo Jesús son del demonio. La gente comienza a involucrase con los demonios y es atada a horribles ángeles caídos. Dios se pone celoso cuando la gente adora a los espíritus caídos, y frecuentemente es muy difícil regresar al Señor una vez que hemos participado de cualquier forma de hechicería o de metafísica.

Cuando intentamos manipular el reino espiritual por “fe”, por la imaginación, por el “pensamiento positivo,” por hablar palabras creativas o por cualquier otro medio metafísico entramos en una área peligrosa del reino espiritual. Si el lector ha participado por ignorancia en uno o más de estos proyectos de prosperidad por la fe, le exhortamos a que vaya al Señor Jesús inmediatamente y le pida Su perdón y Su ayuda para echar fuera cualquier atadura espiritual que pudiera haberse adquirido.

Por favor mantenga en mente que sólo existen dos fuerzas en el reino espiritual: Dios y Satanás. No existe una tercera fuerza neutral. Todo lo que no es de Dios es de Satanás. Todo lo que no es de Satanás es de Dios. Sólo el Señor Cristo Jesús es la Puerta hacia lo que es de Dios. Debemos girar nuestra atención hacia Jesús, no hacia nuestra fe, ni hacia nuestra imaginación, ni hacia nuestra voluntad, ni hacia nuestras palabras positivas ni hacia cualquier otro esfuerzo mental por controlar el reino espiritual. Usar la fuerza mental para lograr nuestras metas es caer bajo el gobierno de Satanás.

Los intentos por manipular el ambiente material proyectando nuestra alma, ya sean que estos intentos se hagan o no en el nombre de Señor Jesús, son alimento ofrecido a los ídolos.

El mejoramiento en las técnicas de comunicación. Nunca antes en la historia del hombre han existido los aparatos de comunicación que tenemos hoy en día. La información tecnológica computarizada se está desarrollando a una escala geométrica. No hay duda de que en diez años las computadoras de ahora, las maquinas de fax, los módems y las redes parecerán como el caballo y la carroza nos parecen ahora.

Anticipamos que falta poco para que la mayoría de las personas sobre la tierra puedan comunicarse viendo y escuchando a la otra persona por medio de un aparato que se lleve en la muñeca como un reloj.

El mejoramiento en los servicios de comunicación no tiene ningún mérito por sí mismo. Si son utilizados para comunicar la santa Palabra de Dios, entonces son beneficiosos. Si son utilizados para comunicar comportamientos malos, entonces son satánicos.

Buscar habilidades de comunicación mas sofisticadas no tiene ninguna virtud por sí misma y los creyentes deben comprender esto. La comunicación no es un dios al que debe adorarse. Debe ser usado para el servicio de Dios. El creyente no debe desperdiciar su tiempo con aparatos de comunicación que no estén al servicio de Dios a excepción de que esté trabajando para una compañía de comunicacion o algo por el estilo. La comunicación con otras personas no debe ser un pasatiempo fascinante.

El desarrollo de tecnología de comunicación representa, como alguien dijo, “mejorar los medios para fines no mejorados.” Recordemos que participar en la tecnología de comunicación como tal, aparte de nuestras necesidades diarias, es un alimento ofrecido a los ídolos.

Nuestra comunicación principal debe ser con el Señor.

Buscando la excelencia en la música y en otras formas de arte. El autor de este libreto ha tenido entrenamiento extensivo como pianista. Está consciente de lo fácil que la búsqueda de excelencia en la ejecución de la música puede volverse un ídolo. Hay poco valor en el desarrollo de excelencia artística a excepción de que el Señor guíe al individuo a tal proyecto.

Si una persona perfeccionara su ejecución de Beethoven en el piano de tal manera que ejecutara las sonatas mucho mejor que cualquier otro pianista en la historia, él habría logrado poco. Tocaría ante audiencias de personas que serían entretenidas y que luego saldrían a vivir vidas que no son agradables al Señor. El virtuoso ha pasado numerosas horas agotadoras amaestrando a Beethoven, sólo para morir y darse cuenta de que ha malgastado el tiempo que le ha sido otorgado sobre la tierra.

El Señor Jesús nos ordenó que buscáramos primero el Reino de Dios y Su justicia. Cuando no hacemos esto, estamos malgastando nuestro tiempo sobre la tierra.

La búsqueda de excelencia musical o artística por su propio bien es un alimento ofrecido a los ídolos.

El amor a la emoción y al estremecimiento. Las personas de las grandes civilizaciones occidentales buscan la emoción y el estremecimiento. El que las personas sientan un gran deseo por tener más y más estremecimientos ha guiado a los directores de películas a producir cintas sobre la violencia, sobre muertes horripilantes, sobre monstruos del mundo espiritual y sobre otras formas de sobresalto y horror. Cada película intenta estimular más sobresalto y horror que la anterior.

Frecuentemente escuchamos a creyentes referirse a un servicio o programa de la iglesia como algo “emocionante”. Las personas quieren que sus actividades de la iglesia sean emocionantes. La gente joven busca estremecimientos de un tipo u otro. Después de que nuestras necesidades básicas del alimento y del techo han sido provistas, buscamos algo que desahogue nuestro aburrimiento.

Oswald Chambers en uno de sus libros menciona que el aburrimiento es uno de los enemigos principales del creyente Cristiano. Esta es la verdad. El carácter Cristiano se forma durante la obediencia diaria, paciente y laboriosa de las palabras de los Apóstoles. Siempre debemos vivir como si Dios nos estuviera usando tremendamente aun cuando pasen décadas sin que seamos llamados (hasta donde nosotros sepamos) para hacer algo significativo.

Siempre debemos seguir orando, siempre debemos mirar hacia el Señor, siempre debemos estar listos para obedecer Su más mínima orden. Es fácil servir al Señor cuando estamos marchando en un gran desfile de avivamiento. El verdadero santo Cristiano está en su apogeo durante periodos largos en que nada parece estar sucediendo.

La naturaleza Adámica insiste en tener emoción y estremecimientos. La naturaleza nueva que está siendo creada en nosotros se siente satisfecha con las pequeñas bendiciones que se le dan cada día. El siervo fiel pone un pie frente al otro hasta que el Señor lo llame a su hogar. Si es usado de alguna manera evidente y espectacular, se mantiene firme ante el Señor. Durante las épocas en que nada de importancia está sucediendo, se mantiene firme ante el Señor. Es consistente, se puede contar con él, y posee integridad en su carácter. Se mantiene como roca en su lugar correspondiente en el campamento.

Existen muchos pastores que “mantienen a la gente viniendo” teniendo siempre algún programa emocionante. El pastor fiel está más preocupado por el crecimiento espiritual de su rebaño $e lo que está con mantener a la gente asistiendo a la iglesia. Se asegura, mediante la oración, de que cada evento que presenta ante la congregación resulte en el desarrollo de Cristo en los creyentes.

Sentir un gran deseo por la emoción y el estremecimiento es un alimento ofrecido a los demonios.

La adoración de nuestros hijos. La herencia más maravillosa que uno puede tener son hijos. En algunos casos, la gente, sirviendo a los demonios del interés personal, están asesinando a sus propios hijos mientras todavía están en el vientre. En algunos países del mundo los niños están muriendo de hambre. En otros países los niños son disparados en las calles por ser huérfanos. Algunas veces los niños son vendidos a la prostitución.

Ciertamente, ¡nuestro mundo está lleno de demonios!

En las naciones occidentales “Cristianas”, democráticas y “libres”, a veces ocurre la adoración de los hijos. Los hijos gobiernan el hogar. Las madres están en una relación enfermiza con sus hijos, amándolos demasiado, dándoles todos sus caprichos y rehusando corregirlos con firmeza.

Existe un papel apropiado para el padre, para la madre, y para los hijos en un ambiente familiar sano. El padre debe ser la cabeza. La madre debe dirigir el hogar y criar a los hijos con el interés y la asistencia amorosa del padre. Los hijos deben ser criados en la Presencia del Señor con mucho énfasis en la bondad del Señor, en Su amor, y en Su Palabra.

A su debido tiempo en el desarrollo, el hijo debe ser enseñado a respetar la legítima autoridad y a temer la desobediencia de las instrucciones dadas a él, siendo Dios la máxima autoridad. Cada uno de estos roles y relaciones debe ser formado en Cristo. Todos deben ser conducidos en Cristo.

Cuando la relación está ligada de persona a persona, de esposo a esposa, de esposa a esposo, de madre a hijo, y no está fundada en Cristo, esta no durará. La relación se vuelve idolátrica.

Toda relación debe estar “sobre el altar”. Esto quiere decir que Dios puede terminar esa relación en cualquier momento sin que nosotros perdamos ni una pizca de nuestro amor por Dios ni de nuestra confianza en Él. Debemos considerar toda cosa y toda persona a la ligera, ya que el mundo está pasando.

Si el hijo asciende en su hogar al grado de que no puede ser corregido, entonces se convertirá en un pequeño tirano, siempre exigiendo que sus deseos sean cumplidos inmediatamente. Los niños rápidamente aprenden si pueden imponer su voluntad o si deben someterse a la voluntad de quienes están sobre ellos en el Señor—sus padres y maestros.

Se escucha decir a las madres en las naciones prósperas, “Mi hijo debe tener lo mejor”, queriendo decir con esto que debe tener todo lujo y todo beneficio. Este es un alimento ofrecido a los ídolos. La verdad es que el hijo debe ser llenado lo más posible con la Palabra y adoración de Dios. El conocimiento del Señor es el mejor regalo que cualquier padre puede darle a su hijo, así como el debido respeto a la autoridad. Si el hijo ama, teme y obedece a Dios entonces el padre le ha dado a su hijo “lo mejor”.

La lujuria y las perversiones. Las naciones occidentales “Cristianas” están llenas de toda clase de lujuria y perversión sexual. Ellas dicen ser las naciones “libres” del mundo. La verdad es que son esclavas de los monstruos más espantosos que uno se pudiera imaginar.

Todos los pecados antiguos están aumentando, desde la homosexualidad hasta ofrecer sacrificios humanos en rituales satánicos. La pornografía está por todas partes. El uso de niños como objetos de lujuria es común en las naciones democráticas. En las escuelas públicas de Norteamérica se está intentando convencer a los niños que las perversiones morales son normales y que debemos aceptar a cada individuo con los brazos abiertos sin importar qué tan moralmente sucio se vuelva su comportamiento.

Estamos muy cerca de legalizar las relaciones hombre-niño, el incesto y las relaciones con animales. Estas abominaciones no difieren en clase de lo que está pasando, sólo del grado de la aceptación pública.

¿Cuánto tiempo permitirá Dios que Su tierra sea invadida por demonios? No lo sabemos. La historia nos advierte que no falta mucho para que el juicio Divino nos caiga de sorpresa.

Satanás y sus fuerzas en el reino espiritual de alguna manera obtienen gratificación de la práctica de la lujuria y las perversiones. Tomar parte en tales abominaciones es tomar alimentos sacrificados a los ídolos.

Interés excesivo en la salud y el físico, el exhibicionismo, el narcisismo. Interés excesivo en la salud y el físico es otro ejemplo de una característica normal y deseable que crece hasta volverse una atadura del demonio. El cuerpo humano es una maravilla científica, un instrumento que sólo Dios pudo haber diseñado y desarrollado. Está bien adaptado para servir como vehículo para nuestro espíritu y nuestra alma.

Con todo esto debemos mantener en mente que el cuerpo físico es el vehículo diseñado por el Señor para enseñarnos obediencia humilde a Dios. Aunque somos hijos de Dios, fuimos hechos un poco menores a los ángeles. Estamos buscando existir y aprender los caminos del Señor mientras estamos aprisionados en esta forma animal ridícula. Como dijo el Señor, “La carne no vale para nada”.

Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Si obedecemos al Señor, el día llegará en que nuestro cuerpo sea redimido de la muerte y lleno con el Espíritu de Dios. Entonces será una parte integral de la nueva Jerusalén. Mientras tanto, está dejando de existir con sus apetitos y lujurias.

“Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos”; así es, y Dios los destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. (1 Corintios 6:13—NVI)

Nuestro cuerpo está muerto debido al pecado, pero si seguimos al Señor, Él lo resucitara cuando regrese. No le debemos a nuestro cuerpo pecador y muerto volvernos esclavos de sus apetitos y lujurias. Si continuamos sometiendo nuestro cuerpo a la disciplina del Espíritu Santo, entraremos a la vida eterna. Si no lo hacemos, mataremos nuestra propia resurrección, la resurrección que es hacia la vida en la Presencia del Señor.

Actuamos con sabiduría cuando cuidamos de nuestros cuerpos apropiadamente, poniendo atención a la dieta, al ejercicio y a un equilibrio razonable entre el trabajo y el descanso. Si no lo hacemos, pronto estaremos viviendo en debilidad y dolor debido a nuestra falta de moderación y auto control.

Hay ocasiones en que la gente—aun creyentes—le ponen atención innecesaria a su salud y a su cuerpo físico. El cuerpo se vuelve su ídolo. Demasiada atención se pone en fortalecer el cuerpo o en vitaminas y alimentos saludables. La apariencia física y la salud ocupan el primer lugar en importancia en lugar del servicio al Señor.

Quizá sea cierto que el exhibicionismo y el narcisismo estén relacionados al énfasis exagerado en el físico y en la salud. El narcisismo es la admiración excesiva de uno mismo. El exhibicionismo es el deseo de exhibirse uno mismo (a veces indecentemente) de tal manera que se atrae la atención. Es una fascinación impura de nuestro cuerpo y el deseo de mostrar nuestro físico a otros.

El interés excesivo en la salud y en el físico, el narcisismo y el exhibicionismo son alimentos ofrecidos a los ídolos.

El feminismo, el trasvestismo. El feminismo, el deseo de las mujeres por cumplir el papel del hombre en varias áreas de la vida, es un factor muy importante en las naciones democráticas. En algunos países del mundo, las mujeres son tratadas como ganado. En otros, ellas son jueces y líderes del gobierno. Nunca es correcto tratar a una mujer como un animal que se posee. Tampoco es comúnmente deseable que mujeres gobiernen sobre los hombres.

¿Por qué Satanás pone en las mujeres el deseo de ser hombres, y en los hombres el deseo de ser mujeres? ¿Acaso Satanás está simplemente actuando rencorosamente hacia Dios?

Nuestro punto de vista es que los intentos actuales de distorsionar los roles del hombre y de la mujer son el intento de Satanás para evitar el nacimiento de niños. Pablo dice que la mujer se salvará siendo madre. Ninguna persona puede entrar al Reino de Dios hasta que primero él o ella haya nacido de una mujer. Por esto, la mujer tiene un papel extremadamente importante en el Reino de Dios—el de parir a sus miembros.

Satanás está decidido a evitar el nacimiento de los niños y su crecimiento en el conocimiento del Señor. Esto es especialmente verdad ya que en estos días, Dios está haciendo surgir personas que tendrán los primeros rangos en Su Reino. ¡Está próxima una generación de Josué! Muchos de los que son los últimos en el tiempo están destinados a ser los primeros en el Reino de Dios.

El homosexualismo, el lesbianismo, el aborto, la perversión sexual, el abuso sexual, el feminismo—todos evitan o tienden a evitar el nacimiento de niños o su crecimiento en el conocimiento del Señor.

El trasvestismo, que hombres usen ropa de mujer y mujeres usen ropa de hombre, el hombre femenino y la mujer masculina, son los esfuerzos de Satanás por cambiar los papeles que Dios ha definido para el hombre y la mujer. ¿Cuál es el resultado neto? Se evita el nacimiento y el entrenamiento de niños en la disciplina e instrucción del Señor.

Qué bendición es el hogar donde el padre es un hombre de Dios que gobierna el hogar en la Presencia del Señor, y la madre es una mujer de Dios que ama y nutre a los niños según la Palabra de Dios. Los niños que son criados de esta manera son de valor eterno en el Reino de Dios.

Nuestra generación se ha vuelto tan corrupta que aparentemente existen pocos hogares como este. Nuestra época es, como dice Pablo, “la crisis actual” (1 Corintios 7:26). Sabiendo que la vida actual está dejando de existir, oremos de noche y de día para que el Señor salve a nuestras familias a Su Reino eterno.

El atardecer del Día del Señor está llegando a su fin. El glorioso día de la eternidad está próxima, la era sin fin en la que cada día será más maravilloso, más lleno de alegría que el día anterior.

Los ídolos, los dioses-demonio, pronto dejarán de existir. Por esto, evitemos tener algo que ver con ellos. Mejor busquemos continuamente a nuestro Señor Jesús quien por medio de Su propia Virtud y sabiduría nos ayudará a vencer los ídolos y a entrar a Su Presencia con la plenitud de gozo.

El Valle de Acor

Cuando nos damos cuenta de que estamos tomando parte de aquello que ha sido ofrecido a los dioses-demonio, ¿qué debemos hacer?

En la historia de Acán, el perturbador de Israel, Dios nos ha dado un ejemplo que nos ayudará.

Sin embargo, los israelitas desobedecieron al Señor conservando lo que él había decidido que fuera destinado a la destrucción, pues Acán hijo de Carmí, nieto de Zabdí y bisnieto de Zera, guardó para sí parte del botín que Dios había destinado al exterminio. Este hombre de la tribu de Judá provocó la ira del Señor contra los israelitas. (Josué 7:1—NVI)

Cuando practicamos los comportamientos que gratifican a los dioses-demonio, a los ídolos, estamos “conservando lo que Él había decidido que fuera destinado a la destrucción”.

Cuando tomamos parte de aquello que ha sido destinado a la destrucción por el Señor, ocasionamos que Israel sea derrotado en la batalla. No sólo nos derrotamos a nosotros mismos sino también a todos los que están asociados con nosotros. Le hemos dado lugar a Satanás.

El ejército israelita sufrió treinta y seis bajas, y fue perseguido desde la puerta de la ciudad hasta las canteras. Allí, en una pendiente, fueron vencidos. Como resultado, todo el pueblo se acobardó y se llenó de miedo. (Josué 7:5—NVI)

A veces, la primera indicación que tenemos de que existe un problema en nuestra vida Cristiana es que comenzamos a perder nuestra paz y comenzamos a sufrir derrotas. Algo parece estar fuera de sintonía en nuestra comunión con el Señor. No siempre es obvio para nosotros dónde yace la culpa. Todo lo que sabemos es que no estamos en nuestra mejor forma espiritualmente y que nuestras circunstancias están aumentando la incomodidad.

No debemos quedarnos atrás sintiéndonos condenados y deprimidos. Debemos ir al Señor para averiguar cuál es el problema. En algunos casos, el sentimiento de derrota es un ataque del enemigo y debemos resistirlo vigorosamente con fe, ordenándole que se aleje. En otras ocasiones, es una indicación de que algo de lo que estamos haciendo no está agradando a Dios.

Y el SEÑOR le contestó:—¡Levántate! ¿Qué haces allí postrado? Los israelitas han pecado y violado la alianza que concerté con ellos. Se han apropiado del botín de guerra que debía ser destruido y lo han escondido entre sus posesiones. (Josué 7:10, 11—NVI)

El “alimento sacrificado a los ídolos” en este caso es la codicia. La codicia es idolatría. El amor al dinero es la raíz de toda clase de maldades.

Cuando descubrimos cual es el problema debemos volvernos al Señor renovando intensamente nuestros votos de santidad y consagración.

¡Levántate! ¡Purifica al pueblo! Diles que se consagren para presentarse ante mí mañana, y que yo, el SEÑOR, Dios de Israel, declaro: “¡La destrucción está en medio de ti, Israel! No podrás resistir a tus enemigos hasta que hayas quitado el oprobio que está en el pueblo”. (Josué 7:13—NVI)

Si volvemos al Señor, Él nos mostrará dónde necesitamos ser liberados.

Mañana por la mañana se presentarán por tribus. La tribu que yo señale por suertes presentará a sus clanes; el clan que el Señor señale presentará a sus familias; y la familia que el Señor señale presentará a sus varones. (Josué 7:14—NVI)

Debemos prepararnos a nosotros mismos para que todas nuestras imaginaciones, todos nuestros motivos, todas nuestras palabras y acciones sean llevadas ante el Señor para que Él los examine. Pensar en que nuestra personalidad sea expuesta de tal manera quizá nos atemorice pero se tiene que hacer. A Satanás le encantan las tinieblas. Este es su medio ambiente. El santo corre hacia la luz para que toda su personalidad y todo su comportamiento puedan ser examinados por el Señor.

El que sea sorprendido en posesión del botín de guerra destinado a la destrucción será quemado junto con su familia y sus posesiones, pues ha violado el pacto del SEÑOR y ha causado el oprobio a Israel. (Josué 7:15—NVI)

Debemos estar listos para aceptar el bautismo con fuego. Dios no trata el pecado con suavidad.

La liberación del pecado no es posible hasta que primero tomemos una firme resolución a ser purgados de la impureza.

En nuestros días se habla mucho sobre la liberación. Esto es bueno. Existen ministerios de liberación que ayudan y alientan a los santos. Durante muchos años, nosotros mismos hemos estado practicando la liberación, particularmente la liberación moral. Hemos encontrado que el factor clave en tanto la liberación moral como física es la voluntad del creyente.

El creyente no puede liberarse a sí mismo ni moralmente ni físicamente, aunque use toda su fuerza de voluntad. Por otro lado, si no existe una firme determinación de ser liberado entonces no puede haber curación permanente. Tanto la liberación física como la moral no son efectivas si el individuo no desea con toda firmeza, con toda su fuerza de voluntad y con toda la integridad que pueda reunir ser liberado y permanecer liberado.

Quizá se perciban beneficios de permanecer atado, tanto físicamente como espiritualmente. A veces las personas siguen sumiéndose en sus discapacidades porque obliga a la gente sana a atenderlos. Hasta que el creyente rechace todo esto y haya resuelto que no quiere tener nada que ver con ninguna atadura, física ni moral, no habrá ninguna liberación duradera.

No existe ninguna manera para curarnos a nosotros mismos físicamente por nuestra propia voluntad. Debemos combinar nuestro deseo de ser sanados con la espera paciente en el Señor hasta que Él nos provea con la sanidad. Sólo porque alguien está enfermo no es indicación de que a él o a ella le falte fe o que desee estar enfermo.

En lo que respecta a la liberación moral, existen muchas cosas que hacemos que simplemente podemos dejar de hacer. No tenemos que esperar que nos caiga un rayo para ser liberados. En muchos casos, si resistimos al diablo él huirá de nosotros. ¡Debemos dejar de pecar! Conforme clamemos al Señor, Él nos ayudará a hacer precisamente eso.

Vuelvan a su sano juicio, como conviene, y dejen de pecar. En efecto, hay algunos de ustedes que no tienen conocimiento de Dios; para vergüenza de ustedes lo digo. (1 Corintios 15:34—NVI)

Nosotros debemos “volver a nuestro sano juicio”. Debemos ser diligentes en el asunto de la liberación del pecado moral. Debemos levantarnos “muy de madrugada” y asegurarnos que cualquier rastro del enemigo haya sido quitado de nosotros.

Al día siguiente, muy de madrugada, Josué mandó llamar, una por una, las tribus de Israel; y la suerte cayó sobre Judá. (Josué 7:16—NVI)

Uno de los aspectos más importantes de la liberación moral es una declaración clara y bien definida de lo que nos mantiene atados. Es de poco beneficio pedirle al Señor que quite de nosotros todo pecado. Nosotros debemos especificarle exactamente lo que el Espíritu Santo nos ha revelado, precisamente lo que ha llamado a nuestra atención.

Es mejor que discutamos nuestro problema como pecado. Muchos de los “alimentos ofrecidos a los ídolos” pueden considerarse como problemas psicológicos. Frecuentemente, esta actitud es de ayuda para alentar al individuo a que siga a través de su problema sin sentir demasiada condenación o sin ser demasiado espirituales. Sin embargo, es bueno tener presente que las practicas malignas tienen sus complementos endemoniados. Cuando las denunciamos como lo que son, como pecado, el juicio Divino viene a nuestra asistencia.

La autoridad de la sangre liberadora de Cristo y la sabiduría y el poder del Espíritu Santo perdonan nuestro comportamiento y atan y quitan los agentes que están intensificando nuestros problemas psicológicos.

Entonces Josué le interpeló:—Hijo mío, honra y alaba al SEÑOR, Dios de Israel. Cuéntame lo que has hecho. ¡No me ocultes nada! (Josué 7: 19—NVI)

Nosotros le damos la gloria a Dios cuando confesamos claramente y con distinción nuestros pecados, generalmente sólo a Dios. Sin embargo, frecuentemente es de ayuda compartir nuestras preocupaciones con Cristianos devotos ya que orarán con nosotros sin chismear sobre lo que les ha sido confesado. Sería prudente no cruzar géneros cuando hagamos esto. Más de un matrimonio se ha separado debido a que el esposo se involucró en los problemas emocionales de otra mujer y decidió ayudarla divorciándose de su propia esposa y casándose con la persona perturbada. A excepción de en el caso de esposo y esposa, los hombres deberían confesar sus necesidades a hombres y las mujeres a mujeres.

Acán le replicó:—Es cierto que he pecado contra el SEÑOR, Dios de Israel. Esta es mi falta: (Josué 7:20—NVI)

La confesión clara y concisa es necesaria si vamos a obtener liberación moral. Acán no le echó la culpa a nadie más, como lo hicieron Adán y Eva. Acán, el “perturbador de Israel” declaró que había pecado contra el Señor Dios de Israel por tomar las cosas que habían sido prohibidas por el Señor.

Frecuentemente, los ídolos principales de nuestra personalidad están escondidos. Necesitamos discernimiento para encontrar la sede de Satanás.

En seguida, Josué envió a unos mensajeros, los cuales fueron corriendo a la carpa de Acán. Allí encontraron todo lo que Acán había escondido. (Josué 7:22—NVI)

Una vez que se haya hecho una confesión clara y especifica con respecto a nuestras acciones, a las cosas que hemos hecho, entonces podemos encontrar los agentes escondidos que están influenciando nuestra conducta—los mensajeros de Satanás que están encontrando puertas abiertas en nuestra personalidad.

El problema y su raíz deben ser “presentados al Señor”.

Lo recogieron y se lo llevaron a Josué y a los israelitas, quienes se lo presentaron al SEÑOR. (Josué 7:23—NVI)

A veces nuestros pecados son revelados antes de nuestra muerte. En otras ocasiones, nuestros pecados pasan con nosotros al reino espiritual cuando morimos.

Los pecados de algunos son evidentes aun antes de ser investigados, mientras que los pecados de otros se descubren después. (1 Timoteo 5:24—NVI)

Es terriblemente vergonzoso que todos se enteren de lo que ha sido ocultado en nuestra personalidad. ¡Pero esto es mejor a que perezcamos teniéndolo todavía escondido! El Apóstol Pablo le ordenó a Timoteo que reprendiera públicamente a los pecadores para que otros temieran cometer el mismo pecado. Ciertamente necesitamos mucho dominio y mucha sabiduría antes de recitar abiertamente los pecados de alguien. Pero sí hay ocasiones cuando esto es mejor para el individuo y para la congregación.

Después de que el pecado ha sido confesado debemos llevarlo al “Valle de Acor”. El Valle de Acor es el lugar de la “desgracia”. Todos los alimentos ofrecidos a los ídolos nos perturban, evitando que Dios encuentre reposo en nosotros y que nosotros encontremos reposo en Dios.

Debemos llevar el pecado, y todo lo que está asociado con él en nuestra mente, en nuestra boca y en nuestras acciones, al lugar de juicio. Si no lo hacemos, si dejamos el más mínimo rastro de idolatría, este crecerá hasta ser una fuerza poderosa que a final de cuentas logrará que perdamos nuestra corona. Dios quiere que el pecado sea eliminado totalmente de nosotros.

Observa como no solamente Acán, el pecador, fue llevado a juicio sino también toda su familia y todas sus posesiones. Cuando pecamos afectamos no sólo a nosotros mismos sino también a nuestros seres queridos.

Y Josué y todos los israelitas tomaron a Acán, bisnieto de Zera, y lo llevaron al valle de Acor, junto con la plata, el manto y el oro; también llevaron a sus hijos, sus hijas, el ganado, su carpa y todas sus posesiones. Cuando llegaron al valle de Acor, (Josué 7:24—NVI)

¿Qué sucede en el Valle de la Desgracia? Israel mata el pecado y luego lo quema con el fuego de Dios.

Josué exclamó:—¿Por qué has traído esta desgracia sobre nosotros? ¡Que el SENOR haga caer sobre ti esa misma desgracia! Entonces todos los israelitas apedrearon a Acán y a los suyos, y los quemaron. (Josué 7:25—NVI)

Pablo nos ordena que demos muerte a nuestro pecado.

Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. (Romanos 8:13—NVI)

Mateo nos informa que el Señor está listo para bautizarnos con el fuego del juicio Divino, poniendo el hacha hasta la raíz del árbol, quitando toda la paja de la era de nuestra personalidad.

Tiene el rastrillo en la mano y limpiará su era, recogiendo el trigo en su granero; la paja, en cambio, la quemará con fuego que nunca se apagará. (Mateo 3:12—NVI)

Después, la ira del Señor se alejará de nosotros.

Luego colocaron sobre ellos un gran montón de piedras que sigue en pie hasta el día de hoy. Por eso aquel lugar se llama valle de Acor. Así aplacó el SEÑOR el ardor de su ira. (Josué 7:26—NVI)

Ahora estamos listos para proseguir a nuestra siguiente victoria.

El SEÑOR exhortó a Josué: “¡No tengas miedo ni te acobardes! Toma contigo a todo el ejército, y ataquen la ciudad de Hai. Yo les daré la victoria sobre su rey y su ejército, se apropiarán de su ciudad y de todo el territorio que la rodea. (Josué 8:1—NVI)

No podemos recibir este consuelo y esta seguridad de victoria del Señor hasta que Su ira se haya calmado.

SEÑOR, yo te alabaré aunque te hayas enojado conmigo. Tu ira se ha calmado, y me has dado consuelo. (Isaías 12:1—NVI)

Calmamos la ira del Señor cuando confesamos específicamente nuestros pecados conforme estos nos son revelados. Nos arrepentimos y luego diligentemente les damos muerte decidiendo con una firme resolución a ¡nunca, nunca, nunca volver hacer tal cosa!

Entonces, el Señor es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados mediante la sangre expiatoria del Señor Jesús y para purificarnos de toda injusticia. El fuego Divino del juicio de Dios quema el ídolo, asignándolo al Lago de Fuego donde quienes se rehusen a alejarse de él estarán en tormento eterno. En nuestra mente, nosotros debemos colocar un montón de piedras sobre el pecado, reconociendo que esta parte en particular de nuestra personalidad ha sufrido el juicio eterno de Dios.

Conforme pasa el proceso del juicio, el Señor nos consuela y nuestra comunión con el Padre es fortalecida continuamente.

Nunca estamos completamente libres del pecado hasta que nos enfrentamos a ella con la firme determinación que Israel usó contra Acán. Se debe dar muerte al pecado y a todos los miembros de su familia y deben ser quemados sin piedad. Sólo entonces somos puestos en libertad.

Algunos individuos quizá se refieran a los diversos “alimentos” que estamos mencionando como pasatiempos inofensivos e inocentes que la persona común hace, ya sea o no un creyente. Quizá continúen tomando de las delicias de los demonios. Si ellos continúan resistiendo el consejo de Dios, ellos enfrentarán a un Cristo enojado que exigirá saber cómo pasaron los días que se les asignaron sobre la tierra.

Pero tu y yo huiremos de estas “vírgenes insensatas” porque nosotros estamos buscando la ciudad de cimientos sólidos—buscándola con toda la fuerza de nuestra personalidad, de noche y de día, los siete días de la semana hasta que perezcamos. Trabajaremos en las obras de Dios hasta que pasemos al siguiente mundo, de tal manera que nuestro trabajo y nuestra vida sobre la tierra concluyan al mismo tiempo. Tomamos en serio nuestro servicio al Señor y no tenemos tiempo para los pasatiempos de la multitud de Cristianos descuidados de la civilización occidental que andan vagando en su tibieza, adorando a sus mascotas, trabajando en sus autos antiguos, coleccionando sus timbres, y así malgastando su tiempo, esperando que Dios les presente la vida eterna sobre una bandeja.

Se acercan los días del juicio para las civilizaciones occidentales. Los Judíos han tenido su holocausto y sus problemas aun no han terminado. Ahora es tiempo para el holocausto de los Gentiles, y los Cristianos no serán quitados de los problemas que están por caer. Si somos sabios, nos prepararemos para el juicio Divino que pronto caerá manteniéndonos en oración y buscando la Presencia del Señor.

El hombre le permitió a Satanás que entrara al Paraíso. Ahora, el hombre, con la asistencia indispensable del Señor Jesucristo, debe ser el que aleje a Satanás del Paraíso.

El programa del juicio y de la liberación debe continuar en nuestra personalidad y comportamiento hasta que ya no tomemos parte de ningún alimento que sea ofrecido a los ídolos, a los dioses-demonio.

(“Alimentos Sacrificados a los Ídolos”, 4322-1)

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